El siglo XIX es un período de cambios y transformaciones profundas, en todo, en la política, en la sociedad, en la economía, y también, como no podía ser de otro modo, en el arte. Ese mundo cambiante requería igualmente de un lenguaje plástico que reflejara esos cambios. Ese nuevo lenguaje se fue formulando con los diferentes estilos que se sucedieron: romanticismo, realismo, simbolismo, impresionismo, ... Todos ellos contribuyeron a generar ese nuevo lenguaje, en mayor o menor medida, pero de manera decisiva y por eso ocupan un lugar destacado en los manuales y libros de historia del arte. Sin embargo, el arte del siglo XIX no se limita a ellos, existía también otro arte, aquel contra el que precisamente se revelaban, el que se ha dado en llamar arte académico o arte oficial, y del que poco o muy poco se escribe en esos mismos libros.
El arte oficial o académico representaba, en buena medida, los valores conservadores de la aristocracia y de la burguesía, los mismos grupos que constituían sus principales clientes. Precisamente por eso, durante mucho tiempo, buena parte de ese arte ha sido injustamente olvidado e ignorado, a pesar de que muchos de aquellos artistas, que no eran unos revolucionarios ni siquiera unos innovadores, eran, sin embargo, grandes artistas. A partir de los años 70 y 80 del pasado siglo , superados ciertos prejuicios, buena parte de ellos empezaron a ser rescatados del olvido.
James Tissot constituye un magnífico ejemplo de todo cuanto llevamos dicho. En su momento, el crítico Ruskin lo tachó de pintor victoriano que reflejaba en su pintura la vanidad de la burguesía; lo cual, aunque pudiera ser verdad, no impedía que su pintura fuera pura belleza.
Durante años, sus cuadros se vendieron casi a precio de saldo. En 1975, la sala londinense de subastas Christie's vendió "Ramo de lilas" por la modesta suma de 7.000 libras. En esa misma sala, sólo cinco años después, el mismo cuadro se cotizaba ya a 81.000 libras. En 1983, se pagó por "Banco en el jardín", la suma de 561.000 libras, una cotización similar a la de cualquier impresionista en aquel momento.
El arte oficial o académico representaba, en buena medida, los valores conservadores de la aristocracia y de la burguesía, los mismos grupos que constituían sus principales clientes. Precisamente por eso, durante mucho tiempo, buena parte de ese arte ha sido injustamente olvidado e ignorado, a pesar de que muchos de aquellos artistas, que no eran unos revolucionarios ni siquiera unos innovadores, eran, sin embargo, grandes artistas. A partir de los años 70 y 80 del pasado siglo , superados ciertos prejuicios, buena parte de ellos empezaron a ser rescatados del olvido.
James Tissot constituye un magnífico ejemplo de todo cuanto llevamos dicho. En su momento, el crítico Ruskin lo tachó de pintor victoriano que reflejaba en su pintura la vanidad de la burguesía; lo cual, aunque pudiera ser verdad, no impedía que su pintura fuera pura belleza.
Durante años, sus cuadros se vendieron casi a precio de saldo. En 1975, la sala londinense de subastas Christie's vendió "Ramo de lilas" por la modesta suma de 7.000 libras. En esa misma sala, sólo cinco años después, el mismo cuadro se cotizaba ya a 81.000 libras. En 1983, se pagó por "Banco en el jardín", la suma de 561.000 libras, una cotización similar a la de cualquier impresionista en aquel momento.
JAMES TISSOT. Banco en el jardín (1882). Colección privada
Tissot nació en Nantes, en 1836, en el seno de una familia acomodada, y su verdadero nombre era Jacques Joseph, aunque se lo cambió por James como una muestra de su admiración por Inglaterra. Su pintura, como ya hemos dicho, no es revolucionaria, pero sí que participa de la búsqueda de la modernidad, en tanto en cuanto que sus personajes, aún siendo burgueses y acomodados, son contemporáneos, hombres de su tiempo, como también lo son las actividades que realizan. Ese giro hacia la modernidad, que no tenía en sus primeras obras, se debió en gran parte a la amistad que le unía a pintores como Whistler o los impresionistas Manet y Degas, especialmente éste último, que hizo un precioso retrato de Tissot.
