miércoles, 22 de julio de 2009

So long, Frank Lloyd Wright

FRANK LLOYD WRIGHT. Robie House (1908-10), Chicago.


En el año 1970, Paul Simon y Art Garfunkel publicaron Bridge Over Troubled Water, un album, que pronto iba a convertirse en un trabajo legendario, por varias razones. Se trataba del quinto y último disco grabado en estudio por el duo neoyorquino, y su mejor trabajo, del que se vendieron además alrededor de veinte millones de copias en todo el mundo. El corte número cinco, lleva por título So long, Frank Lloyd Wright, y era todo un homenaje al mejor arquitecto americano del siglo XX, fallecido en 1959. No es frecuente que las estrellas del rock o del pop dediquen canciones a un arquitecto, y esto nos puede dar un poco la medida de la popularidad adquirida por el arquitecto, no sólo para los amantes del arte o de la arquitectura, sino como fenómeno de masas, para el gran público.

Como muchos genios, la imagen de Frank Lloyd Wright, repetida en multitud de biografías suyas, es la de un hombre arrogante, una imagen cultivada por él mismo a través de frases llenas de autocomplacencia en las que se justificaba de este modo: "Desde muy temprano de mi vida me vi obligado a escoger entre una honesta arrogancia y una falsa modestia. Escogí la honesta arrogancia y nunca he tenido razón para arrepentirme". Quienes disfrutaron de un trato más cercano a Wright, sin embargo, parecen esforzarse en intentar señalar que era la máscara bajo la que se ocultaba un hombre que, en las distancias cortas, se mostraba locuaz, sensible y afable. De lo que no cabe duda es que, arrogante o no, se trató de un auténtico genio de la arquitectura.

FRANK LLOYD WRIGHT & L. SULLIVAN. Charnley House (1892), Chicago (Illinois)

Frank Lloyd Wright dio sus primeros pasos en la arquitectura de la mano del prestigioso estudio de los arquitectos Louis Sullivan y Darkman Adler, a los que llamaba respectivamente "querido maestro" y "el viejo gran jefe". En aquellos momentos estaban inmersos en la construcción del Auditorium Building de Chicago, uno de los edificios emblemáticos de la Escuela de Chicago, por lo que Wright recibió el encargo de realizar muchos de los proyectos del estudio de viviendas aisladas, lo que le convirtió en un especialista en residencias aisladas. De aquellos años es la Charnley House, en Astor Street, Chicago. Aunque habitualmente se atribuye a la firma Adler & Sullivan, fue Wright quien la construyó, y ya en ella pueden verse algunos de los rasgos que poco después empezaron a convertirse en característicos suyos, como el empleo de las superficies lisas y la nitidez con que define las ventanas.


FRANK LLOYD WRIGHT. Isobel Roberts House (1908), River Forest (Illinois)


Frank Lloyd Wright definió su forma de construir como arquitectura orgánica, un término que como él mismo reconocía en sus conferencias de los años 30, le resultaba difícil de explicar o definir. Los historiadores suelen entender por orgánica, una arquitectura que satisface y tiene en cuenta las necesidades de quienes la van a ocupar, que deriva de ellas y es concebida como un organismo que tiene vida propia, integrada en un ambiente natural. Uno de sus objetivos fundamentales, por tanto, es conseguir la comodidad del hábitat interior, sin preocuparse sólo por la estética exterior, como venía siendo habitual hasta entonces. El otro será mimetizar el edificio con su entorno, hasta conseguir que se convierta en parte del mismo, para lo que resulta de gran utilidad emplear materiales tomados directamente de la naturaleza, que se confunden con ella. Este relato de su visita a Taliesin, la propia casa de Wright, por Sigfried Giedion, puede arrojar un poco más de luz sobre el concepto de arquitectura orgánica:

FRANK LLOYD WRIGHT. Taliesin (1911), Spring Green (Wisconsin)

