El templo de Granada custodiaba en un uno de sus retablos tres de los cuadros más importantes de ´El Españoleto´. Tras su restauración, las piezas olvidadas han salido a la luz.
Dos especialistas del equipo de restauración de las obras de ´El Españoleto´, ayer en la Catedral de Granada. Fotografía de Charo Valenzuela
Estaba a la vista de turistas y fieles, de estudiosos y clérigos, pero hasta ahora nadie se había tomado la molestia de quitar la densa capa de polvo que cubría ese gran retablo colgado en la pared de la Catedral de Granada. Fue hace unas semanas cuando Fernando Cruz, uno de los trabajadores que actualmente llevan a cabo la restauración del enorme conjunto de pinturas de la Trinidad y del Nazareno, comenzó a escarbar en la historia. "En un principio no me imaginé lo que era", explicó el restaurador que vio como tras los siglos de dejadez, comenzaba a surgir en uno de los cuadros la firma de Julepe de Riba, es decir, de José de Ribera ´El Españoleto´. Tras un cuidadoso estudio de los materiales que componen las tres pinturas redescubiertas, el restaurador jefe Antonio Sánchez-Barriga y el conservador Pablo Jiménez dan por seguro que Granada cuenta con tres obras originales de uno de los autores de referencia del siglo XVII.
El hallazgo ha sido toda una combinación de fortuna y conocimiento, ya que si bien se tenía constancia de que parte del retablo que custodia la catedral podría ser atribuido al pintor de origen valenciano, como lo atestiguan varios libros especializados que ya hablaban de estos cuadros, no se ha podido dar por segura la autoría hasta que no se han descubierto las firmas del artista en dos de los tres lienzos que están siendo objeto de conservación. "Estos cuadros ya fueron restaurados hacía 1721 –explicó ayer Sánchez-Barriga–. Sin embargo las restauraciones anteriores están mal hechas y era muy difícil decir que eran de Ribera, aunque teníamos una idea". Las labores de conservación que está realizando el Instituto de Patrimonio Cultural de España en diversas pinturas de la Catedral han hecho posible que tras desmantelar el gran retablo de la Trinidad y del Nazareno, que colgaba de una de las paredes del santo edificio, tres de los numeroso cuadros que lo forman se hayan podido identificar como importantes obras de ´El Españoleto´.
Tras los pasos de Caravaggio Desde muy temprana edad José de Ribera supo que se dedicaría al difícil mundo de la pintura. Con tan sólo 17 años el joven Ribera, natural de la ciudad de Játiva, en Valencia, se embarcó hacía el norte de Italia para beber directamente del arte de Caravaggio, pionero de la pintura barroca. El pintor español deambuló por varios enclaves del país trasalpino como Milán o Cremona para terminar residiendo en Nápoles.
De sus obras se extrae el estilo de los llamados ´caravangistas´, un estilo de pintura que aúna el claroscuro con formas naturistas, lo que se traduce en pinturas de un gran realismo que avivan la imaginación de quien las contempla. Ejemplo de ello son las piezas redescubiertas en la catedral: ´Martirio de San Lorenzo´, ´Aparición del niño Jesús a San Antonio de Padua´ y ´María Magdalena penitente´. "Son tres obras muy importantes. Más que la firma, la prueba de autenticidad es el trazo y la calidad de las obras en sí.
De sus obras se extrae el estilo de los llamados ´caravangistas´, un estilo de pintura que aúna el claroscuro con formas naturistas, lo que se traduce en pinturas de un gran realismo que avivan la imaginación de quien las contempla. Ejemplo de ello son las piezas redescubiertas en la catedral: ´Martirio de San Lorenzo´, ´Aparición del niño Jesús a San Antonio de Padua´ y ´María Magdalena penitente´. "Son tres obras muy importantes. Más que la firma, la prueba de autenticidad es el trazo y la calidad de las obras en sí.
Esto sólo se ha podido ver una vez que se han comenzado a limpiar", comentó en la presentación de las obras Pablo Jiménez. El conservador también quiso destacar que es de gran interés el haber hallado en el cuadro de San Lorenzo una segunda firma junto a la de Ribera. "El detalle hace de ella una obra verdaderamente extraordinaria". La rúbrica corresponde al pintor también valenciano Juan Doso, de quien hasta la fecha no se conocía con seguridad ninguna obra.
La pintura mejor conservada de las tres atribuidas a Ribera es ´Martirio de San Lorenzo´, una obra que data de 1639 y que se puede encuadrar dentro de la época romana del artista. Del cuadro se conocen varias versiones que actualmente se encuentran en el museo Nelson Atkins de Kansas City y en la Trafalgar Gallery de Londres. A diferencia de las restantes versiones, la de Granada presenta a un santo mártir con un cuerpo de modelado más blando y refinado.
Peor conservada ha quedado la pieza 'Aparición del niño Jesús a San Antonio de Padua', que hasta hace pocos meses se encontraba ubicada en la parte más elevada del retablo y era difícilmente visible debido a la intensa suciedad que la hostigaba. Los trabajos de limpieza ya han comenzado a dar sus frutos y los restauradores han podido comprobar hasta qué punto llegaba el interés de ´El Españoleto´ por el detalle.
Las comisuras de los labios o lo marcado de las facciones en los rostros de los personajes dan idea del genio pintor que se escondía en el vasto retablo. Pero el cuadro que más ha sufrido con el paso del tiempo ha sido ´María Magdalena penitente´, de 1642. "Es una obra que centra todo su dramatismo en la intensa mirada de la penitente, de grandes ojos brillantes, muy característicos", detalló Pablo Jiménez.
La pintura mejor conservada de las tres atribuidas a Ribera es ´Martirio de San Lorenzo´, una obra que data de 1639 y que se puede encuadrar dentro de la época romana del artista. Del cuadro se conocen varias versiones que actualmente se encuentran en el museo Nelson Atkins de Kansas City y en la Trafalgar Gallery de Londres. A diferencia de las restantes versiones, la de Granada presenta a un santo mártir con un cuerpo de modelado más blando y refinado.
Peor conservada ha quedado la pieza 'Aparición del niño Jesús a San Antonio de Padua', que hasta hace pocos meses se encontraba ubicada en la parte más elevada del retablo y era difícilmente visible debido a la intensa suciedad que la hostigaba. Los trabajos de limpieza ya han comenzado a dar sus frutos y los restauradores han podido comprobar hasta qué punto llegaba el interés de ´El Españoleto´ por el detalle.
Las comisuras de los labios o lo marcado de las facciones en los rostros de los personajes dan idea del genio pintor que se escondía en el vasto retablo. Pero el cuadro que más ha sufrido con el paso del tiempo ha sido ´María Magdalena penitente´, de 1642. "Es una obra que centra todo su dramatismo en la intensa mirada de la penitente, de grandes ojos brillantes, muy característicos", detalló Pablo Jiménez.
Como han señalado los responsables de los trabajos de restauración, cuyo presupuesto ha ascendido a más de 270.000 euros, se espera que a finales de este mismo mes queden concluídas todas las actuaciones sobre las pinturas, tras lo cual se está estudiando organizar una pequeña exposición para dar a conocer el resultado de más de seis meses de trabajo.
Artículo firmado por JAIME MARTÍN, y publicado en La Opinión de Granada el 10 de junio de 2009, bajo el título "El arte oculto de la catedral de Granada".
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