martes, 15 de diciembre de 2009

La mezquita de Almonaster la Real, en Huelva

Almonaster la Real es un pequeño pueblo en la Sierra de Aracena. La carretera que nos conduce a él serpentea suavemente la montaña alternando entre dehesas de encinas, densos pinares, alcornoques, quejigos y castaños. En las zonas próximas a los cauces y riberas de los ríos y arroyos de la zona, creemos reconocer algunos chopos, fresnos y sauces. La comarca se nos muestra con una exuberancia y belleza que capta inmediatamente nuestra atención y nos sorprende como si fuera la primera vez que la viéramos. En esta ocasión acudo en primavera y los colores lucen espléndidos bajo la luz vibrante de mayo.

Alzándose por encima de su caserío blanco y encalado, en una loma que domina el pueblo, se divisa desde la distancia el castillo. La imagen de la maltrecha fortaleza, el caserío y la naturaleza que la rodea, conforma una estampa formidable. Sólo por ella merece la pena acercarse al lugar.

El viejo recinto amurallado alberga en su interior un auténtico tesoro arquitectónico: la mezquita de Almonaster la Real, construída probablemente durante la época de los Omeyas, a finales del siglo VIII y en los primeros años del siglo siguiente, en época de Abderramán III. Al- Munastyr, como la llamaron los pobladores bereberes que se instalaron allí tras la invasión musulmana, debió ser una villa de cierta importancia en la comarca, un iqlin; es decir, la población desde la cual se administraba militar y fiscalmente el territorio. La propia mezquita, erigida de nueva planta sobre una antigua iglesia visigoda, constituye una prueba en sí misma de esa importancia. Para su fábrica se empleó el aparejo toledano, la mampostería, el ladrillo y el tapial, así como algunos sillares graníticos en algunos de los ángulos.

Mezquita de Almonaster la Real (Huelva). Al fondo, en el centro de la quibla se abre el pequeño mihrab.


Su construcción se rigió por los cánones habituales de las mezquitas de sala hipóstila del período califal. Pueden apreciarse todavía, el diminuto patio (sahn) para las abluciones que en Almonaster presenta la singularidad de estar excavado en la propia roca. Al franquearlo, se accede al haram o sala de oraciones, compuesto por cinco naves que se orientan hacia el muro de la quibla. La planta deja apreciar la irregularidad de la sala, con una curiosa forma trapezoidal. En el centro de la quibla, se conserva el mihrab, aunque desprovisto de su revestimiento. Su pequeño tamaño es indicativo de su antigüedad. Tras la llegada de los cristianos en el siglo XIII se le cambió la orientación, se abrió un ábside donde se colocó el altar, se cegó el mihrab, y la mezquita se convirtió en la Ermita de la Concepción.

Las cinco naves del haram están separadas por arcos de herradura que descansan sobre columnas, levantadas a partir de pilares y capiteles reaprovechados de antiguas construcciones romanas y visigodas de los alrededores, por lo que no hay dos iguales.

En el exterior, el antiguo minarete desde el que el almuédano propagaría su voz sobre la serranía llamando a la oración, es hoy el campanario de la iglesia, donde las campanas realizan una función parecida.

Sus pequeñas dimensiones, las formas irregulares, toscas e irrepetidas de sus columnas, tan próximas entre sí, la austeridad y sobriedad de los materiales, la escasa iluminación y la desnudez del recinto, hacen que el lugar inspire una profunda espiritualidad que invita al recogimiento y la contemplación serena del edificio.

En la página de Arteguías podeis encontrar información sobre la mezquita y otros monumentos de la localidad, así como también en la web del Ayuntamiento de Almonaster.
Aquí os dejo una pequeña colección de fotografías que tuve ocasión de tomar durante mi visita.

8 comentarios:

Iván Saborido dijo...

Otro lugar idóneo para pasar un fin de semana explorando, lo apunto en mi agenda.

Un abrazo Gonzalo de tu camarero favorito.

Alfredo dijo...

Sencillo edificio, pero muy lindo. No lo había visto antes y ha sido una grata sorpresa. Gracias por descubrírmelo. Saludos, Alfredo.

Gonzalo Durán dijo...

Gracias a los dos por vuestros comentarios.
Iván, no sabes la alegría que me da encontrarme contigo aunque sea virtualmente y comprobar que tu pasión por el arte sigue intacta. Aunque, pensándolo bien,tampoco es poco el arte el de las caballas y sardinas que me haces disfrutar en los veranos.
Un abrazo muy sincero, y no dejes de visitarme.

Gonzalo González dijo...

La Sierra de Huelva es maravillosa, y este pueblo uno de sus mejores exponentes. Lleno de cuestas, el caserío se desparrama en una especie de valle guarecido por dos promontorios. A un lado la parroquia; al otro, la antigua mezquita. Desde arriba hay unas vistas magníficas.

Saludos cordiales!

Gonzalo Durán dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Gonzalo. Y cualquier momento es bueno para perderse unos días por allí.
Saludos, Gonzalo.

fonsado dijo...

Por las imágenes que muestras, un portento de espacio conseguido con materiales muy sencillos que, como señalas, desprende, inspira espiritualidad y recogimiento.

Una maravilla de blog en presentación y contenido. Enhorabuena. Saludos

Gonzalo Durán dijo...

Muchísimas gracias por tus palabras y me alegra que te guste. Saludos, Gonzalo

PACO HIDALGO dijo...

Estas navidades estaré muy cerquita, en Cortegana y volveré a disfrutarla. Desde Sevilla, te deseo unas felices fiestas y un mejor año nuevo. Un abrazo. Paco

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