"En un día intensamente azul de julio de 1939, estábamos en la cumbre de la colina sobre la que está construído el hogar de Wright en Wisconsin: Taliesin. La cima de la colina era tan precisa en su forma -en especial la coronación, convertida en un jardín de muretes bajos por encima de los patios circundantes, al que se accedía por escalones de piedra tallados en las laderas- que pregunté si se había elevado con esa regularidad artificial desde abajo. "No, es el terreno natural -dijo Wright-; nunca construyo casas en lo alto de una colina. Las construyo alrededor de ella, como una ceja". Y entendí que en realidad era la propia casa la que nos hacía tomar conciencia de la curva pura del terreno, que en cierto sentido sus formas multiestratificadas y discretas conferían significado y definición a los contornos a partir de los cuales se levantaba".

SIEGRIED GIEDION. Espacio, tiempo y arquitectura. Origen y desarrollo de una nueva tradición (1955).

La amplísima obra de Wright suele dividirse en tres grandes etapas. En la primera de ellas, que se prolonga hasta 1910, le ofrece la primera oportunidad para trasladar sus ideas sobre la arquitectura orgánica, es la denominada etapa de las prairie houses (casas de la pradera), porque se centra, sobre todo, en la construcción de viviendas unifamiliares en Oak Park, Illinois, como Frank Thomas House (1901), Willets House (1902), A. Heurtley House (1902), Isobel Roberts House (1908), etc. y la Frederick Robie House (1908), la más famosa de todas las de esta época.


FRANK LLOYD WRIGHT. Darwin Martin House (1904). Buffalo, NY.

En estos edificios parte de la tradición de las viviendas de los pioneros americanos, que giraban en torno a un gran espacio central, la chimenea, y que gustaban de grandes espacios para contemplar el exterior, los porches. La gran aportación de Wright radica en el tratamiento que hace de la planta. Concibe toda la casa como si se tratase de una sola habitación, en la que un punto central, generalmente una gran chimenea, ordena el resto del espacio interior, que va creciendo hacia afuera, rompiendo el espacio cerrado tradicional de caja rectangular, en lo que Wright llamaba, de manera bastante gráfica, "la destrucción de la caja". Las distintas partes del edificio se cruzan en torno a ese eje central, a veces en diferentes alturas, pero también sobre el mismo terreno, como si fueran las aspas de un molino. Para Giedion, ese tratamiento flexible del interior, infundiéndole vida, movimiento y libertad, es lo más novedoso de su arquitectura. El resultado es una vivienda dinámica, marcadamente horizontal, de tejados bajos, ligeramente inclinados, amplios ventanales apaisados y terrazas antepuestas y semiabiertas que se prolongan en la extensión del paisaje.

En esta época creó también dos obras no residenciales, que tuvieron una gran influencia, como el Larkin Building (1904), en Buffalo y el Unity Temple (1906), en Oak Park. El edificio Larkin, demolido en 1950, fue el primer edificio de oficinas en disponer de aire acondicionado, ventanas dobles, puertas vidrieras y armarios metálicos.

FRANK LLOYD WRIGHT. Hotel Imperial, Tokyo (1922).


En 1910 Wright se traslada a Europa por una serie de problemas personales, y supuso un descubrimiento para los arquitectos y el público europeo en general. A su regreso podemos decir que se abre una segunda etapa en su carrera, y que dura hasta 1933. En ella profundiza en la continuidad espacial que tanto le preocupaba y hay una cierta tendencia hacia la abstracción. Una de las primeras obras de este periodo es Taliesin, su propia vivienda, hoy convertida en sede de su fundación y que, destruida en tres ocasiones, Wright siempre terminó reconstruyendo.

Uno de los proyectos más interesantes de este período es el Hotel Imperial de Tokyo, que construyó pensando en los peligros sísmicos de aquel país, por lo que empleó el hormigón armado y creó una estructura flexible sobre el lecho fangoso de la ciudad sostenida por una cimentación de pilares que actuaban, en sus propias palabras, como los dedos de un camarero sosteniendo una bandeja y equilibrando la carga. El 1 de septiembre de 1923, Tokyo sufrió un terremoto que alcanzó una magnitud entre 7,9 y 8,3 en la escala Richter, causando más de cien mil muertos y destruyendo gran parte de la ciudad, también como consecuencia de los incendios. El Hotel Imperial resistió, sin embargo, gracias a la habilidad de Wright y al hormigón empleado, hasta 1968 en que, desgraciadamente, fue demolido.

