Venta de Baños es una pequeña localidad de menos de siete mil habitantes, situada a unos escasos ocho kilómetros de Palencia, la capital de la provincia, y a menos de 40 de Valladolid, a las que está unida por la A-62. No son pocos los que asocian su nombre con el trazado ferroviario ya que allí se constituye el nudo que une las vías de los ferrocarriles del norte y del noroeste de España, y parada obligada en las nobles y despobladas tierras castellanas para los trenes de largo recorrido. Por el contrario, son muchos menos los que conocen la localidad por la pequeña, pero hermosa e importante iglesia visigoda de San Juan de Baños.
Tengo la impresión que no es mucho el celo o interés que demuestran las diferentes administraciones en divulgar la presencia del monumento a los que no lo conocen de antemano, al menos si tenemos en cuenta las nulas indicaciones sobre su existencia a lo largo de la Autovía de Castilla y León (por lo menos en el tramo comprendido entre Valladolid y Palencia). En la web municipal se indica que el acceso hasta la iglesia se realiza a partir de dicha autovía en la "salida de Venta de Baños, para seguir los indicadores que conducen a Baños de Cerrato, señales concretas que indican la ruta hacia el monumento". Estos indicadores, efectivamente, te llevan hacia tu destino, a pesar de su pequeño tamaño y el gastado color rosáceo que los identifica. Nada en ellos hace presagiar al visitante no iniciado, la importancia y trascendencia de la iglesia. Esto es algo que he observado con repetida frecuencia en nuestro país, el poco aprecio y valor que concedemos a nuestro patrimonio artístico, y que contrasta con el que se concede en otros países de nuestro entorno a monumentos mucho peor conservados y de menor interés, como el que nos ocupa, profusamente anunciados con llamativos y grandes carteles a lo largo de carreteras y autopistas, reclamando la atención e interés de los automovilistas.
Tengo la impresión que no es mucho el celo o interés que demuestran las diferentes administraciones en divulgar la presencia del monumento a los que no lo conocen de antemano, al menos si tenemos en cuenta las nulas indicaciones sobre su existencia a lo largo de la Autovía de Castilla y León (por lo menos en el tramo comprendido entre Valladolid y Palencia). En la web municipal se indica que el acceso hasta la iglesia se realiza a partir de dicha autovía en la "salida de Venta de Baños, para seguir los indicadores que conducen a Baños de Cerrato, señales concretas que indican la ruta hacia el monumento". Estos indicadores, efectivamente, te llevan hacia tu destino, a pesar de su pequeño tamaño y el gastado color rosáceo que los identifica. Nada en ellos hace presagiar al visitante no iniciado, la importancia y trascendencia de la iglesia. Esto es algo que he observado con repetida frecuencia en nuestro país, el poco aprecio y valor que concedemos a nuestro patrimonio artístico, y que contrasta con el que se concede en otros países de nuestro entorno a monumentos mucho peor conservados y de menor interés, como el que nos ocupa, profusamente anunciados con llamativos y grandes carteles a lo largo de carreteras y autopistas, reclamando la atención e interés de los automovilistas.
Durante el recorrido, la conversación en el coche gira en torno a estos aspectos. Trato de convencer a mis acompañantes que no nos hemos perdido, mientras circulamos entre las estrechas calles en un caluroso mediodía del mes de agosto. De repente, aparece ante nosotros la pequeña basílica con toda su magnificencia, rodeada de un cuidado césped que refresca la vista, acostumbrada ya a estas alturas a los secos campos castellanos. La primera impresión que recibo es que el lugar apenas si ha cambiado desde mi anterior visita, en abril de 1990 (¡cómo pasa el tiempo!). El pequeño panel informativo sobre el monumento ha desaparecido, y una nota sobre la puerta de la iglesia informa del precio y horario de visitas. Unos metros más allá, junto a una fuente visigoda, se ha acondicionado una pequeña zona arbolada que proporciona una sombra acogedora a los visitantes. No puedo dejar de pensar en los cientos de vehículos que circulan en la autopista ajenos e ignorantes de este bellísimo rincón que acoge uno de los escasos restos de la arquitectura visigoda, que la propia web municipal califica acertadamente como "la iglesia más original y española de todo el arte medieval visigodo".
Iglesia de San Juan de Baños (Palencia). Siglo VII. Ventana con celosía del ábside.
El templo fue erigido en el año 661 de nuestra era (699 de la era hispánica) por el rey Recesvinto, tal como se recuerda en los versos de una lápida en su interior: "Precursor del señor, mártir Juan Bautista posee esta casa, construida como don eterno, la cual yo mismo, Recesvinto rey, devoto y amador de tu nombre, te dediqué por derecho propio, en el año tercero, después del décimo como compañero ínclito del reino. En la Era seiscientos noventa y nueve" (trad. de P. Palol, tomada de http://www.jdiezarnal.com/).
