lunes, 4 de mayo de 2015

PEDRO ROLDÁN: Retablo Mayor del Hospital de la Caridad, Sevilla

SIMÓN DE PINEDA y PEDRO ROLDÁN
Retablo Mayor Hospital de la Caridad, Sevilla
La gran eclosión del barroco sevillano se produce durante la segunda mitad del siglo XVII, a partir del momento en que empieza a sentirse lejano el magisterio ejercido en los años precedentes por Juan Martínez Montañés. Desaparecen los últimos ecos del manierismo y se apodera de las esculturas un realismo más expresivo y dinámico, un mayor efectismo dramático, más acorde si cabe con la teatralidad propia del barroco. En ese ambiente se erige como gran triunfador el sevillano Pedro Roldán, sin duda la gran figura del momento, lo que se entiende fácilmente al admirar algunas de sus obras más afortunadas, como el Retablo Mayor del Hospital de la Caridad de Sevilla. 

Pedro Roldán (1624-1699) nació en Sevilla, aunque su formación como artista la hizo en Granada, en el taller de Alonso de Mena, donde permaneció hasta el fallecimiento de su maestro en 1646. Ese año lo encontramos de vuelta en la ciudad del Guadalquivir, donde pronto empieza a relacionarse con los artistas más importantes de la ciudad, entre los que se encuentran los pintores Juan de Valdés Leal y Bartolomé Esteban Murillo, con los que va a colaborar en el desarrollo del curioso programa iconográfico que les encarga el caballero D. Miguel de Mañara para este hospital sevillano.

PEDRO ROLDÁN. Entierro de Cristo
Hospital de la Caridad, Sevilla
D. Miguel de Mañara era un rico comerciante sevillano, educado en un ambiente caballeresco y despreocupado. La muerte de su esposa en 1661 va a sumirle en una profunda crisis espiritual que le va a llevar a replantearse por completo su vida, y buscar refugio en la religión. Fue ese el motivo que le hizo ingresar en la Hermandad de la Santa Caridad, una antigua institución de la ciudad que se remonta hasta la Edad Media y que se dedicaba a socorrer a los pobres y enterrar a los condenados y ahogados del Guadalquivir, cuyos cuerpos nadie reclamaba. Al poco tiempo le designaron como Hermano Mayor y acometió una reforma profunda de la Hermandad, redactando nuevas reglas y encargando la construcción de la iglesia de San Jorge y el Hospital, para lo que no dudó en recurrir a los artistas más prestigiosos que había en Sevilla. Para la construcción del templo eligió a Pedro Sánchez Falconete, y para las labores de pintura y decoración interior a Murillo, Valdés Leal y Pedro Roldán.

Mañara tuvo desde el principio muy claro el programa iconográfico que deseaba trasladar al interior del templo, y que se sustentaba en tres pilares. El primer mensaje lo encontramos  a los pies de la iglesia, en los dos lienzos de Valdés Leal, In Icti Oculi y Fini Gloriae Mundi, que nos avisan de la fugacidad de la vida y de lo vano que resulta acumular riquezas o glorias en esta vida, en lugar de prepararnos para salvar el alma. A lo largo de la nave, diferentes pinturas de Murillo, de las que sólo queda in situ Santa Isabel de Hungría curando a los tiñosos, reflejaban cuáles eran los fines humanitarios de la Hermandad de atender y socorrer a los más desfavorecidos. Este camino que enseñaba a los  hermanos cómo alcanzar el cielo culmina en el monumental retablo, trazado por Simón de Pineda, que preside el altar, sobre el que aparecen repartidas por sus calles diferentes figuras salidas de la mano de Roldán, como San Roque, santo protector de las enfermedades; San Jorge, el santo titular de la iglesia; en el ático las figuras de la Fe, la Esperanza y la Caridad, las tres virtudes teologales; y varias parejas de niños atlantes sosteniendo las columnas que separan las calles y que proporcionan unas gotas de dulzura al sobrecogedor conjunto.

PEDRO ROLDÁN. Entierro de Cristo (detalle). Hospital de la Caridad, Sevilla
El cuerpo central ocupa El entierro de Cristo, de Pedro Roldán, recordando que la misión encomendada a los  hermanos era la de enterrar a los ajusticiados, igual que se hizo con Jesús. La escena es una composición de gran complejidad por los diferentes planos y posturas, pero que Roldán resuelve de manera sobresaliente. A pesar del gran número de figuras, al disponerlas en torno al cuerpo yacente de Cristo, el tema principal se muestra con claridad. En un extremo, José de Arimatea sostiene el cuerpo de Jesús; en el otro, Nicodemus abraza y besa de manera teatral los pies del Maestro. En el centro, la figura de San Juan ayuda a envolver el cuerpo en el sudario. Tras ellos, en un segundo plano, las figuras femeninas de las Tres Marías conteniendo los gestos de dolor. La disposición se corresponde con las reglas de la Hermandad, que establecían que los hermanos debían recoger el cuerpo de los ajusticiados del mismo modo que lo habían hecho los Santos Varones con el de Cristo. Tras estas figuras aún es posible ver otras dos, las de dos sirvientes soportando el peso enorme de la losa que habría de sellar la sepultura y que oculta casi por completo a uno de ellos.

PEDRO ROLDÁN. Entierro de Cristo (detalle). Hospital de la Caridad, Sevilla

El fondo del grupo lo conforma un bajorrelieve con el Monte Calvario, donde aún puede verse la escalera apoyada sobre la cruz de Cristo ya vacía, y a los otros dos condenados sobre sus cruces. Sobre una de ellas un operario sube por otra escalera y se dispone a bajar a uno de los ladrones. La escenografía teatral del conjunto crea la sensación de un espacio más profundo y dilatado, casi al punto de hacerlo parecer real. A ello no fue ajena la excelente policromía que aplicó el propio Valdés Leal.

Todas las esculturas destacan por la calidad del modelado y el sentido del volumen a través de los juegos de claroscuro, especialmente en el tratamiento de los ropajes. Roldán despliega en ellas una gran libertad de formas y, sobre todo, un dinamismo muy expresivo, que captamos no sólo en los escorzos, acusados e incluso forzados en algún momento, sino también en el tratamiento barbas y cabellos movidos por el viento, en los que se perciben las maneras del flamenco José de Arce. Por todo ello no son pocos los que no tienen duda en calificar este retablo como el mejor de todo el barroco español.


BIBLIOGRAFÍA:

  • BERNALES BALLESTEROS, J., GARCÍA DE LA CONCHA, F. (1986): Imagineros andaluces de los Siglos de Oro. Barcelona: Editoriales Andaluzas Unidas
  • FERNÁNDEZ MEDINA, I., Y OTROS (2007): "Retablo Mayor de la Iglesia del Hospital de la Caridad. Investigación e intervención". En PH Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 62, pp. 20-43
  • MARTÍN HERNÁNDEZ, F. (1981): Miguel de Mañara. Sevilla: Universidad de Sevilla


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