lunes, 28 de diciembre de 2009

Centro de recepción de visitantes de la Cueva de El Soplao

JOSÉ RAMÓN SAIZ FOUZ / ALEJANDRA SAIZ VALENCIA. Centro de recepción de visitantes de la Cueva de El Soplao (2007). Cantabria



En el verano del 2005 se abrieron al público para su visita las cuevas de El Soplao, en Cantabria, una maravilla de la naturaleza capaz de fascinar a cualquiera por sus impresionantes formaciones geológicas de coladas, estalactitas y estalagmitas, aunque sin duda, las estrellas del conjunto son las formaciones excéntricas. Al contrario de las anteriores, éstas últimas no tienen eje por lo que, desafiando las más elementales leyes de la gravedad, son capaces de desarrollarse en cualquier dirección y forma. En El Soplao se reúne una cantidad de excéntricas muy superior a las que pueda haber en cualquier otra cavidad. Sorprenden muchas de ellas no sólo por sus formas caprichosas, sino también por su intenso color blanco, puro y resplandeciente.

Aunque las cuevas fueron una explotación minera durante el siglo XIX y buena parte del XX, el descubrimiento de las formaciones geológicas no se conoció hasta el año 1975, quince años después de haber cesado la actividad minera, gracias a la exploración llevada a cabo por espeleólogos cántabros. Durante años se dedicaron a investigarla y concienciar a las autoridades sobre la importancia del hallazgo, hasta su declaración como Monumento de la Naturaleza por el Parlamento de Cantabria y su posterior apertura a las visitas turísticas.


Entre los primeros visitantes que acudieron aquel verano me encontraba yo. Puede decirse que entonces las infraestructuras que acogían al visitante eran las mínimas: un pequeño recinto para la compra de las entradas y otro igual de pequeño donde se vendían algunos recuerdos. La entrada a la cueva se hacía a pie. Eso era todo.

Este último verano he acudido nuevamente, pero lo que allí me encontré es muy distinto. Durante estos años se ha construído un centro de recepción de visitantes, cuyo número se ha multiplicado de forma espectacular. En él se encuentran las dependencias donde se expiden las entradas, una enorme tienda con todo tipo de objetos de recuerdo, la cafetería y un andén de estación de tren con el cual se accede al interior de la gruta. Este último recrea aquellas viejas estaciones de tren de la época en que se extraía el mineral de las entrañas de la gruta.

El proyecto ha sido ejecutado por los arquitectos José Ramón Saiz Fouz y Alejandra Saiz Valencia, del estudio Quid Proyectos y Tasaciones, de Santander. Para buscar la integración y armonía de la arquitectura en el paisaje, los arquitectos han optado por la utilización de la piedra caliza y el hierro, que nos recuerda la historia minera de la cueva. Esa misma idea es la que persigue la estructura de las construcciones, donde se alternan las líneas horizontales del edificio principal con los grandes voladizos asimétricos que cubren la zona de la cafetería y que aprovechan la ladera de una montaña para intentar disimularse en el paisaje, aunque no lo consigan del todo.

El efecto conseguido es el de una tosca elegancia, a lo que contribuye notablemente la solución empleada en algunas de los paramentos, levantados a base de mallas metálicas que sostienen las piedras calizas. Sus formas coloridas e irregulares, encerradas de ese modo por la red, como una jaula, se antojan casi tanto una solución escultórica como arquitectónica, de un bello efecto visual.

La cafetería, rematada como se ha dicho por unos grandes voladizos asimétricos, y recubiertos enteramente de cristales ofrecen un espectacular mirador sobre el verde paisaje de la montaña cántabra. La vista se disfrutaría mejor con un mobiliario más cómodo y acogedor que el que tiene, funcional y anodino, y se suprimiera la zona de aparcamiento que contamina visualmente el panorama espectacular de los valles del Saja y del Nansa.

Para conocer el interior de la cueva, os dejo aquí un video y una serie de enlaces con la historia de El Soplao, fotografías de sus formaciones, y datos de interés por si alguno no la conoceis y teneis el deseo o la oportunidad de visitarla:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito paseo nos has puesto en este vídeo. Yo las visité hace dos años y me parecieron tan bonitas. Recordarlas ahora ha sido muy grato.
No recuerdo tanto los exteriores, pero la visita fue preciosa.
Feliz año
Teresa

Gonzalo Durán dijo...

Realmente son una maravilla. Gracias y feliz año.

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