A Recesvinto, como a la mayoría de los reyes visigodos, le tocó vivir tiempos de gran inestabilidad política, que se agudizaron tras su muerte con las luchas entre viticianos y rodriguistas. Es recordado sobre todo por su obra legislativa, que alcanza su punto culminante con la publicación del Fuero Juzgo, código que recogía bajo una sola ley a godos y romanos. Al final de su reinado parece bastante probable que llevase a cabo expediciones de castigo sobre cántabros y vascones. Precisamente de regreso de una de estas expediciones parece que enfermó de una afección renal y se detuvo en el lugar, donde había unas termas de origen romano y a cuyas aguas atribuyó su curación. Con este motivo decidió fundar un monasterio en aquel lugar, del que hoy sólo se conserva la espléndida iglesia que consagró a San Juan Bautista y la fuente, aunque no parece poseer las propiedades curativas de antaño, ya que como advierte un cartel el agua carece de garantías sanitarias.
San Juan de Baños se ajusta bastante bien al prototipo de arquitectura visigoda. Es una pequeña iglesia de aproximadamente 20 x 13 metros, con una planta que ha sufrido diferentes transformaciones a lo largo de la historia, especialmente en su cabecera, que primitivamente era de gran originalidad, formada por un ábside central y dos habitaciones separadas, que posteriormente se anularon formando un testero plano.
Iglesia de San Juan de Baños (Palencia). Siglo VII. La cabecera original se ha transformado en un testero plano.
Los pesados muros están construídos con grandes sillares y ofrecen escasos huecos para la iluminación, conformados por pequeñas ventanas en forma de arco de herradura con hermosas celosías, que se colocan tanto en la parte superior de la nave central como en el ábside y en la entrada.
Iglesia de San Juan de Baños (Palencia). Siglo VII. Decoración de las impostas de la fachada.
Sin duda, uno de los elementos destacables de la iglesia es el gran arco de herradura que preside la entrada, típicamente visigodo por su peralte, que sobrepasa un tercio del radio. Descansa sobre unas impostas decoradas con círculos secantes y exhibe una cruz patada en la clave. A través de él se accede a un recogido e intimista interior, con una planta basilical de tres naves, de las que únicamente la central es visigoda. Las naves están separadas por arcos de herradura que reposan sobre columnas de mármol, probablemente reutilizadas de la anterior construcción romana. También aquí encontramos motivos decorativos similares a los del exterior.
Iglesia de San Juan de Baños (Palencia). Siglo VII. Cruz de la clave del arco de entrada.
En turismo prerrománico y en la página de J. Díez Arnal, podeis encontrar información detallada sobre este templo, así como abundantes fotografías que os ayudarán a formaros una idea más completa sobre un monumento que merece mucha más atención de la que se le presta, al igual que la propia cultura visigoda sobre la que nuevos hallazgos arrojan algo más de luz, como nos recuerda Antonio Martínez en su blog INICIARTE. Y por último, os dejo aquí un video de artehistoria, breve y conciso, como es habitual.
3 comentarios:
El arte prerománico tiene el encanto de la sencillez. Es una "pequeña gran obra de arte".
Con respecto a la carencia de información, estoy totalmente de acuerdo contigo. Hay una enorme falta de sensibilidad ante el patrimonio artístico. Teniendo en cuenta la marginación de la Historia del Arte en los planes de Educación Secundaria, no se que futuro podemos esperar.
Me ha encantado esta entrada.
Saludos
Hola Ana, ayer mismo cenando con unos amigos y acerca de este tema me ponían otros ejemplos en que ocurría lo mismo, como en San Baudelio de Berlanga. En fin.
En cuanto a lo segundo,pues creo que tú misma das la respuesta, un futuro incierto, pero mientras haya entusiastas como tú y otros muchos que dedicais tanto tiempo y ganas a hablar de ello, y gente joven como veo que entran en vuestros blogs, hay que pensar positivamente y confiar. No queda otra. Además contamos con una cosa a nuestro favor ¿hay algo más bonito que el Arte en los planes de estudio? Ya veremos, pero yo no me rindo y seguro que tú tampoco.
Hola Gonzalo.
Me acabo de llevar una grata sorpresa. Como sabes radico en Valladolid. Siempre que viene alguien a esta ciudad les llevo a ver el Museo de Escultura fundamentalmente. Si tienen más tiempo San Juan de Baños es otro de los lugares imprescindibles. Comparto contigo que no se valora lo suficente. Acabo de volver a ver esta joya y estaba buscando datos y me he encontrado con tu página. Gracias por estar ahí. Un abrazo
Publicar un comentario