martes, 27 de abril de 2010

Vincent Van Gogh (3): París, 1886-1888

VINCENT VAN GOGH. Jardines de Luxemburgo (1886) Williamstown (Mass.), Sterling and Francine Clark Art Institute



En 1886, Van Gogh decide trasladarse a París, donde reside su hermano Théo. A pesar de que este intenta disuadirle de la idea, el pintor llega a la capital francesa en marzo, de improviso, al punto que escribe a su hermano suplicándole que no le reproche haber viajado de una manera tan precipitada. Unos meses después, en junio, los hermanos se trasladan al número 56 de la rue Lepic, una empinada calle que une Pigalle con Montmartre. La convivencia no será nada fácil, especialmente para Théo.

París es en la pintura de Van Gogh una época de estudio, renovación y experimentación. Los temas de esta época son bodegones, retratos y algunos paisajes de escenas parisinas. Hasta en veintisiete ocasiones se autorretrata en esos dos años, debido en gran parte a sus constantes apuros económicos, que le impiden contratar modelos.



A la izquierda, Autorretrato con sombrero de paja (1887); a la derecha, Japonaiserie: Oiran (1887). Ambas obras en el Museo Van Gogh, Amsterdam


Al principio frecuenta el taller del pintor francés Fernand Cormon, lo que le proporcionará la oportunidad de conocer a jóvenes artistas que sienten inquietudes similares a las suyas, y se enfrentan a la tradición artística académica. Es así como conoce a Paul Signac y, especialmente, a Henri de Toulouse-Lautrec, que hará un retrato de Van Gogh fechado en estos años.


HENRI TOULOUSE-LAUTREC. Retrato de Vincent Van Gogh (1887) Museo Van Gogh, Amsterdam.


En París también, gracias a los contactos profesionales de Théo, que trabaja en Boussod&Valadon, una pequeña galería sucesora de Goupil, en el Boulevard de Montmartre, conocerá también a algunos pintores impresionistas como Monet, Renoir y Pisarro, quien le explicará los conceptos impresionistas de la luz. También a Seurat, que acababa de exhibir La Grande Jatte y había causado una honda impresión a Van Gogh, que calificó el puntillismo como un gran descubrimiento.

De todos ellos, y del estallido de color que fue la pintura impresionista, aprendió Van Gogh el arte de dividir los tonos y el uso de las gamas claras, abandonando los colores oscuros de su etapa holandesa. Con el tiempo, ese colorido irá ganando en fuerza e intensidad. Si en aquella época, Millet había sido su gran influencia, en su etapa parisina, los impresionistas y postimpresionistas, dejan una huella profunda en cuadros hechos a base de pequeños puntos y rayas, en colores claros y brillantes.



VINCENT VAN GOGH. Bodegón con cuatro girasoles cortados (1887), Museo Kröller-Müller, Otterlo


La famosa y turbulenta relación con Paul Gauguin comenzó también en París. La poderosa, magnética e irresistible personalidad del francés, atrajo al fácilmente impresionable Vincent de una manera irremediable.


VINCENT VAN GOGH. Retrato de Père Tanguy (1887). Museo Rodin, París.


En esos años parisinos, Van Gogh frecuenta también la tienda de Julien Tanguy, a quien todos llamaban père Tanguy, un antiguo soldado de la Comuna de París, que tenía una tienda donde comerciaba con colores, y que era el único lugar donde entonces podían verse colgadas las pinturas de Cézanne. De él hará varios retratos Van Gogh, pero uno de ellos, el del Museo Rodin, especialmente magistral. En el fondo, aparecen unas estampas japonesas, una de las pasiones de Van Gogh en esta época. La pintura de Hiroshige y Hokusai despierta su interés y se dedica a coleccionar estampas grabadas en madera, cuya influencia posterior puede seguirse en composiciones de colores vivos y contornos marcados.

