viernes, 18 de noviembre de 2011

El templo romano de Évora

Sobre una escalinata de piedra enmohecida
se yerguen las columnas de este templo
que un grupo de turistas se ocupa de plasmar
en sus fotografías. Un folleto asegura
que es el templo romano más antiguo
de toda la Península: igual que una oración
alzada en un idioma incomprensible,
estas ruinas nutren su propio abatimiento.

También yo tomo algunas fotos
a ver si así, en la ficción que deja
en la resolución del negativo la luz de la mañana, descubro qué me atrae a esta vacía arquitectura
si no es tal vez la transitoria imagen,
el emblema sereno que bien pudiera ser
de todas las ruinas, por qué no de las mías.
JUAN MANUEL ROMERO, Casa quemada

Esta literaria y sencilla evocación del templo romano de Évora acompaña mi paseo nocturno por esta hermosa ciudad. En sus calles medievales, estrechas y empedradas, es el silencio más acompañante que tu propia sombra, que apenas se proyecta por la tenue iluminación. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, a través de ellas se ofrecen al paso los restos de un pasado romano, visigodo, árabe, cristiano, ... haciendo de ella una auténtica ciudad-museo.

En ese pasado, ocupa un papel destacado la época romana durante la cual Évora alcanzó una enorme importancia. Su emplazamiento estratégico en un cruce de caminos y en un punto elevado que domina tres vertientes hidrográficas, le confirieron un gran valor militar. La designación honorífica de Ebora Liberalitas Iulia que le fue concedida por Julio César, así como la declaración de municipio de derecho latino, es decir, la concesión a los eborenses de todos los derechos inherentes a la ciudadanía romana, son buenas evidencias de la importancia de esta ciudad de la provincia de la Lusitania donde habitaba el mayor número de familias de origen romano.


La llamada Puerta de Doña Isabel es la única de las puertas que se ha conservado por las que se franqueaba la muralla romana.


En aquella época, la ciudad estaba rodeada de una muralla, y disponía de edificios de cierta entidad, hoy desaparecidos, como el arco de triunfo que parece que se levantaba en lo que hoy es la céntrica Plaza do Giraldo, el teatro o el acueducto (que no hay que confundir con el que está en pie, obra del siglo XVI). Del pasado romano permanecen a la vista tan sólo algunos monumentos, como una puerta de acceso a la ciudad en las antiguas murallas y, sobre todo, el templo romano, uno de los mejor conservados de Hispania, y auténtico icono de Évora.

Es frecuente referirse al templo romano de Évora como Templo de Diana, aunque en realidad, el templo jamás estuvo dedicado a esa deidad, y la confusión tiene su origen en una invención del siglo XVIII. El templo ocupa el lugar donde antaño se localizó el foro de la ciudad, y aunque no hay un acuerdo unánime entre los investigadores, debió construirse en el siglo I dC, o quizás a inicios del siglo II dC. Hay quien lo retrasa inclusive hasta el siglo III dC, en época de Trajano o Adriano. 

Lo que sí parece claro es que estuvo consagrado al culto imperial. El fundamento de este culto parece que tiene que ver con la gran cantidad de poderes que reunían en su persona los emperadores, que no podían derivarse de su naturaleza humana sino de la existencia de un numen (fuerza divina) personal, y es a ese numen al que se pasa a rendir culto a través de numerosos actos litúrgicos. El origen del mismo hay que remontarlo al asesinato de Julio César, tras el cual, según cuenta Plutarco, el Senado decretó que se le reverenciara como un dios justificándolo por sus numerosas victorias. Se convirtió así en el primer ciudadano romano honrado con honores divinos. El culto se afianzó durante el imperio de Augusto, y se extendió con gran éxito en numerosas provincias. En época de los antoninos y severos, se hallaba plenamente consolidado.

Este culto estaba reservado para los emperadores difuntos ya que, en el caso de los vivos, las invocaciones se realizaban a los dioses en pro del emperador. Como en el caso de Évora, los templos consagrados al culto imperial, solían emplazarse normalmente orientados al foro y sobre un lugar elevado. Para las provincias en que fue instaurado, el culto imperial tuvo una enorme importancia, ya que con motivo de las reuniones anuales para su celebración terminaron formándose asambleas de notables destinadas a formar una especie de consejo provincial con influencia política. En la Lusitania y en la Hispania Citerior, la conjunción de culto imperial y de las asambleas se convirtió para las clases más elevadas de la región en un medio de expresar su identificación con la provincia y con la casa imperial, destinado a cimentar su lealtad a Roma y al emperador.

Algunos de los últimos trabajos realizados en el templo de Évora han descubierto la existencia de un tanque de agua en forma de U de aproximadamente un metro de profundidad y una anchura de casi cuatro metros. En algunos monumentos portugueses relacionados con el culto al emperador se ha constatado también la existencia del culto al agua, por lo que este hallazgo vendría a reafirmar la consagración del templo al culto imperial.

Del templo se conserva el podio en toda su extensión, de unos tres metros de altura, quince metros de anchura y 24 metros de longitud. Presenta un tipo especial de templo con podio, en forma períptica, que Hauschild considera una particularidad en la historia de la arquitectura romana, y del que sorprendentemente existen otros dos ejemplos en la Península Ibérica, en Mérida y Barcelona. Griegos y romanos acostumbraban a dibujar la planta de los edificios a escala 1:1 en el zócalo sobre el que iban a construir, y milagrosamente esas marcas se descubrieron en Évora en unos trabajos de conservación desarrollados en 1985.

