FRANCISCO DE ARRUDA Ig. Nra. Sra. de la Assunção (1517), Elvas Fot. Gonzalo Durán |
La explosión decorativa de la arquitectura manuelina no es ajena a estas gestas y hazañas, todo lo contrario, Portugal se convierte en uno de los reinos más ricos e importantes de Europa, y buena parte de esa riqueza, Manuel I la destinó a la construcción de edificios que mostrasen la pujanza y vigor de su persona y de la monarquía portuguesa, al tiempo que la decoración de sus muros celebraba la nueva era que se abría para el reino, por lo que la arquitectura manuelina bien puede considerarse como el arte de la era de los descubrimientos. El monarca portugués se convierte en uno de los grandes mecenas de su tiempo, atrayendo a muchos artistas extranjeros a Portugal y desarrollando un programa de construcciones que terminaría causando graves quebrantos económicos en el reino.
Monasterio de Batalha Esfera armilar Fot. wikipedia |
Curiosamente, los grandes artífices de una arquitectura que terminó convirtiéndose en el estilo nacional portugués fueron dos arquitectos nacidos fuera de Portugal, pero que, atraídos por la riqueza del país y las construcciones impulsadas por el rey Afortunado, desarrollarían sus mejores trabajos allí: el francés Diogo Boitaca (o Boytac), y el español João de Castilho (o Juan de Castillo). A ellos se unen los nombres de los portugueses Mateus Fernandes, y los hermanos Diogo y Francisco Arruda, como los mejores exponentes del gótico manuelino.
DIOGO BOITACA Iglesia del Jesús (1492), Setúbal Fot. Distrações i Imagens |
Poco después, hacia 1492, se registra por primera vez la presencia en Portugal de Diogo Boitaca, a quien João II confía la construcción de la Iglesia del Jesús, de Setúbal, en la que emplea para sostener la bóveda de crucería seis gruesos pilares torsos, entrelazados como si fueran las sogas de un barco. Tan sólo dos años más tarde, en 1494, entre los muros de aquella iglesia iba a tener lugar un acontecimiento histórico de enorme trascendencia, ya que fue allí donde se alcanzó el acuerdo diplomático que se sellaría en el Tratado de Tordesillas, mediante el cual las coronas de Castilla y Portugal se repartían las áreas de influencia sobre los territorios descubiertos y por descubrir en el Nuevo Mundo.
Una solución inspirada en la iglesia del Jesús de Setúbal la encontramos también en la Iglesia de la Magdalena, en Olivenza (Badajoz), que por entonces pertenecía a Portugal, aunque aquí las columnas helicoidales se muestran más refinadas y elegantes. El empleo de este tipo de pilares es uno de los argumentos más sólidos en favor de la participación de Boitaca en este templo, a quien se responsabiliza, al menos, de su traza y de la primera fase de la construcción. Luego se incorporaron al proyecto otros arquitectos, como los hermanos Arruda, a quienes corresponde la cobertura del templo, y los maestros João Mendes y Affonso Mendes de Oliveira.
DIOGO BOITACA / FRANCISCO ARRUDA Y DIOGO ARRUDA Iglesia de la Magdalena (1513-1553), Olivenza. Fot. contenidos.educarex.es |
Durante el reinado de Manuel I, hacia el año 1501, Diogo Boitaca emprende la construcción de la obra más importante del estilo manuelino, el Monasterio de los Jerónimos, auténtico emblema de los propósitos de grandeza que perseguía el rey a través de la arquitectura. El conjunto monástico, de enormes proporciones, se emplaza fuera de los muros de la ciudad de Lisboa, en el barrio de Santa María de Belém, a orillas del Tajo, y muy próximo al puerto de Restelo, del que partían los barcos a surcar los océanos hacia los misteriosos territorios recién descubiertos en África, Asia y América. La iglesia del convento tiene proporciones catedralicias, con una espaciosa planta de salón de tres naves, y fue concluida por el español João de Castilho, a quien se debe la hermosa bóveda reticulada, sostenida por seis pilares octogonales recubiertos de decoración, que alcanzan hasta los veinticinco metros de altura. Una obra maestra capaz de resistir indemne el terremoto que asoló Lisboa en 1755.
DIOGO BOITACA / JOÃO DE CASTILHO Claustro del Monasterio de los Jerónimos (1517-1519), Lisboa Fot. wikipedia |
Quizá donde mejor se muestra la exuberancia del manuelino es, precisamente, en el claustro de este monasterio, trazado por Boitaca y realizado, casi con total seguridad, por Castilho. Está formado por un conjunto cuadrado de dos plantas, con ángulos en chaflán y articulados a base de arcos rebajados, muy anchos. En la parte interior del claustro dominan las formas tardogóticas, sin embargo, en la ornamentación exterior, la que asoma sobre el jardín, campea el plateresco, introducido por Castilho. El resultado final es un trabajo de primorosa filigrana que mira hacia el Renacimiento y despliega la simbología manuelina en escudos reales, la Cruz de Cristo, la esfera armilar y un sinfín de motivos vegetales y animalísticos.
FRANCISCO ARRUDA. Torre de Belém (1514-1520), Lisboa Fot. wikipedia |
Frente al convento se erigió, entre 1515 y 1521, la Torre de Belém, a la que originariamente se conoció como de San Vicente, obra del arquitecto militar Francisco de Arruda. Su finalidad no era otra que servir de protección a la ciudad frente a los ataques de posibles enemigos, y entre cuyos motivos decorativos se incluyó la representación de un animal tan exótico como el rinoceronte. La exuberante decoración manuelina no se contiene ni siquiera en los austeros edificios militares, como demuestra la hermosa portada sur de la torre.
MATEUS FERNANDES Portal de las Capelas Imperfeitas (1509), Batalha Fot. Tiago |
La última gran obra representativa del manuelino la encontramos en Tomar, con motivo de la ampliación del Convento de los Caballeros de Cristo, una de las obras emblemáticas de la Orden del Temple, construido en el siglo XII. La primera fase de la ampliación consistió en la erección de la soberbia Sala del Capítulo por Diogo de Arruda, a cuyo exterior mira la ventana de la sacristía, una de las obras más celebradas del estilo. En ella se da rienda suelta a la fantasía decorativa, con un enredo de algas, corales, caracoles y sogas, coronado por la Cruz de la Orden de Cristo y flanqueado, una vez más, por la esfera armilar. Las obras fueron retomadas a partir de 1515 por João de Castilho, que dio cumplida réplica al magnífico trabajo de Arruda erigiendo la monumental portada principal del convento, que vemos presidida por un gran arco de medio punto de cuyo intradós cuelga un friso de arcadillas de tracería. Cobijado bajo el arco se desarrolla un complejo programa figurativo de temática religiosa, con la Virgen como tema central, custodiada por ángeles y profetas. A los motivos religiosos, como es habitual, se suma el repertorio tradicional del manuelino.
JOÃO DE CASTILHO Portada Convento de Cristo (1515), Tomar Fot. wikipedia |
DIOGO DE ARRUDA Ventana Sala del Capítulo Convento de Cristo, Tomar Fot. wikipedia |
Mi Enhorabuena por tan interesante e instructivo blog, al que continuaré visitando.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué grande, Gonzalo. Es una pena que en el conjunto de la península sepamos tan poco de la historia y del arte de Portugal, país que admiro y aprecio. Saludos norteños.
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