Lamentablemente, al vivir con Théo, no existe correspondencia entre ambos, perdiéndose esa valiosa fuente de información que nutre el conocimiento de otras épocas del artista. Sabemos eso sí, por la correspondencia de Théo con otros familiares, lo difícil que resultó para él tener a Vincent en su casa, hasta que finalmente, cansado de París, decidió trasladarse a la Provenza, en el sur de Francia, siguiendo los consejos de Toulouse-Lautrec.

lunes, 12 de abril de 2010

Vincent Van Gogh (2): Holanda, 1880-1885

VINCENT VAN GOGH. Dunas (1882). Colección privada


Los primeros años de la vida artística de Van Gogh, salvo una breve estancia en Bruselas, transcurren en los paisajes de su Holanda natal, en un peregrinaje que le lleva por diferentes ciudades como Ethen, Drenthe, La Haya y Nuenen. Es ahora cuando toma sus primeras lecciones de pintura, con un primo suyo, el pintor Anton Mauve que vivía en La Haya.

El pintor se mueve entre estrecheces económicas que condicionan en gran medida la temática de esta primera etapa. Lo que le interesa a Van Gogh es la figura humana, pero al no poder pagar modelos, no puede más que dibujar bodegones y paisajes, y así le explica a su hermano Théo en una carta: "decididamente yo no soy un paisajista; si hago paisajes, habrá siempre dentro de ellos vestigios de figuras".


VINCENT VAN GOGH. Mujer de blanco entre los árboles (1882) M. Kröller-Müller, Otterlo.


Durante estos años sufre varias decepciones amorosas. Se enamora de Kee, una prima suya que acababa de enviudar, pero es rechazado por ella. Su insistencia será motivo de enfrentamiento con su familia y abandona el hogar paterno. Poco después, conoce a Sien Hoornik, una mujer soltera embarazada a quien recoge de la calle y de quien terminará enamorándose. Esta nueva relación volverá a ser motivo de conflictos con su familia y con su maestro Anton Mauve, del que terminará separándose. En 1883, terminará su relación con la joven.

En esta época, Van Gogh muestra una extraordinaria preocupación por los temas sociales, influenciado por la literatura de Zola y la pintura de Millet (por el que siente una profunda admiración) y Daumier. Sus cuadros empiezan a llenarse de paisajes y campesinos en sus quehaceres cotidianos, hasta el punto que termina por convertirse, en sus propias palabras, en un pintor de campesinos. Se acerca a ellos con una gran dignidad, que le sirve también para poner de manifiesto la situación de abandono social en que se encuentran. El efecto dramático de algunas de estas obras se intensifica con la utilización de una iluminación pobre y una gama de colores oscuros, por lo que le explica a Théo en una carta que "una de las cosas más bellas de los pintores de nuestro siglo ha sido pintar la oscuridad, que es asimismo color".

VINCENT VAN GOGH. Cabeza de mujer (1885). Van Gogh Museum, Amsterdam 

Las numerosas cabezas de campesinos que pinta en esta época, intentan captar su rasgos más característicos, y constituyen un magnífico aprendizaje para la que será su obra más importante de este período, "Los comedores de patatas", un cuadro de marcado carácter realista, en el que huye de cualquier intento de idealismo. En aquella obra, Van Gogh deposita muchas esperanzas para alcanzar el reconocimiento público de su talento, y aunque no lo logró, si que se ganó el respeto y la admiración de algunos pintores como Camille Pisarro y Emile Bernard.

A este cuadro se refiere Vincent en una larga carta escrita a su hermano Théo, en la que explica sus intenciones y propósitos con absoluta claridad:

"He querido dedicarme conscientemente a expresar la idea de que esa gente que, bajo la lámpara, come sus patatas con las manos que meten en el plato, ha trabajado también la tierra, y que mi cuadro exalta, pues, el trabajo manual y el alimento que ellos mismos se han ganado tan honestamente. 

He querido que haga pensar en una manera de vivir completamente distinta a las personas civilizadas. Así pues, no deseo en lo más mínimo que nadie lo encuentre si siquiera bueno ni bello.

Durante todo el invierno he tenido en mis manos el hilo de este tejido del cual buscaba el modelo definitivo, y si ahora se ha vuelto un tejido de aspecto rudo y grosero, no es menos cierto que los hilos han sido elegidos con cuidado y siguiendo ciertas reglas. Y bien podría suceder que esto fuera una verdadera pintura de aldeanos. Yo sé que es así. Pero el que prefiera ver aldeanos almibarados, que pase de largo. Por mi parte, estoy convencido de que a la larga se obtienen mejores resultados pintándolos en toda su rudeza que dándoles un primor convencional.

