jueves, 30 de enero de 2014

Cuando Constantinopla se convirtió en Estambul

PHILIPPE DE MAZEROLLES. El sitio de Constantinopla (1450-1475)
Miniatura de la Crónica de Carlos VII, de Jean Chartier
El 29 de mayo de 1453 Constantinopla,  el último reducto del otrora poderoso imperio bizantino, cayó en poder musulmán, incapaz de resistir el terrible asedio al que la sometió durante meses el sultán Mehmed II, el Conquistador. La caída de la ciudad fue vista como el fin de una época, el último aliento del mundo clásico. Hubo quien llegó a vaticinar incluso el fin del mundo cristiano. Los responsables de aquel cataclismo fueron los turcos otomanos, una de las diferentes etnias de este pueblo de origen nómada procedente del Asia Central, pertenecientes asimismo a la gran familia altaica. Los otomanos, también llamados osmanlíes, toman su nombre de Osmán, su primer jefe de importancia, que había logrado el control del sultanato de Seljuk, en Anatolia. Constituyen la última de las familias dinásticas que asumen el liderazgo del Islam en el Próximo Oriente. Surgen a la vida política a comienzos del siglo XIII, y tras la caída de Tamerlán, reanudaron la expansión hacia el oeste. En 1334, cruzaron el estrecho de los Dardanelos y pasaron a Europa, tomaron Sofía en 1382, y tras la toma de Constantinopla, se desplazaron con rapidez a la conquista de Grecia, Serbia y Albania. En 1520, el imperio otomano se había extendido también hacia el sur, abarcando Siria y Egipto, y profundizaron en Europa, con la ocupación de Belgrado en 1521, la de Buda en 1526 y el primero de los asedios a Viena en 1529. Los sultanes otomanos gobernaron hasta 1922, la dinastía más larga e intensa en la historia del islam. Junto con los árabes, la colectividad islámica que mantiene con Europa una relación más directa y duradera.

ANTEMIO DE TRALLES e ISIDORO DE MILETO. Santa Sofía (532-537), Estambul,  

Dicen que lo primero que hizo Mehmet II al entrar en Constantinopla fue cabalgar hasta la iglesia de Santa Sofía y reclamarla para el islam. A continuación, saltó sobre el altar y se arrodilló para orar a Alá. La iglesia, levantada nueve siglos atrás por Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto para el emperador Justiniano, fue transformada en mezquita y asistió a la reconstrucción de la ciudad por los turcos en los siglos siguientes, para volver a hacer de ella una nueva y brillante urbe que maravilló a cuantos la visitaban. La transformación de la ciudad fue tan profunda que hasta el propio nombre de la ciudad de Constantino se perdió, convertida en Estambul, aunque el nombre no se hizo oficial hasta el siglo XX. Suele decirse que cuando los turcos interceptaban a los bizantinos que se dirigían a la ciudad y le preguntaban a dónde iban, estos respondían con la frase en griego de "eis tin poli", que equivalía a "a la ciudad", de la corrupción de esta expresión podría, dicen algunos, derivar el nombre de Estambul.

GENTILE BELLINI. Mehmet II Fatih (1480)
National Gallery, Londres
La transformación fue completa, sustituyendo los antiguos edificios bizantinos por mezquitas y palacios, y perseguía un objetivo claro, transformarla en el centro del imperio otomano y en la metrópolis más poderosa de su tiempo; objetivo, este último, que tardarían aún dos siglos en alcanzar. El proceso comenzó en la segunda mitad del siglo XV, cuando se iniciaron las primeras grandes obras, como la del Gran Bazar, con sus calles laberínticas pobladas de miles de tiendas. La conquista de Egipto por Selim I, poco tiempo después, convirtió la ciudad en la sede del califato que reclamó, y así se llenó de riquezas, tesoros y gentes procedentes de diferentes lugares del imperio. A mediados del siglo XVI, la población superaba ya el medio millón de habitantes, y entre ellos apenas quedaban griegos.

El factor determinante en el crecimiento de Estambul no fue otro que la propia evolución del Imperio turco durante el siglo XVI, coincidiendo la época  de su mayor esplendor con  la del más poderoso de sus soberanos, Solimán, a quienes los suyos llamaron "el Legislador", y sus enemigos cristianos "el Magnífico", mostrando así su respeto y admiración por tan formidable rival.

