jueves, 19 de mayo de 2011

Dibujos de Rembrandt

REMBRANDT VAN RIJN. Saskia con sombrero de paja (1633).  Staatliche Museum, Berlín. Punta de plata sobre papel vitela.



Hay artistas que se pasaron toda la vida trabajando. Rembrandt fue uno de ellos, ya que además de su formidable catálogo de pinturas, fue un prolífico grabador y dibujante. De la importancia de esta última faceta nos da la medida que, en el catálogo más completo que hay de sus dibujos, el que hicieron Otto Benesch y su esposa Eva, allá por los años 50 del siglo pasado, se contabilizan más de mil quinientos. Rembrandt dibujó intensamente por lo menos durante cuarenta años de su vida, los comprendidos entre 1627 y 1662, fecha a partir de la cual prácticamente, y sin que sepamos por qué, dejó de hacerlo. Sólo diez dibujos escapan a esos límites cronológicos, si bien es cierto que puede que muchos se hayan perdido a lo largo de estos siglos.

Dos cosas nos llaman la atención en los dibujos de Rembrandt. La primera, que muchos otros pintores han dibujado bocetos, estudios, posturas, ... como preparación de los cuadros que iban a pintar, sin embargo, en Rembrandt, este tipo de dibujos son casi una anécdota, ya que la mayoría de sus dibujos son una obra en sí mismos, sin otra finalidad que la del propio dibujo. La segunda, lo prolífico de su producción, que contrasta con la casi absoluta inexistencia de dibujos de otros pintores holandeses contemporáneos suyos, como Vermeer o Fran Hals.


 REMBRANDT VAN RIJN. Tita van Uylenburch, hermana de la esposa de Rembrandt, Saskia (1637).  Museo Nacional de Estocolmo. Tinta marrón y aguada.


Sus dibujos nos permiten también acercarnos a otro Rembrandt, al que intuimos en muchas de sus pinturas, sobre todo aquellas que tienen que ver con Saskia o Hendrickje, sus mujeres, pero que allí se nos muestra más esquivo, más en su papel de pintor. En sus dibujos, en cambio, se muestra no tanto el artista como el hombre. Son dibujos, muchos de ellos, espontáneos, frescos, desenfadados, informales, en los que desfilan sus modelos, sus ayudantes en el taller de pintura, las mujeres de su casa, ancianos, niños, madres, todos ellos en sus quehaceres cotidianos, gozando de la intimidad del pintor; también paisajes, animales domésticos, pinturas de historia, etc.

A Rembrandt le gustaba dibujar sobre todo con pluma y tinta, técnica que emplea en más del noventa por ciento de sus dibujos conservados. Sólo en contadas ocasiones emplea el pincel para dibujar. En aquella época, las plumas que empleaban los pintores podían ser de dos tipos: de ave y de junco. Las plumas de ave se escogían de las grandes plumas huecas de las alas exteriores de ocas, cisnes o cuervos. Para utilizarlas había que prepararlas cuidadosamente. Primero se las rascaba y, a continuación, se las endurecía sumergiéndolas en ceniza caliente o arena. Después se les tallaba en su extremo una punta y quedaban listas para emplearlas. Esta punta solía ser bastante fina y confiere a los dibujos un aspecto bastante lineal.

REMBRANDT VAN RIJN. Estudios de una mujer y dos niños (h. 1640). Boston, Colección Peck. Pluma de junco y tinta marrón.



La pluma de junco se obtenía de los tallos huecos de la caña o el bambú. Al contrario que la de ave, su punta suele ser más roma, por lo que los trazos resultantes al dibujar son más amplios que los de aquella, pareciéndose más a una pincelada.

Por lo que respecta a la tinta, por lo general, Rembrandt empleaba tinta marrón o aguada (tinta diluida que también puede ser aplicada con pincel). Durante mucho tiempo se ha creído que Rembrandt utilizó más que nada un tipo de tinta que se extrae del hollín y que se denomina bistre, y con el que hizo sus característicos dibujos de tinta de color marrón. Sin embargo, a principios de la década de 1980, técnicos del Metropolitan de Nueva York, analizando sus dibujos, descubrieron que utilizó este tipo de tinta en muy pocas ocasiones, y que en realidad empleó casi siempre tinta de agalla  (una susbstancia que se forma en las hojas de los robles y el pistachero) y sales de hierro. La importancia del descubrimiento radica, entre otras cosas, en que ésta última cambia de coloración con el tiempo. Es decir, lo más probable es que el color original de la tinta aplicada por Rembrandt fuese negro, y que han sido los años los que le han dado ese tono marrón con que hoy los vemos.