JAMES TISSOT. Una viuda (1868)
Su éxito fue bastante rápido y, desde 1859 hasta 1870, participó con asiduidad en el Salón en París y expuso en varias ocasiones en Londres, lo que le convirtió en un pintor conocido, apreciado y rico. Durante estos años pinta obras como "Joven con abanico" y "Una viuda", en las que define como será su estilo definitivo: luminosidad intensa, colores vivos, composición elegante y equilibrada, refinamiento en los detalles, y una atmósfera que se complace en envolver en un esteticismo muy marcado.
Sin embargo, tras la proclamación de la II República Francesa, y los sucesos de La Comuna de París, en los que parece que el pintor apoyó a los revolucionarios, su situación en Francia se volvió comprometida y decidió marchar hacia Inglaterra, completamente arruinado.
En Londres, y valiéndose de la amistad con Whistler y los contactos que tenía en la ciudad, fue abriéndose camino poco a poco, primero como caricaturista para la revista Vanity Fair, y luego como pintor. Es ahora, en Inglaterra, entre 1871 y 1882, cuando Tissot realiza sus mejores obras. En ellos deja testimonio de la alta sociedad de su tiempo, de la distinguida sociedad victoriana. Sus cuadros son de una elegancia exquisita. Todo en ellos parece vaporoso y frágil, lo que les confiere un aire melancólico y reposado al mismo tiempo, tanto si la escena transcurre en un elegante salón, en una sala de conciertos o en cualquier actividad cotidiana sin mayor transcendencia.
En 1876, sin embargo, su suerte cambia. La férrea moral victoriana no puede ver con buenos ojos la relación que entonces mantiene con Kathleen Newton, una joven divorciada y madre de un hijo, con la que el pintor tendría otro. Profundamente enamorado de la joven, Tissot sacrifica por amor a ella a su propia clientela, que empieza a abandonarlo. La belleza de su amante ha quedado en multitud de cuadros de esta época, en la que fue su modelo.
En noviembre de 1882, con tan sólo 28 años y enferma de tuberculosis, muere Kathleen, y Tissot no encuentra razones para continuar en Inglaterra y vuelve a Francia. Allí, su vida sufre una transformación espiritual y mística, y emprende el proyecto de ilustrar la Vida de Cristo, para lo que no dudará en viajar a Oriente Próximo, a Palestina, hasta en tres ocasiones (1886, 1889 y 1896), para documentarse in situ de los paisajes, de la luz, en busca de impregnar su obra de realismo. La obra tiene una gran acogida, tras lo cual, decide continuar con la ilustración del Antiguo Testamento, que dejaría inconcluso al sorprenderle la muerte en 1902.
Para conocer con más detalle la vida y la obra de Tissot, os recomiendo el artículo de C. de Sobregrau publicado en el número 22 de la revista "Album. Letras y Artes", de donde he tomado la mayor parte de estas notas. En internet, podeis visitar la James Jacques Tissot Virtual Gallery (en inglés), donde podeis encontrar una biografía, no muy amplia, y una colección con 209 fotografías de pinturas de Tissot; también en wikipedia podeis encontrar una colección de 114 imágenes con buena calidad. Finalmente, artcyclopedia proporciona una relación muy amplia de enlaces a sitios relacionados con el pintor, resultando para mi especialmente interesante los museos que albergan obras de James Tissot.
Tissot nació en Nantes, en 1836, en el seno de una familia acomodada, y su verdadero nombre era Jacques Joseph, aunque se lo cambió por James como una muestra de su admiración por Inglaterra. Su pintura, como ya hemos dicho, no es revolucionaria, pero sí que participa de la búsqueda de la modernidad, en tanto en cuanto que sus personajes, aún siendo burgueses y acomodados, son contemporáneos, hombres de su tiempo, como también lo son las actividades que realizan. Ese giro hacia la modernidad, que no tenía en sus primeras obras, se debió en gran parte a la amistad que le unía a pintores como Whistler o los impresionistas Manet y Degas, especialmente éste último, que hizo un precioso retrato de Tissot.