Solimán tuvo el acierto de acompañar  su hegemonía militar y política del engrandecimiento y embellecimiento de Constantinopla, hasta encarnarse él mismo como el gran protector del islam, y hacer de la ciudad el símbolo de la nueva capital del mundo musulmán. Para recordarlo hizo grabar en piedra, sobre la entrada principal de la mezquita Süleymaniye: "el sultán es el soberano mundial por antonomasia y protector del islam ortodoxo". Para conseguir sus propósitos contó con la ayuda inestimable de Sinan ibn Abdülmennan (1490-1588), más conocido como  Koca Mimar Sinan (Gran Arquitecto Sinan), imponente arquitecto, contemporáneo de Miguel Ángel, Palladio y Juan de Herrera, que acompañó su extraordinaria longevidad de una no menos extraordinaria obra. Precisamente por esa contemporaneidad, buena parte de los estudios sobre Sinan se han dedicado a establecer sus relaciones con el renacimiento italiano, ya que como es sabido, hubo muchos contactos entre Italia y el imperio otomano en esta época, como ponen de manifiesto las invitaciones a Leonardo da Vinci y, luego, a Miguel Ángel, de construir un puente sobre el Cuerno de Oro. Sin embargo, como dice Petersen, "en los edificios del Renacimiento hay una tensión entre la humanidad y Dios; en los de Sinan hay un propósito sencillo, reflejar una Divinidad sencilla e infinita".

MEHMED AGA. Mezquita del Sultán Ahmed (Mezquita Azul) (1609-16)
Estambul
Desde el punto de vista arquitectónico, la mezquita es el edificio más sobresaliente del arte islámico, y ha ofrecido diferentes tipologías a lo largo de la historia, como la mezquita de sala hipóstila de la época Omeya, la mezquita de patio central al aire libre con cuatro iwanes, de origen persa, y la mezquita de planta cuadrada y plan central cubierto por cúpulas que se desarrolla en la época otomana. El creador de este último tipo fue el arquitecto Sinan y su origen hay que buscarlo en la arquitectura bizantina, en la iglesia de los Santos Apóstoles y en la propia Santa Sofía, ambas en Constantinopla: una cúpula resplandeciente de luz,  símbolo del cielo, apoyada en una catarata de bóvedas, que desciende sinuosamente hasta el cuadrado de la planta, que simboliza la tierra.

Cuando los otomanos entraron en Constantinopla llevaban un estilo arquitectónico y una decoración propiamente islámicos, heredado del arte selyúcida, sin embargo, a partir de Mehmet II se observa un giro, una "bizantinización" del arte otomano, que evoluciona a partir de la iglesia-mezquita de Santa Sofía, convirtiéndose, dice Rodríguez Zahar, en una arquitectura "mestiza" como la de la India o la de la España mudéjar. Para transformar una iglesia de plan central con cúpulas en una mezquita bastó, por una parte, con eliminar aquellos elementos propios del culto cristiano, como la iconostasis, las cátedras, los iconos y ocultar los mosaicos de los muros; y por otra, introducir los elementos propios del culto musulmán, como el mihrab, el mimbar y la decoración caligráfica, además de los alminares y fuentes para las abluciones en el exterior. Las consecuencias de esa transformación no afectaron sólo a la estructura de la mezquita, sin también al resto de elementos que la componen, como el mihrab y el mimbar, que parecen extraños en aquel espacio, o la propia noción del muro de la quibla, que no se acomoda al espacio. De este modo, la característica fundamental de esta tipología de mezquita es la lógica estructural, con "amplios espacios abovedados con cúpulas poco profundas, sin esquinas oscuras ni extensiones misteriosamente sombreadas, de planta centralizada y con sobrios exteriores formados por masas expandidas rematadas por esbeltos minaretes, como lápices bien afilados", como dicen Honour y Fleming.