Con su falda y su camisa azules, cubiertas de polvo y remendadas, y que bajo el efecto del tiempo, del viento y del sol, han tomado los más delicados matices, una muchacha de una granja es, a mi parecer, más hermosa que una dama; que se vista como una señora y todo lo que hay en ella de verdadero desaparecerá.

Un aldeano es más bello entre los campos, con su traje de fustán, que cuando va a la iglesia el domingo, acicalado como un señor.


VINCENT VAN GOGH. Los comedores de patatas (1885) Van Gogh Museum, Amsterdam

Y de la misma manera, sería un error, a mi parecer, el dar a una pintura de aldeanos una pulcritud convencional. Si una pintura de aldeanos huele a grasa, a humo, a olor de patatas, ¡perfecto! No es malsano; si un establo huele a estiércol, ¡bueno!, por eso es un establo; si los campos tienen un olor de trigo maduro o de patatas o de guano y estiércol, allí está precisamente la salud, sobre todo para los ciudadanos. 

De tales cuadros se aprende algo útil. Un cuadro de aldeanos, no debe estar jamás perfumado. [...].

La pintura de la vida de los aldeanos es una cosa seria y, por mi parte, me reprocharía si no tratara de hacer cuadros de tal manera que no provocasen serias reflexiones entre aquellos que reflexionan seriamente en el arte y en la vida"
Poco más se puede añadir tras estas palabras de Van Gogh. Las imágenes que ilustran esta entrada han sido obtenidas de La galería de Vincent Van Gogh, una de las páginas más completas dedicadas al autor, donde puede encontrarse prácticamente toda su obra artística y sus cartas (en inglés), además de otra mucha información.

jueves, 8 de abril de 2010

Vincent Van Gogh (1)

VINCENT VAN GOGH. Autorretrato (1887) Museo Van Gogh, Amsterdam


A pesar de que Vincent Van Gogh vivió tan sólo 37 años, y no se dedicó a pintar más que durante los últimos diez de su vida, entre 1880 y 1890, es uno de los pintores más conocidos por el gran público y uno de los artistas holandeses más famoso de todos los tiempos. Resulta curioso pensar que si su fallecimiento se  hubiese producido tan sólo cinco años antes de la fecha que ocurrió, pocos serían los que hablaran hoy de Van Gogh.

Antes de dedicarse a la pintura, Van Gogh trabajó en La Haya, en una sucursal de la Casa Goupil, que se dedicaba a la venta de grabados artísticos. Su carácter arisco y difícil explican los sucesivos traslados en el negocio, primero a Bruselas, luego a Londres y, finalmente, a París, donde dedicaría su tiempo libre a estudiar las obras del Louvre.

En 1876,  sintió una repentina vocación religiosa, abandonó su trabajo y se propuso ingresar en la Facultad de Teología de Amsterdam. Sus problemas, especialmente con el estudio del griego, le hicieron desistir de ese propósito, por lo que en 1879 se convirtió en misionero evangelista en la difícil comarca minera de Borinage, en Bélgica. Incapaz de dedicarse a nada en su vida sin una pasión violenta, su exceso de celo asustaba a los mineros.  Su forma de vida miserable, y la falta de sueño por pasar las noches enteras velando a los enfermos, le hicieron caer enfermo a él mismo. Su padre terminaría por arrancarlo de aquel lugar y llevarlo de nuevo al hogar familiar. A partir de aquel momento de 1880, se entregaría a su auténtica pasión, la pintura.

VINCENT VAN GOGH. Autorretrato (1889), Museo d'Orsay, París


En esa única década de su vida como artista, produjo una obra ingente, compuesta por más de ochocientas pinturas y más de mil dibujos, acuarelas y litografías. Además de pintar, Vincent escribió un gran número de cartas, la mayoría dirigida a su hermano Théo, su auténtico ángel de la guarda. Esta correspondencia se ha convertido en la principal fuente de información sobre el pintor.

Aunque en los comienzos de su carrera recibió algunas lecciones de pintura de Anton Mauve, y más tarde, durante su estancia en París, permaneció algunos meses en el taller de Fernand Cormon, puede decirse que Van Gogh fue un pintor autodidacta, y de ello le gustaba vanagloriarse.

Su aprendizaje artístico lo hizo a base de lectura de libros, visitas a museos, consejos de amigos artistas y una dedicación casi obsesiva por la pintura que terminaría por hacer de él uno de los mejores exponentes del movimiento postimpresionista.

