Ante la avalancha que parece avecinarse tras el estreno de la película "Ángeles y demonios", basada en el best-seller de Dan Brown, quizá sea ahora más necesario que nunca, volver la vista sobre Bernini, y disponer de una información contrastada, que nos ayude a situar el personaje en su verdadera dimensión histórica y no en la ficción literaria a la que nos tiene acostumbrados el escritor norteamericano y que tan lucrativa le resulta.
Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598 - Roma, 1680) es una de las figuras más completas del Barroco europeo. Arquitecto, pintor y escultor, podemos considerarlo como el Miguel Ángel del Barroco, y como él, también se sintió antes que nada escultor, carácter que incluso le confiere a su arquitectura, hasta el punto que Giedion le califica como escultor de edificios. Cultivó todos los géneros, y nadie como él supo interpretar y mostrarnos la sensibilidad barroca. Su obra llamó la atención desde los inicios.
Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, 1598 - Roma, 1680) es una de las figuras más completas del Barroco europeo. Arquitecto, pintor y escultor, podemos considerarlo como el Miguel Ángel del Barroco, y como él, también se sintió antes que nada escultor, carácter que incluso le confiere a su arquitectura, hasta el punto que Giedion le califica como escultor de edificios. Cultivó todos los géneros, y nadie como él supo interpretar y mostrarnos la sensibilidad barroca. Su obra llamó la atención desde los inicios.
Hasta 1623 se desarrolla lo que podemos considerar su etapa juvenil, en la que se centra sobre todo en escenas de carácter mitológico y bíblico, en las que acusa un fuerte influjo del manierismo y de la línea serpentinata, aunque ya se observa un giro decisivo hacia el Barroco. A esta época pertenecen los trabajos que realiza para el cardenal Borghese, algunos inspirados en las "Metamorfosis" de Ovidio, como Apolo y Dafne, El rapto de Proserpina, Eneas y Anquises; y otros en los relatos bíblicos, como el David, quizá su obra más conocida de este período. En esta última se aleja de las interpretaciones de Donatello, Verrochio y Miguel Ángel, para captar al héroe en el momento de la acción, y mostrando un realismo bastante inusual en Bernini.
A partir de 1624 puede considerarse que da comienzo una nueva etapa en su producción escultórica, que algunos califican como alto barroco. En ella las figuras aparecen envueltas en amplios y voluminosos ropajes, que revolotean alrededor de los cuerpos, creando profundos efectos de claroscuro y subrayando el impacto emocional, que es lo que se busca, como en el San Longinos de la Basílica de San Pedro, probablemente la mejor de esta etapa y la primera en la que se advierte plenamente el estilo barroco. Otras obras a destacar en esta fase son Santa Bibiana, y algunos retratos como el de su protector, el cardenal Scipione Borghese.
Entre 1640 y 1654 se produce el período más creativo de su carrera, en el que se suceden encargos muy importantes, que simultanea con su obra arquitectónica. Para atender ese ingente trabajo, al igual que Rubens y otros artistas del pasado, supo rodearse de un amplio y bien preparado taller. Es ahora, por ejemplo, cuando concluye el mausoleo del Papa Urbano VIII, proyectado veinte años atrás, donde crea un tipo de sepulcro que será ampliamente imitado.
Otra de sus grandes contribuciones en este período son las monumentales fuentes con las que diseña el urbanismo de Roma. Algunas de una gran sencillez, como la Fuente de la Barca, frente a las escaleras de la Plaza de España, iniciada por su padre Pietro Bernini y concluída por él, o la Fuente del Tritón, frente a la Plaza Barberini. Otras, en cambio, son de una gran monumentalidad, como la Fuente de los Cuatro Ríos, en Plaza Navona, frente al palacio Pamphili, que ocupaba la familia del Papa Inocencio X, y que le sirve para mostrar una alegoría donde exalta la grandeza de la Iglesia, del Papado y de la propia familia del pontífice. En esta última, el sentido escenográfico y teatral del Barroco, alcanza las cotas más altas, creando un urbanismo espectacular en el lugar antaño ocupado por el circo de Domiciano.
