viernes, 21 de noviembre de 2008

La escultura ibérica

Desde 1830 en que aparecieron los primeros hallazgos ibéricos en el Cerro de los Santos, en Montealegre del Castillo (Albacete), hasta la actualidad, los avances producidos en torno al estudio del arte ibérico han sido enormes. Sin embargo, tengo la impresión que el ritmo de los mismos ha sido bastante desigual, y no ha sido hasta los hallazgos producidos en los últimos cuarenta años (Dama de Baza, monumento de Pozo Moro o esculturas de Porcuna) en que el arte ibérico ha obtenido un reconocimiento mayor y ocupa un lugar más digno acorde con la importancia del mismo.

Dama de Elche (s. V aC), Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Aún teniendo en cuenta lo anterior, el interés por el arte ibérico viene de antiguo, y ya en 1895 el Museo Arqueológico Nacional de Madrid inauguró una sala de arte ibérico con las esculturas procedentes del Cerro de los Santos. Y nueve años después, en 1904 fue el Museo del Louvre de París el que hizo lo propio, teniendo como gran estrella de la misma a la famosa Dama de Elche, por entonces en propiedad del museo parisino. La apertura de esa sala puede considerarse como el reconocimiento oficial de la comunidad internacional de la importancia del arte ibérico.


Det. tumba de Pozo Moro (s. V aC), Museo Arqueológico Nacional, Madrid

No fue suficiente, sin embargo, para que el arte ibérico gozara de un mayor reconocimiento y aprecio popular fuera de España; no terminaba de llegar al gran público, y parecía estar considerado como una cultura periférica y atrasada en comparación con sus contemporáneos griegos y romanos. No ocurría lo mismo, sin embargo, con otras culturas de características parecidas a ella, como la etrusca y la micénica, que gozaban de mucha más popularidad y a las que poco o nada tiene que envidiar la ibérica. Ese panorama empezó a cambiar a partir de 1997. Ese año, coincidiendo con el centenario del descubrimiento de la Dama de Elche, el Grand Palais de París albergó una gran exposición en torno al arte ibérico, que luego fue vista en Barcelona y Bonn. En ella se exhibieron 350 piezas, entre las que no estaba la Dama de Elche, y dio a conocer al gran público un arte que muchos desconocían y a los que sorprendió muy gratamente. Sin duda, fue la merecida consagración popular del arte ibérico, y también de la escultura, que es la expresión más brillante de esta cultura.


El estudio de la escultura ibérica presenta algunos problemas como el de la datación cronológica, aunque actualmente los investigadores se inclinan por situar sus inicios en torno al siglo VI aC. En ella se percibe una doble influencia. La más antigua es de carácter orientalizante, e inspirada por los colonos fenicios que llegaron a las costas de la Península Ibérica. Se observa en la producción de figuras de animales, entre los que destacan los relieves de la tumba monumental hallada en Pozo Moro.



Tumba monumental de Pozo Moro (s. V aC), Museo Arqueológico Nacional, Madrid


La influencia griega es mucho más importante que la anterior, y se deja notar a partir del siglo V aC, y fruto de ellas son las obras más importantes y conocidas de la escultura ibérica, como la propia Dama de Elche, la Dama de Baza, o la Bicha de Balazote. La destreza con que los artistas trabajan la piedra arenisca o caliza hace pensar que pudieran ser obras de artistas formados por los griegos llegados a la Península, y fieles a las enseñanzas recibidas (L. Abad y M. Bendala, El arte ibérico. Colecc. Historia del Arte de Historia 16, núm. 8).


La mayoría de las esculturas han aparecido en santuarios, y debían tener un carácter religioso, funerario o como exvoto. En su mayoría representan guerreros, animales, seres fantásticos y figuras femeninas.

