VINCENT VAN GOGH. Jardines de Luxemburgo (1886) Williamstown (Mass.), Sterling and Francine Clark Art Institute
En 1886, Van Gogh decide trasladarse a París, donde reside su hermano Théo. A pesar de que este intenta disuadirle de la idea, el pintor llega a la capital francesa en marzo, de improviso, al punto que escribe a su hermano suplicándole que no le reproche haber viajado de una manera tan precipitada. Unos meses después, en junio, los hermanos se trasladan al número 56 de la rue Lepic, una empinada calle que une Pigalle con Montmartre. La convivencia no será nada fácil, especialmente para Théo.
París es en la pintura de Van Gogh una época de estudio, renovación y experimentación. Los temas de esta época son bodegones, retratos y algunos paisajes de escenas parisinas. Hasta en veintisiete ocasiones se autorretrata en esos dos años, debido en gran parte a sus constantes apuros económicos, que le impiden contratar modelos.
Al principio frecuenta el taller del pintor francés Fernand Cormon, lo que le proporcionará la oportunidad de conocer a jóvenes artistas que sienten inquietudes similares a las suyas, y se enfrentan a la tradición artística académica. Es así como conoce a Paul Signac y, especialmente, a Henri de Toulouse-Lautrec, que hará un retrato de Van Gogh fechado en estos años.
A la izquierda, Autorretrato con sombrero de paja (1887); a la derecha, Japonaiserie: Oiran (1887). Ambas obras en el Museo Van Gogh, Amsterdam
Al principio frecuenta el taller del pintor francés Fernand Cormon, lo que le proporcionará la oportunidad de conocer a jóvenes artistas que sienten inquietudes similares a las suyas, y se enfrentan a la tradición artística académica. Es así como conoce a Paul Signac y, especialmente, a Henri de Toulouse-Lautrec, que hará un retrato de Van Gogh fechado en estos años.
HENRI TOULOUSE-LAUTREC. Retrato de Vincent Van Gogh (1887) Museo Van Gogh, Amsterdam.
En París también, gracias a los contactos profesionales de Théo, que trabaja en Boussod&Valadon, una pequeña galería sucesora de Goupil, en el Boulevard de Montmartre, conocerá también a algunos pintores impresionistas como Monet, Renoir y Pisarro, quien le explicará los conceptos impresionistas de la luz. También a Seurat, que acababa de exhibir La Grande Jatte y había causado una honda impresión a Van Gogh, que calificó el puntillismo como un gran descubrimiento.
De todos ellos, y del estallido de color que fue la pintura impresionista, aprendió Van Gogh el arte de dividir los tonos y el uso de las gamas claras, abandonando los colores oscuros de su etapa holandesa. Con el tiempo, ese colorido irá ganando en fuerza e intensidad. Si en aquella época, Millet había sido su gran influencia, en su etapa parisina, los impresionistas y postimpresionistas, dejan una huella profunda en cuadros hechos a base de pequeños puntos y rayas, en colores claros y brillantes.
La famosa y turbulenta relación con Paul Gauguin comenzó también en París. La poderosa, magnética e irresistible personalidad del francés, atrajo al fácilmente impresionable Vincent de una manera irremediable.
VINCENT VAN GOGH. Retrato de Père Tanguy (1887). Museo Rodin, París.
En esos años parisinos, Van Gogh frecuenta también la tienda de Julien Tanguy, a quien todos llamaban père Tanguy, un antiguo soldado de la Comuna de París, que tenía una tienda donde comerciaba con colores, y que era el único lugar donde entonces podían verse colgadas las pinturas de Cézanne. De él hará varios retratos Van Gogh, pero uno de ellos, el del Museo Rodin, especialmente magistral. En el fondo, aparecen unas estampas japonesas, una de las pasiones de Van Gogh en esta época. La pintura de Hiroshige y Hokusai despierta su interés y se dedica a coleccionar estampas grabadas en madera, cuya influencia posterior puede seguirse en composiciones de colores vivos y contornos marcados.
Lamentablemente, al vivir con Théo, no existe correspondencia entre ambos, perdiéndose esa valiosa fuente de información que nutre el conocimiento de otras épocas del artista. Sabemos eso sí, por la correspondencia de Théo con otros familiares, lo difícil que resultó para él tener a Vincent en su casa, hasta que finalmente, cansado de París, decidió trasladarse a la Provenza, en el sur de Francia, siguiendo los consejos de Toulouse-Lautrec.
En esos años parisinos, Van Gogh frecuenta también la tienda de Julien Tanguy, a quien todos llamaban père Tanguy, un antiguo soldado de la Comuna de París, que tenía una tienda donde comerciaba con colores, y que era el único lugar donde entonces podían verse colgadas las pinturas de Cézanne. De él hará varios retratos Van Gogh, pero uno de ellos, el del Museo Rodin, especialmente magistral. En el fondo, aparecen unas estampas japonesas, una de las pasiones de Van Gogh en esta época. La pintura de Hiroshige y Hokusai despierta su interés y se dedica a coleccionar estampas grabadas en madera, cuya influencia posterior puede seguirse en composiciones de colores vivos y contornos marcados.
Lamentablemente, al vivir con Théo, no existe correspondencia entre ambos, perdiéndose esa valiosa fuente de información que nutre el conocimiento de otras épocas del artista. Sabemos eso sí, por la correspondencia de Théo con otros familiares, lo difícil que resultó para él tener a Vincent en su casa, hasta que finalmente, cansado de París, decidió trasladarse a la Provenza, en el sur de Francia, siguiendo los consejos de Toulouse-Lautrec.
4 comentarios:
Muy buena esta serie de entrada sobre Van Gogh, artista que despierta un entusiasmo desmedido en todas partes del mundo. Por supuesto, que las sigo todas.
Por otro lado, enhorabuena por ser finalista Linea Serpentinata en Edublogs: se lo merece con creces. Un saludo desde esta sevilla postferia.
Muchísimas gracias Paco. Como siempre eres muy generoso en tus palabras. Un abrazo, Gonzalo.
La relación de Van Gogh con su hermano debió ser complicadísima, una especie de amor-odio debido al carácter del pintor. Pero su hermano lo aceptó y le amó tal como era, tanto es así que una vez muerto Vincent, Theo le siguió tan sólo seis meses después. Excelente entrada! Adoro Van Gogh.
Me alegro que te guste la entrada, y también Van Gogh. Un saludo, Gonzalo.
Publicar un comentario