En la parte frontal se conserva parte de la estructura que soportaba la escalinata de acceso, pero probablemente debió tener también unas escaleras laterales en alguno de sus lados, como se desprende de las excavaciones realizadas en el mismo.

Para la construcción de las columnas se emplearon diferentes materiales. Para las basas y los capiteles se optó por el mármol blanco, y por el granito para los fustes, el arquitrabe y el friso.

Los hermosos capitales corintios están formados por los elementos básicos del estilo: dos filas de hojas, caulículos algo inclinados, volutas de gran plasticidad y hélices planas. Es decir, uno de los ejemplos más clásicos del capitel corintio más habitual, que sigue las normas de Vitrubio.

Como tantos otros monumentos, tras su uso religioso en tiempos romanos, la historia le reservó otros bien diferentes: fue casa fortificada, también sirvió como dependencias de la Inquisición en los siglos XVI y XVII y, finalmente, hasta llegó a ser utilizado como matadero.

Hacia 1840, en Évora, como en otros puntos de Europa y Portugal, la preocupación por el pasado y por la recuperación de la cultura, en parte herencia de la Ilustración, y en parte del romanticismo que recorría los círculos burgueses adinerados y aristocráticos de la ciudad, se inicia un movimento de recuperación de su patrimonio que va a tener como símbolo la recuperación del templo romano. Intelectuales relacionados con la arqueología, la historia y el folklore, como Rafael de Lemas y Cunha Rivara impulsaron la recuperación del aspecto original del templo, labor que dirigió finalmente el arquitecto italiano Giuseppe Cinatti.

Para conocer más detalles sobre el templo romano de Évora, podeis leer el trabajo de Theodor Hauschild, El templo romano de Évora (Cuadernos de Arquitectura Romana, vol. 1, 1991), y sobre la restauración del mismo llevada a cabo en el siglo XIX, este otro de María Cátedra, La reconstrucción del templo de Diana de Évora (Revista de Antropología Social, 2011).

12 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Estuve en Évora hace muchos años y apenas recordaba el templo. Gran entrada sobre la descripción de la ciudad y el templo romano en particular. Saludos, Gonzalo.

Gonzalo Durán dijo...

Yo, en cambio, había pasado muchas veces por las proximidades de la ciudad y siempre tenía pendiente una visita. Por fin la realicé. La recomiendo a todos, merecen la pena Évora y los alrededores. Saludos.

Amelia dijo...

Interesantísima entrada Gonzalo. Como siempre una descripción histórica excelente. Mis felicitaciones.

En ella mencionas a un "Templo romano en Barcelona". Me ha picado la curiosidad, pues aunque en el Museo de Historia hay restos de una ciudad romana, no recordaba haber visto un Templo, por lo que he buscado y veo que: hay restos de un "Templo Romano" muy poco conocido en Barcelona y que está situado en un palacio renacentista, actualmente sede del Centro Excursionista de Catalunya y que no se puede visitar.

Dejo más información encontrada en Internet:

"Del templo romano primogenio, sólo quedan cuatro de las columnas. Concretamente las situadas en el angulo superior derecho. También se conserva parte del arquitrabe, pero integrado en otra contrucción posterior. Era un templo de 35 m. de largo por 17,5 m. de ancho. Sobre un podium se alzaban las columnas que lo rodeaban por todo el perímetro -períptero-. Su pórtico in antis consta de seis columnas al frente -hexástilo-. Estas, están coronadas por unos capiteles de orden compuesto. Formaba parte del conjunto de templos del foro de la ciudad romana de Barcino y estaba dedicado a el emperador Augusto, cuya estatua presidía la cella. De esta forma era un templo pagano.

Los restos del templo romano - las columnas - se pueden visitar en el interior del edificio del centro excursionista de Cataluña, en calle paradís nº 10, en la situación original en la que se encontraba el templo."

Saludos y gracias.

Maria Fernanda dijo...

Gostei da descrição da cidade e da divulgação de informações sobre o "Templo de Diana", que eu admiro pela simplicidade desarmante. Sou seguidora deste blog e consulto-o regularmente. Parabéns!

Gonzalo Durán dijo...

Muchas gracias Amelia por tu aportación a esta entrada. Ahora queda más completa. Saludos.

Gonzalo Durán dijo...

Maria Fernanda, muito obrigado por seguir o blog, e porque você gostou da entrada do templo em Évora, uma cidade maravilhosa. Sempre que visito Portugal volta animado. Gosto de sua terra e seu povo, sua bondade e simpatia. Perdoe-me por se atrever a escrever em Português, embora eu não falar nem escrever (eu ajudei tradutor do Google). Desculpe pelos erros. Uma saudação.

Anarkasis dijo...

¿Evora?... no me suena, y no nos lie primero la escribe con uVe luego con Be, ¿nos está usté vacilando?

Gonzalo Durán dijo...

No hombre no, no hay ningún vacile. Tanto en portugués como en español se escribe Evora, pero los romanos en latín la escribían con "b". ¡cosas de los idiomas!

prestiti on line dijo...

He descubierto este post por casualidad y ha despertado en mì unas ganas increìbles de visitar el templo, no he estado allì, pero me gustarìa. Què interesante entrada. Muchas gracias, me quedo por aquì.
Sara M.

Gonzalo Durán dijo...

Seguro que no te defraudará ni la ciudad ni su gente. Saludos y bienvenida al blog.

Gonzalo Durán dijo...

Seguro que no te defraudará ni la ciudad ni su gente. Saludos y bienvenida al blog.

Gonzalo Durán dijo...

Seguro que no te defraudará ni la ciudad ni su gente. Saludos y bienvenida al blog.

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