En el año 313 se produjo un hecho decisivo cuyo alcance difícilmente sería previsible para el emperador Constantino, firmante del famoso Edicto de Milán, por el cual se concedía la libertad de culto en los límites del Imperio Romano. La medida venía precedida de otro edicto de tolerancia, emitido dos años antes por Valerio Augusto. Los grandes beneficiados por aquella decisión fueron los cristianos, un grupo religioso que hasta la fecha había aprendido a moverse en la clandestinidad de las catacumbas, y sufrido numerosas persecuciones desde su aparición en Roma. Las peores de todas ellas se produjeron durante los reinados de los emperadores Nerón, Decio y Diocleciano. La cercanía al poder imperial y la imparable influencia de los cristianos en la sociedad romana se pusieron de manifiesto con la decisión, en el año 380, del emperador Teodosio, que declaró el cristianismo como iglesia oficial del imperio romano. En 67 años se pasó de la nada al todo.
Esta nueva situación tuvo, inevitablemente, consecuencias en el arte de aquellos primeros cristianos, el llamado arte paleocristiano. Hasta entonces, los grupos cristianos no habían podido desarrollar sus cultos abiertamente, sino en lúgubres y oscuras catacumbas que servían al mismo tiempo de cementerios. Ahora tendrán la necesidad y la oportunidad de desarrollar una arquitectura propia, crear sus propios templos. Surgirá ahora la basílica paleocristiana.
Sobre el origen de la misma se manejan diferentes teorías e hipótesis, pero la mayoría de los historiadores se inclinan a pensar que el tipo más común de basílica, el desarrollado en occidente, deriva de las propias basílicas romanas: un edificio sin connotaciones religiosas que los romanos utilizaban como tribunales de justicia. Su estructura alargada, rectangular y dividida en naves, les hacía muy adecuadas para las necesidades del culto cristiano, que al contrario que los cultos tradicionales romanos, requería de un lugar de reunión amplio.
La iglesia fue consagrada en el año 329, y su estructura constituye el prototipo de basílica paleocristiana. Como puede comprobarse, estaba compuesta por una planta longitudinal de cinco naves, separadas por columnas y arcos. La nave central era el doble de ancha que las laterales y más alta. Precisamente esta mayor altura, permitía situar en la parte alta una hilera de ventanas a través de las cuales recibía el edificio su iluminación. La cubierta era de madera.
En la parte externa, una escalinata llevaba al pórtico delante de la basílica, a través del cual se llegaba al patio en cuyo centro se encontraba una fuente para las abluciones de los catecúmenos, señalada con la piña en bronce que hoy puede verse en el Patio de la Piña de los Museos Vaticanos. A continuación del mismo, y antes de la entrada en el templo, estaba el nártex, desde donde los catecúmenos, es decir, los que todavía no habían recibido el bautismo pero se estaban preparando para ingresar en el cristianismo, y que no podían entrar en el recinto sagrado, podían seguir los oficios religiosos a través de un cancel que separaba el interior del exterior.
En este video podeis haceros una idea bastante aproximada de lo que hemos comentado en las líneas anteriores.
6 comentarios:
Muy bueno, con lo que se complica coseguir esta informacion en las internetz, muy interesante :3
Me alegro mucho que pueda serte de utilidad la información. Hasta pronto.
Me viene perfecto para mi trabajo de historia del arte, si quieres ampliarlo cuando termine el trabajo te mando informacion adicional
Buen trabajo con la pagina!
Pues gracias a tí también por tus palabras y por tu ofrecimiento. Me alegro que pueda resultarte útil.
Un saludo, Gonzalo.
Interesante información sobre la basílica paleocristiana de San Pedro y muy interesante el grabado y el vídeo explicativo.
Es curioso que los grandes monumentos actuales, hayan sido construidos en sitios donde ya existían otros monumentos; como en la Mezquita de Córdoba que fue construida sobre la basílica visigótica de san Vicente Mártir.
Gracias por el tiempo y los temas tan interesantes y variados que publicas.
Abrazos.
Gracias Amelia. Sí, es bastante corriente que los monumentos religiosos se levanten sobre otros lugares de culto anteriores, como una forma, por un lado de borrar la religión o el culto anterior, y por otro lado de integrar a los nuevos fieles.
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