Anders H. Wissler, La pesca de Thor (1903) Estocolmo |
La plaza de
Mariatorget, en el barrio de Södermalm, es uno de los lugares más animados de
Estocolmo. El barrio, convertido en lugar de moda, es punto de reunión de todo
tipo de público en las animadas tardes veraniegas, que copan sus bancos y
llenan las muchas terrazas de los cafés que hay en torno a ella. Muchos de los
asiduos se dan citan para desafiarse en competidas partidas de petanca, ante
las que se congrega un buen número de curiosos que no dejan de comentar las
incidencias del juego.
El centro de la plaza lo ocupa una monumental
fuente de bronce del escultor y ceramista sueco Anders Henrik Wissler. No son
muchos los datos que he logrado reunir sobre él. Nació en Linköping el 3 de
febrero de 1869, y murió en 1941 en Estocolmo. Se formó como escultor en la
Escuela Técnica y en la Real Academia de Bellas Artes, ambas en Estocolmo.
Pronto empezó a acumular premios y así, en 1897 obtuvo la medalla Duke, y en
1901 la Medalla Real. Poco después, en 1904, se casó con Berta Östrand, a quien
había conocido cuando ambos estudiaban en la Escuela Técnica de Estocolmo.
Juntos viajaron aquel mismo año rumbo a París, donde Wissler completó su
formación escultórica. En 1908 el matrimonio se instaló en Mariefrend y un año
después fundaron la Wissler Ceramics, un taller de cerámica con el que
alcanzaron un notable éxito, gracias a una nueva técnica que requería de altas
temperaturas pero que proporcionaba a las piezas una dureza similar a la de la
piedra. Allí estuvieron hasta 1920, pero luego la pareja se trasladó a
Lidingö-Brevik, en las afueras de Estocolmo, donde prosiguió con sus
actividades.
En 1903 ganó
el concurso que se convocó para erigir una fuente en la plaza de Mariatorget,
aunque en aquel tiempo se la conocía como Plaza de Adolf Fredrik. Para lograrlo
le fue de gran utilidad su experiencia parisina y el conocimiento alcanzado en
ella de las fuentes que adornan los jardines del Palacio de Versalles. Fueron
estas fuentes las que le sirvieron de inspiración para esta obra, especialmente
en el uso de los surtidores de agua como recurso escultórico, cuyos potentes
chorros acompañan y complementan la vibrante lucha que se describe. La fuente
tiene como título “La pesca de Thor”, y está inspirada en un famoso episodio de
la mitología escandinava en la que Thor se enfrenta a la Serpiente de Midgard. Su
tremenda fuerza expresiva pronto la hizo
muy popular entre el público.
Anders H. Wissler, La pesca de Thor (1903), Estocolmo |
En la
mitología escandinava el dios Thor ocupa un lugar prominente. Se le atribuye
una fuerza extraordinaria que le permitía enfrentarse a los gigantes y trolls
que amenazaban Asgard, el reino donde los dioses tenían sus magníficas moradas.
En las sagas nórdicas se le describe como un ser poderoso, de ojos rojos,
fieros y relampagueantes, tal como correspondía al dios del trueno y el rayo;
también se dice en ellas que el trueno era el sonido que producía su carro al
atravesar el cielo.
Para
enfrentarse a los gigantes, Thor se valía de tres objetos prodigiosos. El
primero, su infalible martillo Miollnir, que al lanzarlo, no sólo acertaba
siempre en su objetivo, sino que regresaba a las manos del dios como un bumerán
y tenía el poder de regenerar la vida.
El segundo, un cinturón mágico que multiplicaba su ya de por sí formidable
fuerza. El tercero, los guantes de hierro que le permitían blandir al poderoso
Miollnir.
Una
de las leyendas más conocidas relacionadas con Thor es su combate con
Jördmundgander, la serpiente de Midgard. Midgard es el mundo de los hombres
creado por Odín, así que también se la conoce como la Serpiente del Mundo. Es
un ser maligno, hijo de Loki y de la gigante Angrboda, con cabeza de dragón y
un cuerpo negro cubierto de escamas. Odín ordenó arrojarlo al fondo del mar,
donde creció hasta adquirir un tamaño gigantesco capaz de rodear el mundo. Thor
se convirtió en su más encarnizado enemigo y supo encontrar el momento de
enfrentarse a ella.
Anders H. Wissler. La pesca de Thor (1903) Estocolmo |
Nada más subir
al bote remaron hasta el lugar donde solía pescar Hymir, pero Thor insistió en
adentrarse más en el mar, así que continuaron durante un buen rato, hasta que
el gigante pidió parar por miedo a encontrarse con Jördmundgander, pero el dios
del trueno hizo caso omiso y continuó avanzando a pesar de la desaprobación de
Hymir. Cuando decidió parar, puso la cabeza del buey en el anzuelo y lo arrojó
al mar. Como había previsto, la serpiente de Midgard picó el anzuelo y tiró de
él con tanta fuerza que arrastró a Thor hasta el otro extremo de la
embarcación. Éste logró reponerse y con gran esfuerzo empezó a tirar hasta
sacar a la serpiente a la superficie. Cuando se disponía a asestarle un
martillazo en la cabeza, Hymir cortó el sedal con un cuchillo y la serpiente se
hundió de nuevo en el fondo del océano. Thor lanzó entonces su martillo contra
ella a través de las aguas y hay quien dice que la mató, aunque según la
mayoría de las fuentes, sigue viva y envuelve el mundo. El encuentro definitivo
tendrá lugar con la llegada del Ragnarok, el apocalipsis escandinavo, cuando
Thor logrará derrotar al horrible monstruo, aunque también él caerá muerto
antes de dar diez pasos, víctima del veneno expulsado por las fauces de tan
temible adversario.
Fotografías: Gonzalo Durán
Fotografías: Gonzalo Durán