viernes, 7 de mayo de 2010

Vincent Van Gogh (y 6): Auvers (1890)

VINCENT VAN GOGH. Retrato del Dr. Gachet (1890), Museo d'Orsay, París.


Los últimos meses de la vida de Van Gogh transcurren en el pequeño pueblo de artistas de Auvers-sur-Oise, al norte de París, donde llega en tren el 21 de mayo de 1890.

A poco de llegar inicia su amistad con el Dr. Gachet, un médico aficionado al arte, coleccionista de pintura y amigo de algunos pintores impresionistas, como Pisarro, que es quien les pone en contacto. De él hará Van Gogh un extraordinario retrato del que hay dos versiones (la primera en una colección privada y la segunda en París ). A su nueva amistad y al retrato se refiere en una carta a Théo fechada en el mes de junio:
"Me pareció en verdad tan enfermo y descorazonado como tú o yo, y es de más edad y perdió hace algunos años a su mujer; pero es muy médico y su profesión y su fe lo sostienen, sin embargo. Somos ya muy amigos [...]
Trabajo en su retrato, la cabeza con un gorrito blanco, muy rubio, muy claro, las manos también con una encarnación clara, un frac azul y un fondo azul cobalto, apoyado sobre una mesa roja, sobre la cual hay un libro amarillo y una planta de digital con flores púrpuras. Sigue la misma línea de sentimiento que mi retrato, que cogí cuando me vine para aquí.
El señor Gachet se ha vuelto un fanático de ese retrato y quiere que yo haga uno para él, si puedo, completamente igual, y yo estoy de acuerdo"

VINCENT VAN GOGH. Campo de trigo bajo un cielo de nubes (1890) Museo Van Gogh, Amsterdam


La actividad pictórica de Van Gogh en Auvers siguió igual de frenética que en las épocas anteriores. En los setenta días que permaneció allí, pinta setenta y dos pinturas y hace treinta y tres dibujos, alcanzando el punto culminante con una serie de paisajes en formato apaisado, entre los cuales destaca el célebre Campo de trigo con cuervos, que estaba terminando de pintar cuando muere. Las pinturas se amontanaban en una especie de corral donde se guardaban las cabras.

VINCENT VAN GOGH. Campo de trigo con cuervos (1890) Museo Van Gogh, Amsterdam

A pesar del trabajo constante que realiza, que su obra empieza a gozar de un discreto reconocimiento, y que incluso llega a vender una obra a la pintora belga Anna Boch por 400 francos (hoy en el Museo Pushkin de Moscú), Vincent no logra superar las crisis de melancolía. Durante sus últimas semanas en Auvers, tiene una fuerte discusión con el Dr. Gachet y la soledad que siente a su alrededor termina por sumirle en una profunda depresión:
"Estoy absorto en la inmensa planicie con campos de trigo contra las colinas, ilimitada como un mar [...] son inmensas extensiones de trigales bajo cielos turbulentos y no he tenido que forzarme para tratar de expresar, la tristeza, la soledad extrema"

VINCENT VAN GOGH. La iglesia de Auvers (1890) Museo d'Orsay, París


La noche del domingo 27 de julio de 1890, Vincent salió al campo con su pistola y se disparó en el pecho. Regresó tambaleante, por su propio pie a la pensión donde vivía y agonizó durante dos días, cuidado por Théo que acudió de inmediato de París, y por el Dr. Gachet. Cuando Théo intentaba animarle diciéndole que le salvarían, Vincent le contestó que era inútil, porque "la tristeza durará siempre". A punto de morir, estrechado por los brazos de su hermano, exclamó sus últimas palabras: "Desearía morir así".

Van Gogh tenía treinta y siete años cuando murió, y los diez últimos los había pasado pintando. En la iglesia de Auvers, la misma que inmortalizó en una pintura, se le negó la sepultura por haber cometido suicidio. El funeral hubo de hacerse en Mery, y se enterró en el cementerio de Auvers. Al acto asistieron algunos de sus amigos, entre ellos el pintor Emile Bernard, quien escribió una carta a Aurier en la que daba cuenta del sufrimiento de su hermano Théo, de las palabras rotas del Dr. Gachet al descender el cuerpo de Van Gogh a la fosa y otros detalles conmovedores de aquel trance.

Su hermano Théo sólo le sobrevivió seis meses, y su esposa Johanna ordenó que se le enterrara al lado de Vincent, colocando en medio de sus dos tumbas una rama de hiedra del jardín del Dr. Gachet.

3 comentarios:

  1. Gran trabajo esta serie sobre uno de los pintores de la historia universal del arte que no deja a nadie indiferente.
    Enhorabuena!

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  2. Qué pena da leer la muerte de este hombre sensible, apasionado y con un alma infantil.
    Esos campos de trigo con esos cielos amenazando tormentas me impresionaron.
    Leer "Cartas a Theo" es descubrir el sufrimiento de Van Gogh, su humildad, es un libro muy recomendable.
    Un saludo
    Teresa

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  3. Tienes toda la razón respecto al libro,Teresa y también sobre Van Gogh. Lo del alma infantil me parece muy apropiado, porque así es un poco su comportamiento, y me refiero a que en ocasiones se comporta con la crueldad, rudeza o inconsciencia de los niños, mientras que en otras es, como dices apasionado y sensible. Leer su correspondencia es muy interesante, por la cantidad de información que suministra sobre su trabajo, y por el análisis que hace tanto del propio como del ajeno, su afición por la lectura, sus miserias, su vida en definitiva.

    Por todo eso, como dice Javi, a unos les gustará más y a otros menos, pero desde luego no deja indiferente.

    Un saludo a los dos, y gracias por vuestros comentarios.

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