FRANK LLOYD WRIGHT. Millard House, La Miniatura (1923), Pasadena (California)

De su estancia en Japón volvió con un convencimiento mayor en su empeño por las plantas libres y flexibles, tan tradicionales en la arquitectura nipona.

De regreso en Estados Unidos realiza una serie de trabajos muy interesantes en California, donde había estado trabajando antes de su traslado a Japón. En ellos despliega su interés por las posibilidades del hormigón armado, y fabrica unos bloques totalmente decorados, que llamó ornamentación integral o bloque textil. Sus cubiertas planas y su aspecto macizo y monumental recuerdan el arte maya y la arquitectura mesoamericana.

FRANK LLOYD WRIGHT. Casa Kauffman o Casa de la Cascada (1936). Bear Run (Pennsylvania)

Sin embargo, la obra más conocida de esta segunda etapa es la famosa Casa Kauffman o Casa de la Cascada, donde alcanza su máxima expresión tanto el concepto de arquitectura orgánica como el de prairie house. Su osadía supera cualquier límite en este edificio emblemático. Sobre una corriente de agua eleva una estructura a base de miradores volados que, partiendo de un núcleo vertical de piedra rústicamente tallada, se despliegana en todas las direcciones. Un desafío a las leyes de la gravedad donde combina materiales tradicionales (madera y piedra), tecnología moderna (hierro y hormigón) y naturaleza integrada (entre las rocas, el agua y los árboles).
El viejo Wright , cerca de cumplir los setenta años, consigue sorprender a todos y a partir de 1936, su arquitectura emprende un nuevo giro en su búsqueda por el espacio continuo y la forma orgánica. Es el llamado período de las curvas, que inicia con el John Wax Building y culmina con el Museo Guggenheim de Nueva York.

FRANK LLOYD WRIGHT. John Wax Building (1936-39). Racine (Wisconsin)

El edificio de Racine lo elaboró a base de volúmenes cerrados y compactos, de ladrillo, y destaca su interior, de aspecto futurista. Las columnas arborescentes, con grandes capiteles, y los paramentos de vidrio formados por tubos de pyrex, hacen de esta obra uno de los espacios más singulares de la arquitectura del siglo XX.

Como apuntábamos, el periodo culmina en el famoso Museo Guggenheim de Nueva York, en la Quinta Avenida, frente a Central Park. Con forma de tronco invertido y suaves rampas helicoidales interiores, el edificio está concebido para ser recorrido de arriba hacia abajo. Un lento descenso que permite al visitante contemplar a su paso las obras de arte expuestas. El edificio se convierte así, en el propio protagonista, por encima de las propias obras expuestas, marcando el modelo de las sedes que con el tiempo han ido surgiendo en otros lugares de este museo.

FRANK LLOYD WRIGHT. Museo Guggenheim (1959), Nueva York

Wright on the Web (en inglés), es una completísima página sobre el arquitecto americano, que permite acceder a su obra de una manera exhaustiva. En el Archivo Digital de Arquitectura Americana del Boston College, podeis encontrar una magnífica colección de fotografías de gran parte de la obra de Wright, y de donde proceden las imágenes utilizadas en esta entrada. También es muy interesante Great Buildings, que ofrece la posibilidad de estudiar las plantas de sus edificios y contemplar modelos en 3D de algunos de ellos. Por lo demás, cada una de ellas ofrece a su vez diferentes enlaces para investigar edificios y obras en particular.

Por último, y volviendo al principio, un montaje con la canción de Simon & Garfunkel como fondo.


martes, 7 de julio de 2009

Henri Rousseau, la alegría de pintar

HENRI ROUSSEAU. Yo mismo. Retrato con paisaje (1890). Galería Nacional, Praga.