Con el paso del tiempo, terminó desarrollando un estilo propio y particular, con pinceladas de una enorme fuerza expresiva, aplicadas en ocasiones con tanta vehemencia que parecen esculpidas más que pintadas. Esta forma de pintar tan peculiar, la acompañaba de un colorido vivo y brillante, tan expresivo como la propia pincelada. Su técnica variaba según el efecto que buscase, acentuando unas veces la línea y otras el color, pero siempre con un característico movimiento rítmico. Sus huellas e influencia se dejarían notar pronto en las nuevas generaciones de pintores que irrumpían en la escena de las vanguardias europeas.

VINCENT VAN GOGH. Autorretrato, dedicado a Paul Gauguin (1888). Fogg Art Museum Harvard University (Massachussets)

Pocos artistas como Van Gogh han dejado a través de su pintura un testimonio tan claro de su trayectoria vital, de sus estados de ánimo, de sus preocupaciones, que se proyectaban en sus cuadros, a veces de una forma directa y otras indirecta, pero siempre de manera consciente. Leyendo su correspondencia con Théo, se aprecia claramente cómo reflexionaba sobre su obra, sus consideraciones sobre el color y sobre los artistas que le interesaban. Además, lo hizo con precisión y coherencia e,  incluso, con una cuidada expresión narrativa, propia de quien era un ávido lector de clásicos y contemporáneos.

El 27 de julio de 1890, domingo, dejó sin terminar una carta a su hermano Théo, salió a los campos de trigo de Auvers y se disparó con su revólver un tiro en el pecho. Apenas si había vendido un cuadro en su vida pero, tras su muerte, empezó a surgir el interés por su pintura. Una vida sentimental desdichada, la falta de reconocimiento artístico, sus transtornos mentales y el trágico suicido que puso final a su vida, forjaron la leyenda del artista maldito. Una exposición celebrada en París en 1901, once años después de su desaparición, colocó el nombre de Vincent Van Gogh en un lugar de privilegio en la Historia del Arte.

En los próximos días iremos publicando una serie de entradas en las que haremos un recorrido sobre las distintas etapas de su carrera, haciéndolas coincidir con los lugares en la que la desempeñó: Holanda (1880-1886), París (1886-1888), Arlés (1888-1889), Saint-Rémy (1889-1890) y Auvers (1890).

sábado, 3 de abril de 2010

La casa de Ana Frank

MARI ANDRIESSEN. Estatua de Ana Frank (1977)


La guía turística con que me manejo durante estas cortas vacaciones de Semana Santa en Amsterdam, advierte de las largas colas que se producen en temporada alta ante la casa de Ana Frank. Al llegar, lo compruebo por mí mismo. Los visitantes cubren la corta distancia que separa el 263 de Prinsengracht de la esquina de la calle, y rodean el edificio bajo la sombra de la alta torre de la vecina Westerkerk.

En el interior, recorro con la mirada las paredes desnudas y valoro las minúsculas habitaciones en que transcurrió el encierro de Ana y su familia. Trato de imaginar cómo sería su vida, los largos períodos de silencio, los susurros, el miedo constante a ser descubierto y, aunque la aglomeración de turistas que nos agolpamos en el lugar y de las voces en diferentes lenguas que escucho a mi alrededor no contribuyen a reconstruir aquella atmósfera, aún así, no soy capaz de impedir sentir un escalofrío.

PRAXÍTELES. "Hermes y Dionisos" (s. V aC)

La historia de Ana Frank es suficientemente conocida. Nació en Alemania en 1929, y cuando los nazis alcanzaron el poder, su padre trasladó a toda la familia a Amsterdam, tratando de huir de las leyes antisemitas que pronto empezó a impulsar Adolf Hitler. Sin embargo, en 1940, las tropas alemanas invadieron la vecina Holanda y las nuevas autoridades extienden la persecución contra los judíos a los territorios ocupados. Otto Frank, el padre de Ana, decide entonces que la única posibilidad de escapar de los nazis es ocultarse. En compañía de su socio, Herman van Pels, preparan un escondite en las oficinas de su empresa, en el número 263 de Prinsengracht, en las habitaciones traseras del edificio, lo que los holandeses llaman un achterhuis (anexo). El traslado al mismo se produjo el 6 de julio de 1942, cuando Ana tenía 13 años. Allí permanecieron ocultos y temerosos durante dos años.

