La escultura griega solemos dividirla en diferentes períodos, atendiendo a un criterio tanto cronológico como estilístico.
Entre los siglos VII y VI aC, se desarrolló el llamado estilo arcáico. Las imágenes típicas de este período son el kurós y la koré. Son estatuas votivas, en las que el kurós aparece desnudo y pudiera representar a los atletas vencedores en los juegos. La koré (junto a estas líneas a la izquierda), por el contrario, se representa vestida y, para algunos historiadores, pudiera representar a las vencedoras en las arreforia, carreras nocturnas y misteriosas que se celebraban en un santuario subterráneo. En su rostro aparece la típica sonrisa arcáica, y la influencia egipcia es notable en la frontalidad y el hieratismo.
Durante los primeros cincuenta años del siglo V aC, se confirma y configura el cambio del estilo arcáico al clásico: las figuras desarrollan gestos humanos, pero no pierden la compostura divina, especialmente la calma, la serenidad clásica. A este período de transición es a lo que se llama estilo severo. Entre las obras más importantes del período encontramos el Auriga de Delfos (figura abajo a la derecha), el grupo de los Tiranicidas o el Zeus del tímpano del templo de Olimpia.
A partir del siglo V aC, se desarrolla lo que denominamos estilo clásico, en dos fases. Una primera que transcurre durante ese siglo, y que tiene en escultores como Mirón, Fidias y Policleto, a sus mejores exponentes. En la primera mitad del siglo IV aC, una segunda generación de escultores, formada por Praxíteles, Scopas y Lisipo continúan el trabajo de sus antecesores. Ahora es cuando se configuran los aspectos más genuinos del clasicismo griego: la búsqueda de la belleza ideal; el estudio del desnudo en el cuerpo humano; el naturalismo idealizado; la armonía, el equilibrio y la serenidad, como fuente de belleza física y espiritual. Para ello se valen de la representación de los dioses y atletas.
Todo ello se tradujo en la formulación de un canon de belleza ideal o regla de proporciones humanas. Para Policleto, el tamaño ideal del cuerpo humano era siete veces el tamaño de la cabeza como plasmó en el "Diadumenos", mientras que más tarde Lisipo lo alargó hasta ocho. Las esculturas ganaron en movimiento con recursos como el contraposto, el escorzo y el principio de diartrosis.
Apoxiomenos, de LISIPO
A partir de la segunda mitad del siglo IV aC, coincidiendo con la unificación de Grecia bajo el reino de Macedonia, primero con Filipo II y luego con su hijo Alejandro Magno, y hasta la conquista romana en el siglo I aC, se desarrolla el último período, el helenismo. En lugar de hablar de autores, aunque naturalmente que los hay y muy buenos, solemos hablar de centros escultóricos o escuelas. Los más importantes fueron cuatro: Atenas, Pérgamo, Alejandría y Rodas.
Durante el helenismo, se conjugan los elementos griegos con los orientales, de los pueblos conquistados por Alejandro Magno, especialmente Persia y Egipto. Desde el punto de vista de la escultura, el período presenta importantes novedades, ya que se confirman algunas de las propuestas de la segunda generación de escultores clásicos, sobre todo en lo relativo a la pérdida del punto de vista frontal y el aumento del dinamismo de las esculturas, puesto de manifiesto en el empleo de la línea serpentinata, en obras magistrales como el grupo de "Laooconte y sus hijos" (arriba a la izquierda). Es ésta, precisamente, otra de las novedades incorporadas, la aparición de grupos escultóricos complejos, frente a las esculturas aisladas que predominaban en el clasicismo.
Aquí os dejo una presentación con imágenes de algunas de las esculturas más representativas del arte griego.
Durante el helenismo, se conjugan los elementos griegos con los orientales, de los pueblos conquistados por Alejandro Magno, especialmente Persia y Egipto. Desde el punto de vista de la escultura, el período presenta importantes novedades, ya que se confirman algunas de las propuestas de la segunda generación de escultores clásicos, sobre todo en lo relativo a la pérdida del punto de vista frontal y el aumento del dinamismo de las esculturas, puesto de manifiesto en el empleo de la línea serpentinata, en obras magistrales como el grupo de "Laooconte y sus hijos" (arriba a la izquierda). Es ésta, precisamente, otra de las novedades incorporadas, la aparición de grupos escultóricos complejos, frente a las esculturas aisladas que predominaban en el clasicismo.
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2 comentarios:
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