Guerrero de Osuna, relieve (s. III aC) Museo Arqueológico Nacional, Madrid

Una sociedad guerrera y aristocrática como la ibera, encontró en la iconografía de la guerra uno de los temas preferidos para la plástica. Las esculturas y relieves encontradas representan guerreros que combaten entre sí protegidos por corazas, escudos, cascos y portando armas. De entre las numerosas obras con esta temática, destacan por su interés y calidad el conjunto de guerreros aparecidos en Porcuna (Jaén) entre 1975 y 1979. A pesar de que la mayoría de ellas habían sido destruídas de manera intencionada, el paciente trabajo de los arqueólogos y restauradores ha permitido recomponer un conjunto escultórico de una complejidad desconocida hasta entonces en el arte ibérico y que Bendala y Abad (op. cit) atribuyen a un taller de un escultor griego afincado en la zona y que recuerdan a las figuras de bulto redondo que decoraban monumentos como el templo de Zeus en Olimpia, o el de Afaia en Egina. En ellas es encomiable el trabajo realizado en las anatomías, la musculatura y el movimiento de las figuras, así como el detallismo con que se reproducen vestiduras y armamento.





Escultura de un guerrero al pie de su caballo, de Porcuna (s. V aC) Museo Prov. Jaén


Los animales tuvieron un gran protagonismo en la plástica ibera. Los más abundantes son los caballos, que aparecen en Elche y Cerro de los Santos, pero sobre todo en el santuario de Cigarralejo, dedicado a una divinidad que tenía a este animal como atributo y en cuyo honor se despositó una enorme cantidad de caballos de piedra, bronce o cerámica durante varios siglos. Muchos de ellos presentan un marcado preciosismo, y gusto por el detalle.


Entre las muestras escultóricas, donde es más fácilmente detectable la influencia griega, están las esfinges, de las que hay varias muestras. Al igual que los griegos, los iberos debían ver en estas figuras fantásticas unos seres benéficos, protectores de las tumbas y seguramente portadores también de las almas al más allá. De todas ellas, la obra maestra es la denominada popularmente como Bicha de Balazote, un toro androcéfalo esculpido en caliza grisácea, que presenta rasgos propios de la escultura griega del período arcáico. Su pertenencia a un monumento funerario parece indudable, y al parecer es una representación que hay que relacionar con una vieja tradición griega que equipara el toro a la fecundidad, y que los griegos utilizaban como representación alegórica de los ríos, en especial del Aqueloo. Con esta función aparece el Aqueloo en tumbas etruscas y con el mismo sentido debió concebirse la Bicha de Balazote.




Bicha de Balazote (s. VI aC) Museo Arqueológico Nacional, Madrid



En cuanto a las figuras femeninas, como las famosas Damas de Elche y Baza, probablemente constituyan las más conocidas y las más delicadas producciones de la escultura ibérica. Sobre la de Elche se ha discutido mucho sobre qué puede representar, aunque probablemente se tratase de una diosa, igual que la de Baza, que no ofrece tantas dudas. Lorenzo Abad, Encarnación Ruano y otros importantes especialistas, afirman que se trata de una diosa, porque el trono en que está sentada, con alas y garras de león, y la paloma que sostiene en su mano, así lo atestiguan.

Dama de Baza (s. IV aC) Museo Arqueológico Nacional, Madrid



Sigue de cerca prototipos conocidos del mundo griego de diosas infernales, como Perséfone. Junto al gusto por el detalle, cabe señalar la conservación de una rica policromía. Sirvió de urna funeraria.

Un breve resumen de la escultura ibérica lo podeis encontrar aquí. Y una de las mejores páginas dedicadas al mundo ibérico en internet es la de Contestania.

Para comprender mejor las relaciones entre la escultura ibérica y el mundo griego, hay un buen trabajo del profesor Blázquez, titulado "Arte ibérico y arte tracio", que además podeis descargar en pdf. Para profundizar más en el conocimiento de la escultura ibérica, os recomiendo esta página de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid.

Para aproximarnos a los orígenes de las investigaciones sobre el arte ibérico, este enlace puede resultar de utilidad.

Y por supuesto, los museos españoles con fondos ibéricos proporcionan tanto información como imágenes de sus fondos, como el Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo, Museo Provincial de Jaén, Museo Arqueológico Nacional de Madrid, Museo de Albacete,

Por último, os dejo aquí una presentación de mi cosecha sobre el arte ibérico, con algunas de las piezas más representativas.


Arte De Los Iberos


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1 comentario:

Gild dijo...

A mi lo que más me gustó del arte ibero fueron los caballitos pequeñitos ^^

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