Cuando la Gestapo irrumpe en el ático, el 4 de agosto de 1944, detiene a las ocho personas que allí vivían: la familia Frank, compuesta por los padres Otto y Edith, la hermana mayor Margot y la propia Ana; la familia van Pels, compuesta por el matrimonio Hermann y Auguste, y su hijo Peter; y el dentista Fritz Pfeffer. Todavía hoy es un misterio sin desvelar la identidad de la persona que los delató.

Los detenidos son conducidos al campo holandés de Westerbok, y de allí transferidos a otros campos alemanes donde irían falleciendo en los meses siguientes de manera sucesiva: Herman van Pels y Edith Frank, en Auschwitz; Fritz Pfeffer en Neuengamme; Auguste van Pels, Margot Frank y Ana Frank, en Bergen-Belsen. Otto Frank, confinado en Auschwitz, fue el único de los ocho detenidos que sobrevivió al Holocausto.


MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI. "Piedad" [detalle] (1499). Basílica de San Pedro, Roma.


El 11 de julio de 1942, Ana Frank escribió en su diario: "La pequeña habitación de Margot y mía, sin nada en las paredes, tenía hasta ahora un aspecto bastante desolador. Gracias a papá, que ya antes había traído toda mi colección de tarjetas postales y mis fotos de estrellas de cine, pude decorar con ellas una pared entera, pegándolas con cola".  Algunas de esas imágenes, recortadas de viejos periódicos y revistas de la época en blanco y negro, continúan colocadas sobre la pared de la habitación que ocupó Ana, evocando el aspecto que pudo tener durante el cautiverio. Entre las fotografías de las estrellas de cine de la época, de personajes de la familia real holandesa, e incluso de la británica, descubro también varias reproducciones de obras de arte: la cabeza ladeada de Hermes, del grupo "Hermes y Dionisos" de Praxíteles, el famoso autorretrato de Leonardo da Vinci, la cabeza de Cristo de  la  "Piedad" de Roma de Miguel Ángel y el "Retrato de hombre viejo", de Rembrandt.

Durante su encierro, los ocupantes de la casa leían y realizaban algunos estudios. Ana, por ejemplo, estudia francés, inglés, alemán, taquigrafía holandesa, geometría, álgebra, historia, geografía, mitología, historia bíblica, biología, literatura e ..., historia del arte. Quizás esas imágenes de las paredes formaban parte de sus estudios, o quizá Ana, una niña de trece años, se sentía atraída por el arte. Sea como fuere, me gusta pensar que en aquel horror que le tocó vivir, el arte, a través de estas modestas y sencillas reproducciones, pudo aportarle algo de consuelo, un poco de belleza en medio de tanta crueldad y sufrimiento, y que le hace exclamar, después de ver el resultado de su trabajo de decoración "Ha quedado muy, muy bonito, por lo que ahora parece mucho más alegre".


LEONARDO DA VINCI. Autorretrato (1512-18) Biblioteca Real de Turín

Probablemente el escritor Primo Levi, superviviente también de Auschwitz, como Otto Frank, tenga razón cuando escribió que la historia de Ana Frank "nos conmueve más que las innumerables personas que sufrieron igual que ella, pero cuyas imágenes permanecen en la sombra. Y así quizá haya de ser: si pudiésemos compartir los sufrimientos de todos, no podríamos seguir viviendo". Sin embargo, el recuerdo de Ana y de esas otras innumerables personas que sufrieron el azote cruel y horrendo del nazismo, deben servir para comprender el dolor y el sufrimiento de los que, todavía hoy, siguen soportando cualquier tipo de discriminación, por el motivo que sea, vulnerando los derechos humanos más elementales.

La Fundación Ana Frank de Amsterdam mantiene una web espléndida donde podeis encontrar abundante información sobre la historia y el encierro de Ana Frank, incluso una visita virtual al achterhuis. También son recomendables las de la Fundación Fondos Ana Frank de Basilea (en alemán, inglés y francés), la del Centro Ana Frank de Estados Unidos, el Centro Ana Frank de Berlín (tiene versión en español). Por último, podeis leer el Diario de Ana Frank.

Las imágenes de esta entrada han sido tomadas de wikipedia, excepto el detalle de la Piedad, que se ha obtenido de web gallery of art.