Sinan fue el artífice de la creación del espectacular horizonte urbanístico de Estambul, con sus cúpulas y minaretes

El gran artífice de esta arquitectura y de esta tipología de mezquita es Sinan, que introdujo con sutileza los cambios necesarios en la arquitectura bizantina para acomodarse mejor a la cosmovisión y estética del islam por encima de las funciones propias del uso de la mezquita, como hemos dicho. Una buena parte de su obra se plasmó en la transformación de la vieja Constantinopla, para la que construyó numerosas mezquitas como la Süleymaniye, la Sehzade o de los Príncipes, la Mihrimah, la de Rüstem Pachá, así como otros muchos edificios. En todos ellos, dejó su impronta personal, al punto que son muchos los que le consideran el creador del espectacular horizonte urbanístico de Estambul, con sus minaretes y cúpulas imponentes.

jueves, 23 de enero de 2014

Salvador Dalí: 25 aniversario de su muerte

Documental de rtve que recorre buena parte de los escenarios por los que discurrió la vida de Dalí y que recrea los lugares que pintó.


jueves, 16 de enero de 2014

ALBERTO VARGAS. "Memory of Olive Thomas"

Una de las actrices más importantes de aquellos años fue Olive Thomas, que se había incorporado a la compañía de Ziegfeld en 1915, después de haber ganado un concurso de belleza. El empresario, haciendo gala de su fama de conquistador, no tardó de hacer de ella «lo que en tiempos del Renacimiento se denominaba una 'favorita'» (MORDDEN). Enseguida se convirtió en una de las principales atracciones, primero de las Ziegfeld Follies, y después de las Midnights Frolics, y atrajo sobre sí el interés de la naciente industria del cine. En Hollywood conoció a Jack Pickford, el hermano pequeño de Mary Pickford, la novia de América, y se casaron en secreto. Olive Thomas decía que lo había hecho así para no aprovecharse del nombre de su famosa cuñada, aunque Mary Pickford confiesa que, en realidad, nadie de su familia aprobaba aquel matrimonio, entre el joven y alocado Jack y la actriz, de quien, sin embargo, escribe cariñosamente:

«La belleza de Olive Thomas es legendaria. Tenía los ojos azul violeta más hermosos que he visto nunca. Estaban rodeados de largas pestañas oscuras, que parecían más oscuras por la delicada palidez de su piel. Podía entender por qué Florenz Ziegfeld nunca perdonó a Jack por llevársela lejos de las Follies. Ella y Jack estaban locamente enamorados uno del otro, pero siempre he pensado que eran un par de críos jugando».

Ollie, como la llamaban en la intimidad, era una estrella en alza cuando ella y Jack salieron hacia París para una segunda luna de miel, en agosto de 1920. Unas semanas más tarde, encontraron en una lujosa habitación del Hotel Ritz, su cuerpo desnudo junto a un frasco vacío de cloruro de mercurio. Jack Picford dijo a la policía que había inspirado el frasco por error en la oscuridad del baño, pero, según Fleming, sus amigos sabían que la actriz estaba abatida por su adicción a las drogas y que Jack le había contagiado la sífilis. El tratamiento que tomaba para la enfermedad consistía en una mezcla de cloruro de mercurio y agua. Si fue un trágico accidente o un intento de acabar con su vida probablemente no lo sabremos nunca, el caso es que ingirió la mezcla y, pasó cinco días agonizando terriblemente, sorda y ciega, antes de morir.

Tres días antes de salir para París, la actriz posó para Vargas, que pintó un espléndido retrato que llamó Memory of Olive Thomas (1920), una de las grandes obras de toda su carrera, de un puro y apasionado erotismo. Desgraciadamente, la actriz nunca pudo llegar a verlo terminado. Vogell sugiere que el retrato fue un encargo de Florenz Ziegfeld, que lo colgó orgullosamente en su despacho del teatro, a pesar de la indignación de su esposa, la también actriz Billie Burke, que estaba al corriente de la aventura de su marido, así que el gesto venía a ser «un escándalo público en forma de arte».