REMBRANDT VAN RIJN. Río con árboles (h. 1654-56). París, Museo del Louvre. Pincel y aguada marrón.


En otras ocasiones, empleó también tinta india o china, que se obtiene del hollín creado por la quema de aceites, resinas o madera resinosa, o de la quema del carbón de madera mezclado con goma o resina.

La acuarela blanca opaca también fue empleada ocasionalmente por Rembrandt, con dos fines sobre todo: para crear toques de luz en sus dibujos o, lo más frecuente, para tapar, suprimir o suavizar líneas hechas anteriormente con tinta. Este tipo de acuarela se consigue a partir de una solución de blanco o de plomo. Con el paso del tiempo se vuelve transparente, con lo cual aquello que Rembrandt intentó ocultar a nuestros ojos bajo esta acuarela, hoy está al descubierto.

Todas estas técnicas descritas hasta aquí son de las que se consideran húmedas, pero Rembrandt empleó también en ocasiones algunas de las denominadas secas, como la tiza roja, negra o el carbón. La tiza negra es un compuesto de esquisto carbonífero y arcilla, que el pintor holandés aplicó especialmente en figuras y paisajes. El aspecto que proporciona es de unas tonalidades apagadas, por lo que cuando al maestro le interesaba conseguir un resultado más brillante, utilizaba en su lugar el carbón.
 
REMBRANDT VAN RIJN. Niño que aprende a andar (h. 1660). Londres, Museo Británico. Tinta marrón.



La tiza roja obtiene su color del óxido de hierro, y la intensidad del mismo depende de la proporción entre ese óxido y la arcilla. Cuanto mayor sea el primero, más intenso el color, y al contrario. En cualquier caso, esta técnica parece que dejó de emplearla a partir de 1640.

En los siglos XV y XVI el dibujo a punta de metal, otra técnica seca, gozó de una enorme popularidad, pero en la época de Rembrandt casi había dejado de emplearse y se tenía, eso sí, por una técnica refinada y elegante, pero antigua. Quizá fue por eso que cuando Rembrandt la utilizó fue para trabajos muy especiales, como el hermosísimo dibujo que hizo de Saskia poco antes de su matrimonio, un auténtico regalo de boda. Esta técnica emplea una varilla de plata, o de otro metal bañado en plata, pero que no deja marca visible en el papel, por lo que es necesario que este se prepare adecuadamente antes del dibujo.

REMBRANDT VAN RIJN. Cornelis Claesz Anslo (1640). Londres, Museo Británico. Tiza roja, realzada y corregida con óleo blanco, con aguada roja sobre un papel de color marrón amarillento claro y el contorno marcado con un estilo para transferirlo a una plancha de cobre.


Hubo otras técnicas que, a pesar de que eran conocidas y utilizadas en su época, no nos consta que Rembrandt utilizase, como el lápiz de mina, los lápices de colores, la acuarela y, especialmente, la tiza blanca, que aplicada sobre papel de color azul era muy popular entre sus discípulos y ayudantes.

Rembrandt no se conformaba únicamente con utilizar todas esas técnicas descritas por separado, sino que, desafiando las normas convencionales, las empleó en muchas ocasiones de manera simultánea en un mismo dibujo, sin que ello le supusiese ningún tipo de problema. A veces llega a complementarlas con óleo, como si aspiraran estos dibujos a la condición de pinturas.

Más información y dibujos de Rembrandt podeis encontra en estas dos páginas, ambas excelentes. La primera Rembrandt van Rijn: Life and Work; la segunda es The Schwartzlist, de Gary Schwart, uno de los grandes especialistas en la obra de Rembrandt, y de la que se han tomado las imágenes de este trabajo.

2 comentarios:

Amelia dijo...

Gonzalo: Buscando información sobre Rembrandt, me he llevado la gratísima sorpresa de descubrir tu magnífico blog, al que pienso dedicar más tiempo y visitar con detenimiento.
Gracias por el regalo que nos haces a los amantes del arte. Mis felicitaciones.
Saludos.

Gonzalo Durán dijo...

Pues muchísimas gracias Amelia. Para mí también ha sido un descubrimiento tu página y tus pinturas. Pintas unas marinas espectaculares. Hasta pronto.

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