El 2 de septiembre de 1910, en un cementerio parisino, un pequeño grupo de siete personas se reunen en torno a un ataud para dar sepultura a un amigo. El difunto había encontrado la muerte aquel mismo día, a los 66 años, en el Hospital Necker de la capital francesa, un hospital para pobres. Uno de los acompañantes era el pintor Paul Signac. Cuesta trabajo imaginar, ante tanta soledad, que tan sólo un par de años antes, en 1908, aquel mismo hombre había sido agasajado con una gran fiesta por los jóvenes artistas llamados a marcar los caminos del arte en los inicios del siglo XX. El acontecimiento tuvo lugar en el Bateau-Lavoir, el taller de Montmartre del joven Pablo Picasso, y aquel homenaje se conoce como "el banquete de Rousseau", y fue allí donde parece que el homenajeado, dirigiéndose a Picasso, pronunció su famosa frase: "Nosotros somos los dos pintores más grandes de la época: yo a la manera moderna y usted a la egipcia".

Un año después de su entierro, Constantin Brancusi labró una estela funeraria para su tumba con un epitafio del escritor Guillaume Apollinaire:

"Gentil Rousseau tus nous entends
Nous te saluons
Delaunay sa femme Monsieur Queval et moi
Laisse passer nos bagages en franchise à la porte du ciel
Nous t'apporterons des pinceaux des couleurs des toiles
Afin que tes loisiers sacrés dans la lumière réelle
Tu les consacres à peindre comme tu tiras mon portrait
La face des étoiles"


HENRI ROUSSEAU. La carretela de père Juniet (1908). Musée de l'Orangerie (París)



Era el recuerdo que aquel grupo de jóvenes artistas dedicaba a su admirado Henri Rousseau, apodado el Aduanero. El mote le vino dado porque había ejercido durante muchos años el oficio de inspector de aduanas en la parisina Puerta de Vanves. En 1893 decidió dedicarse por entero a la pintura, su gran pasión, por lo que se jubiló de aquel oficio, que le dejó una exigua pensión y le condenó a llevar una vida de grandes apuros económicos.

Algunos años antes había empezado a colgar sus obras en el Salón de los Rechazados y en el Salón de los Independientes, donde lo hacían los pintores que no gozaban del favor oficial y académico. Desde el principio, su pintura, que prácticamente no evoluciona, muestra una personalidad tan fuerte y acusada, que lo hace fácilmente reconocible. Y también desde el principio podemos decir que no dejó indiferente a casi nadie. Mientras unos se burlaban abiertamente de su estilo sencillo, directo y primitivo (naif); otros, los más jóvenes, sintieron de inmediato una gran admiración y simpatía por el pintor y su pintura. Entre estos últimos hay que anotar los nombres de artistas como Picasso, Braque, Signac, Toulouse-Lautrec y Derain, y el de escritores como G. Apollinaire, A. Salmon y M. Jacob.


HENRI ROUSSEAU. La gitana dormida (1897) Museo de Arte Moderno, Nueva York.



Henri Rousseau es un ejemplo de pintor autodidacta, al que le gustaba decir que su único maestro había sido la Naturaleza. Aprendió a pintar copiando durante horas y horas en el Museo del Louvre a los grandes maestros, especialmente a los italianos. Su pintura tenía sólo un objetivo, disfrutar del arte, disfrutar de la pintura en estado puro. Es así como construye un universo vitalista, ingenuo, fresco, pero también enigmático, misterioso y fascinante. Su fuerza radica en el colorido alegre, vistoso y primitivo, con toda la energía de los colores puros.

Al principio, Rousseau se interesa por los retratos y las escenas urbanas del París de fin de siglo. A esta época pertenece su famoso "Yo mismo. Retrato con paisaje", en el que el pintor se nos muestra casi ingrávido, sobre un fondo de París con el Sena y un puente. En la mano su paleta, reivindicando su condición de pintor, y escrito en ella los nombres de Clémence y Josephine, sus dos esposas. En aquel tiempo, era frecuente que pagase favores y deudas con cuadros, como ocurrió con "La carretela de père Juniet", un regalo para el matrimonio Juniet, el tendero y vecino que le suministraba frutas y verduras, y le preparaba alguna comida.