JAMES TISSOT. Una viuda (1868)
Su éxito fue bastante rápido y, desde 1859 hasta 1870, participó con asiduidad en el Salón en París y expuso en varias ocasiones en Londres, lo que le convirtió en un pintor conocido, apreciado y rico. Durante estos años pinta obras como "Joven con abanico" y "Una viuda", en las que define como será su estilo definitivo: luminosidad intensa, colores vivos, composición elegante y equilibrada, refinamiento en los detalles, y una atmósfera que se complace en envolver en un esteticismo muy marcado.
Sin embargo, tras la proclamación de la II República Francesa, y los sucesos de La Comuna de París, en los que parece que el pintor apoyó a los revolucionarios, su situación en Francia se volvió comprometida y decidió marchar hacia Inglaterra, completamente arruinado.
En Londres, y valiéndose de la amistad con Whistler y los contactos que tenía en la ciudad, fue abriéndose camino poco a poco, primero como caricaturista para la revista Vanity Fair, y luego como pintor. Es ahora, en Inglaterra, entre 1871 y 1882, cuando Tissot realiza sus mejores obras. En ellos deja testimonio de la alta sociedad de su tiempo, de la distinguida sociedad victoriana. Sus cuadros son de una elegancia exquisita. Todo en ellos parece vaporoso y frágil, lo que les confiere un aire melancólico y reposado al mismo tiempo, tanto si la escena transcurre en un elegante salón, en una sala de conciertos o en cualquier actividad cotidiana sin mayor transcendencia.
En 1876, sin embargo, su suerte cambia. La férrea moral victoriana no puede ver con buenos ojos la relación que entonces mantiene con Kathleen Newton, una joven divorciada y madre de un hijo, con la que el pintor tendría otro. Profundamente enamorado de la joven, Tissot sacrifica por amor a ella a su propia clientela, que empieza a abandonarlo. La belleza de su amante ha quedado en multitud de cuadros de esta época, en la que fue su modelo.
En noviembre de 1882, con tan sólo 28 años y enferma de tuberculosis, muere Kathleen, y Tissot no encuentra razones para continuar en Inglaterra y vuelve a Francia. Allí, su vida sufre una transformación espiritual y mística, y emprende el proyecto de ilustrar la Vida de Cristo, para lo que no dudará en viajar a Oriente Próximo, a Palestina, hasta en tres ocasiones (1886, 1889 y 1896), para documentarse in situ de los paisajes, de la luz, en busca de impregnar su obra de realismo. La obra tiene una gran acogida, tras lo cual, decide continuar con la ilustración del Antiguo Testamento, que dejaría inconcluso al sorprenderle la muerte en 1902.
Para conocer con más detalle la vida y la obra de Tissot, os recomiendo el artículo de C. de Sobregrau publicado en el número 22 de la revista "Album. Letras y Artes", de donde he tomado la mayor parte de estas notas. En internet, podeis visitar la James Jacques Tissot Virtual Gallery (en inglés), donde podeis encontrar una biografía, no muy amplia, y una colección con 209 fotografías de pinturas de Tissot; también en wikipedia podeis encontrar una colección de 114 imágenes con buena calidad. Finalmente, artcyclopedia proporciona una relación muy amplia de enlaces a sitios relacionados con el pintor, resultando para mi especialmente interesante los museos que albergan obras de James Tissot.
Por último, aquí os dejo un precioso video que he encontrado en youtube, con música de Brahms, que hace un repaso amplio y completo a la pintura de Tissot.
2 comentarios:
Excelente blog, muy completo y documentado, con valiosa información, amén de agradable y con muy buenas imágenes. Hace ya algún tiempo que sigo el blog, aunque no llegué a hacer ningún comentario.
Saludos!
Me ha encantado. Tienes un blog fantástico. Le pongo Link desde el mio.
Un saludo Gonzalo
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