Junto con las cuevas de Altamira, en Cantabria (España), las cuevas francesas de Lascaux, en la región de la Dordogne, constituyen el más importante ejemplo de la pintura paleolítica de la escuela franco-cantábrica.
Las cuevas fueron descubiertas accidentalmente por cuatro adolescentes (Marcel Ravidat, Jacques Marsal, Georges Agnel y Simon Coencas) el 12 de septiembre de 1940, durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. A pesar de los duros momentos que se vivían en Francia y en Europa, el descubrimiento tuvo eco inmediato entre los investigadores, como el abate Breuil y A. Cheynier, que la visitaron inmediatamente y realizaron las primeras investigaciones. Tras la finalización de la guerra, en 1945, las cuevas se abrieron al público, registrándose desde el principio un gran número de visitas (hasta 1.200 por día y más de 50.000 al año). Tal avalancha de visitantes alteró considerablemente las condiciones ambientales que habían permitido durante miles de años conservar intactas las pinturas, y se impuso tomar algún tipo de medida de protección, que no llegaría hasta 1955, en que empezaron a restringirse las visitas. La medida no fue suficiente, y en 1963, siendo ministro de Cultura el escritor André Malraux, se adoptó una medida drástica, el cierre definitivo de las cuevas al público. Lo que se visita actualmente es una réplica de las mismas (igual que ocurre en Altamira) bautizada como Lascaux II.
El método de datación del Carbono 14, tal como se indica en la página web oficial del gobierno francés, arroja para las pinturas una antiguedad de 15.500 años. Las pinturas más espectaculares se encuentran en un gran espacio conocido como "Sala de los toros" con figuras que impresionan por sus dimensiones, ya que alcanzan hasta los 5 m.; pero además hay otras muchas galerías de menor tamaño. En su interior hay más de 1.500 grabados y unas 600 pinturas, que reproducen las características de la escuela franco-cantábrica: naturalismo; pinturas de gran tamaño con figuras generalmente estáticas; figuras tanto aisladas como en grupo; policromía en tonos amarillos, rojos, negros y marrones, que rellenan la figura por completo; y rara presencia de la figura humana.
En relación a esto último, encontramos en Lascaux la famosa "Escena del pozo", una de las pocas ocasiones en que aparecen figuras humanas. En ella, un hombre itifálico y con cabeza de pájaro se sitúa frente a un bisonte. Suele interpretarse como la representación del éxtasis de un hechicero y se relaciona con ritos de fecundidad y el mundo espiritual. Sin embargo, las interpretaciones, como en tantos otros casos del arte paleolítico, es compleja y varían mucho según los distintos investigadores.
Además de los animales mencionados, la fauna representada en Lascaux es muy variada, con ciervos, caballos, uros, rinocerontes, etc. Llama la atención, no obstante, que sólo se representa un reno, cuando en las excavaciones arqueológicas se constata que el 90% de los restos encontrados pertenecen a este animal.
En la web de las cuevas de Lascaux puede realizarse una interesantísima visita virtual al interior de las grutas, y apreciar imágenes tan interesantes como la "Vaca negra" o el "Caballo chino", entre otras muchas, además de una muy buena información sobre la historia e investigaciones realizadas en torno a las mismas. También en youtube puedes ver este pequeño video en francés.
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