HENRI ROUSSEAU. La encantadora de serpientes (1907). Musée d'Orsay, París.


Después, Rousseau empezaría a pintar las selvas, junglas y paisajes exóticos que le harían famoso, como "La gitana dormida", hoy convertido en auténtico icono del MOMA de Nueva York, y que curiosamente fue descubierto en una carbonería en 1924.

A partir de entonces, sus cuadros empezaron a alcanzar cierta cotización y, en 1905, llegó a cobrar 200 francos por "El león hambriento".

Las selvas de Rousseau son frondosas, pobladas de animales y en muchas ocasiones el escenario de luchas violentas y trágicos acontecimientos, a cuya intensidad y dramatismo no son ajenos el colorido y la luz. Es allí, en ese escenario salvaje, donde se desarrolla el primitivo combate entre la vida y la muerte.

Aunque Rousseau nunca salió de Francia, llama la atención su capacidad para recrear aquellos ambientes lejanos y exóticos. Se suele decir, aunque sin fundamento según sus biógrafos, que el conocimiento de aquel medio le pudo venir por su supuesta participación en la aventura mexicana de Napoleón III, que tuvo lugar durante los años en que el pintor prestaba su servicio militar. Esto es algo que forma parte de una biografía legendaria elaborada por sus admiradores. Lo que es seguro es que Rousseau pasó mucho tiempo en el Jardín Botánico de París reproduciendo aquellas hojas, plantas y árboles.


HENRI ROUSSEAU. Paisaje exótico. Lucha entre un gorila y un indio (1910). Museo de Bellas Artes, Richmond


Rousseau ha pasado a la historia como uno de los más importantes y genuinos representantes de la pintura naif, es decir, primitivos. En aquellos tiempos solían emplear el término despectivo de "pintor de los domingos" para referirse a los que se consideraban pintores aficionados. Pero la pintura de Rousseau no es la pintura de un aficionado, sino mucho más. Autodidacta, quizás ingenuo, pero un pintor honesto, laborioso y enamorado de la pintura. Tras la aparente sencillez de su obra, se revelan composiciones laboriosamente trabajadas, ensayadas y corregidas, por lo que, su apariencia superficial, fácil o infantil, es tan sólo eso, apariencia.

N. Comalrena resume acertadamente el papel y el significado de la pintura de Rousseau con estas palabras:

"Rousseau representa la reacción contra el impresionismo y el naturalismo del siglo XIX, una reacción solitaria y personal, sin base teórica, intuitiva e inconsciente, que marca el precubismo e invita al surrealismo.

Rousseau es el triunfo del entusiasmo y el trabajo; de la sincera e íntima pasión de un pintor por ser artista. Y Rousseau lo consiguió en silencio dedicado a sus colores y a sus cuadros, unos cuadros que no le condujeron al éxito en vida, pero le permitieron pintar como él realmente sentía".

(N. Comalrena. ROUSSEAU el Aduanero: pintor de sueños inexistentes", Rev. Album y Letras, nº 11)

HENRI ROUSSEAU. El sueño (1910). Museo de Arte Moderno, Nueva York

Probablemente las página más completas sobre Rousseau en internet sean El sueño de Henri Rousseau, llamado el Aduanero, cuya versión más amplia y completa es la francesa, pero también se puede visitar en español e inglés; y Henri Rousseau. The Complete works (en inglés), ambas con abundantes datos biográficos, imágenes y numerosos enlaces. En Ciudad de la Pintura y en la galería de wikipedia podeis encontrar buenas colecciones de sus obras. Y para terminar, os dejo aquí una colección de videos sobre Rousseau, algunos con imágenes de sus cuadros y una pequeña información sobre el pintor y otros con interesantes animaciones que nos permiten jugar con sus imágenes, como seguro le habría gustado al Aduanero de haber podido.