Vargas pintó a Olive desnuda hasta la cintura, de perfil, como una gitana de Julio Romero de Torres. Su mano izquierda se cierra sobre uno de sus senos, mientras que con la derecha sostiene una rosa que alza su cara que cae extasiada hacia atrás, al aspirar profundamente todo el aroma de la flor, como si en ese gesto el pintor quisiera evocar la misma intensidad con que vivió Olive su breve vida, tan efímera como la fragancia y la vida de la rosa. Su boca, ligeramente entreabierta por el éxtasis, y enmarcada en unos labios de un profundo rojo escarlata, acompaña el gesto desmayado de intenso placer. No podemos ver, es verdad, los hermosos ojos violetas de los que nos hablaba Mary Pickford, pero sí la profundidad de sus pestañas. El resultado es la imagen de alguien que vive a través de sus sentidos.

Gonzalo Durán: Las alegres Vargas Girls (fragmento). 
El texto completo en Revista Atticus Cuatro (2013).

viernes, 10 de enero de 2014

Presentación de la Revista Atticus Cuatro

El próximo miércoles, 15 de enero, Luis José Cuadrado presenta Revista Atticus Cuatro. La cita es a las 20:00 horas en Valladolid, en el Museo Patio Herreriano, y estará acompañado por Cristina Fontaneda, directora del propio museo, y el escritor Gustavo Martín Garzo, autor del relato "Regreso al paraíso", que se incluye en este número acompañado de una ilustración de Marco Temprano. El acto se completa con el coro de Cámara AUDINOS. 

Un trabajo de calidad, como el que acostumbra a presentar su editor, con más de cuarenta colaboraciones, a lo largo de más de 240 páginas, en excelente papel couché (cada ejemplar de la revista pesa un kilo), del que ya se ve muy poco en el mercado, y que permite reproducir con gran calidad las relucientes y hermosas fotografías que ilustran los trabajos de todos cuantos tenemos la gran fortuna, como es mi caso, de poder participar en esta aventura cultural. Aunque es difícil superarse, porque el listón sube en cada número, en esta ocasión Revista Atticus ha tenido el gran acierto de emplear papel de libro para la parte literaria de la revista, con lo que los poemas y relatos preservan el tacto familiar de la lectura de siempre. 

Sin embargo, no se hace uno realmente una idea de lo que estamos hablando hasta que tiene en sus manos un ejemplar. La reacción siempre es la misma: "¡todavía se hacen revistas así, no puedo creerlo!". Pues sí, Revista Atticus todavía se hace así. Pero no es un milagro, como explica Luis José Cuadrado en la Carta del Editor, sino fruto de la constancia, palabra que el diccionario define como dedicación y firmeza en las actitudes y las ideas o en la realización de las cosas. No cabe mejor definición para esta revista. Por si fuera poco, el precio se mantiene en 10 euros más los gastos de envío, de los cuales el 0,7% se dedica para la ONG Anawin. No esperéis mucho, se acaban pronto.

Pero todo esto lo cuenta mucho mejor que yo su editor, por ejemplo en esta entrevista para la cadena de televisión La 8 de Valladolid.

jueves, 9 de enero de 2014

Exposición "El Surrealismo y el sueño"

RENÉ MAGRITTE. El arte de la conversación (1963)
Colecc. particular
Aprovecho unos días en Madrid para visitar algunas exposiciones. Dejo para el último día "El Surrealismo y el sueño", en el Thyssen-Bornemisza. Su comisario, José Jiménez, justifica acertadamente en el programa de mano la elección del tema con estas palabras:
resulta curioso, y a la vez extraordinariamente significativo, comprobar la escasa atención que se ha prestado en el mundo del arte a la relación entre el surrealismo y el sueño. Son muchas las exposiciones dedicadas al surrealismo en general, o a alguno de sus aspectos en concreto. Y no pocas las centradas en los sueños desde planteamientos muy diferentes [...]. Pero, hasta la fecha, no ha tenido lugar una exposición de arte que aborde monográficamente, y con la intensidad que ello exige, esa temática central e intensamente sugestiva: el surrealismo y el sueño. Esta exposición se sitúa, por tanto, en un terreno "casi virgen".
Después de recorrer las salas, con sus 163 obras y sus siete video-instalaciones debo confesar que salgo decepcionado, esperaba algo más, no en cantidad, pero si quizá en calidad. Creo que bajo el paraguas grandioso del surrealismo y los nombres de artistas ilustres que hicieron grande el movimiento, hay muchos otros, en cambio, excesivamente sobrevalorados, pienso. La visita, no obstante, me proporciona diferentes alegrías, como:

REMEDIOS VARO. Papilla estelar (1958)
Colecc. particular
  1. dos pequeños cuadros de mi admirado Henri Rousseau, el Aduanero, que resplandecen al inicio del recorrido y dan la bienvenida a la muestra.
  2. la posibilidad de reafirmar mi admiración y entrega por la obra de Magritte, cuya producción me parece que destaca por encima de la de cualquiera de los artistas representados.Todos tenemos nuestras debilidades.
  3. reconciliarme con el mejor Dalí. 
  4. acercarme a la obra de algunas pintoras, en general menos conocidas que sus colegas varones y, en cambio, con mucho más talento que la mayoría de ellos, como es el caso de Remedios Varo y Dorothea Tanning.
  5. comprobar -y sorprenderme- cómo el cine de Buñuel sigue captando la atención, como un imán, de todo el que se para delante de la proyección de Un perro andaluz, sea cual sea la edad del espectador. Y lo mismo podría decirse de algunas de las otras proyecciones, uno de los grandes aciertos de la muestra.


En fin, lo mejor es que cada uno juzgue por sí mismo. Recordar que hasta el día 12 puede visitarse. Aquí dejo también el enlace a la excelente página del Museo Thyssen-Bornemisza, que contiene abundante y variada información sobre esta exposición. Por último, no dejéis de ver Un perro andaluz.
 

martes, 7 de enero de 2014

Un "dardo" como regalo de reyes


Muchísimas gracias a Lola Mu, responsable del blog Ab Música y más, y a Alfredo Algargos, que lo es a su vez de Algargos. Arte e Historia, por haber querido regalarme uno de sus dardos, que acepto encantado.

Entre los compromisos que conlleva aceptar el regalo está el de otorgarlo por mi parte a otros quince blogs. Tanto uno como otro serían merecedores por mi parte de recibirlo, y me consta que así ha sido, por lo que para hacerlo algo más amplio, y no repetirnos, y sin que ello implique ningún tipo de orden, voy a otorgárselo a los siguientes (aunque seguro que muchos de ellos lo habrán recibido ya), aún sabiendo que dejo muchos otros, pero es que sólo caben quince:

  1. Arte para niños, por su forma de acercar el arte a los más pequeños (y no tan pequeños).
  2. Columna de humo, por su prosa excelente y la manera de hacernos reflexionar tanto sobre los detalles más nimios como los más trascendentes (aunque quizá sean los mismos).
  3. El Dado del Arte, que añade una erre a su nombre para seguir mostrándonos las muchas caras del arte.
  4. Canciones para el fin de semana, por hacernos esperar el viernes para seguir descubriéndo los talentos musicales de ayer, de hoy y de todos los lugares del mundo. 
  5. Iniciarte, porque allí aprendemos todos los días mucho arte y un poco más de gallego.
  6. Calamanda y le Désespéré de Gustave Courbet, porque con ese nombre es imposible no hacer un blog tan bello y no sentir pasión por el color.
  7. Color y forma, por su manera elegante de presentar, analizar y llamar la atención sobre cualquier detalle de una obra de arte.
  8. Mi Moleskine Arquitectónico, por haberse hecho imprescindible para conocer y entender la arquitectura contemporánea.
  9. Sdelbiombo, por su forma de mirar el mundo artísticamente.
  10. Blog de Sociales y algunas cosas más, por el color, el calor y el entusiasmo que pone en transmitir la historia y, eso, algunas cosas más.
  11. Entre libros y pucheros, por hacernos tan sabrosa la literatura.
  12. Exquisiteces, por ese esfuerzo constante en mejorar nuestro paladar musical.
  13. Blog de Historia del Mundo Contemporáneo, porque es difícil presentar la historia mejor de cómo se hace aquí.
  14. Artetorreherberos, porque se le echa mucho de menos y lo estamos esperando. 
  15. Enseñ-arte, porque aunque desgraciadamente no sigue publicando, sin él, ni yo, ni muchos otros estaríamos haciendo lo que estamos haciendo. Gracias Juan Diego, gracias maestro.
De nuevo, gracias.