GIAN LORENZO BERNINI. Éxtasis de Santa Teresa de Jesús (1645-52) Capilla Cornaro, Iglesia de Santa María de la Victoria, Roma.
Hace por estos años también la que probablemente sea su obra cumbre, el Éxtasis de Santa Teresa de Jesús, y una de las obras más importantes de todo el Barroco. Las imágenes, suspendidas en el aire e iluminadas por un transparente, suponen la aplicación al arte religioso del sentido escenográfico y teatral que aplica al urbanismo. Este modelo lo repetirá más tarde, en 1676, en la representación de la Muerte de la Beata Albertoni, de la iglesia de San Francesco a Ripa, de Roma.
En el campo del retrato, lo más destacable que produce en estos años es el Retrato del Duque Francisco I d'Este, en el que envuelve entre ropajes los hombros y el busto cortado, evitando así la brusca interrupción de estos tipos de retratos, que se convertirá en el modelo que seguirán otros escultores y que él mismo culminará con el Retrato de Luis XIV en 1665, y que podemos ver en Versalles.
A partir de 1654, el estilo de Bernini evoluciona, y los historiadores se refieren a este período como estilo tardío. Su obra gana en expresividad y espiritualidad, las figuras se alargan y los ropajes se retuercen. Un Bernini en plena madurez, capaz de sorprendernos con escorzos ingrávidos y atrevidos como en Habacuc y el ángel. Pertenecen también a esta época los ángeles que le encargaron para el Puente de Sant'Angelo, en Roma, de los que sólo haría dos, que actualmente están, no en el puente, sino en la iglesia romana de Santa Andrea della Fratte; y también el Sepulcro del Papa Alejandro VII, en la basílica de San Pedro de Roma, una de las obras que mejor permite ver la evolución de esta última etapa.
Como síntesis, podríamos decir que las obras de Bernini se proyectan en el espacio, es decir, cuentan con el espectador como partícipe; utilizan el claroscuro como un efecto pictórico que le ayuda a conseguir las calidades; dispone sus esculturas con un sentido escenográfico y teatral, especialmente en lo decorativo, para lo que se ayuda de un modelado de gran aparatosidad a base de curvas y múltiples puntos de vista. Todo ello les proporciona esa gran exuberancia mística que le distingue como escultor.
En la web de la Galería Borghese (en italiano e inglés) podeis encontrar información sobre las obras de Bernini que hay en este museo. En Scultura Italiana (en italiano), podeis acceder a información sobre el escultor y una amplísima galería de fotos con sus obras. También merece la pena la página de Roberto Piperno (en inglés), donde igualmente hay información y fotografías de los trabajos de Bernini. Por último, Historia del Arte (en español) es un buen sitio al que acudir para encontrar imágenes y comentarios sobre la obra escultórica de Bernini.
Para terminar, os dejo aquí una selección de videos que he preparado de youtube. El primero, en español, es un breve recorrido por la obra de Bernini de la mano de artehistoria.com, los otros nueve restantes, en inglés, es una producción de la BBC con unas imágenes fantásticas. Creo que merece la pena.
A partir de 1624 puede considerarse que da comienzo una nueva etapa en su producción escultórica, que algunos califican como alto barroco. En ella las figuras aparecen envueltas en amplios y voluminosos ropajes, que revolotean alrededor de los cuerpos, creando profundos efectos de claroscuro y subrayando el impacto emocional, que es lo que se busca, como en el San Longinos de la Basílica de San Pedro, probablemente la mejor de esta etapa y la primera en la que se advierte plenamente el estilo barroco. Otras obras a destacar en esta fase son Santa Bibiana, y algunos retratos como el de su protector, el cardenal Scipione Borghese.
Entre 1640 y 1654 se produce el período más creativo de su carrera, en el que se suceden encargos muy importantes, que simultanea con su obra arquitectónica. Para atender ese ingente trabajo, al igual que Rubens y otros artistas del pasado, supo rodearse de un amplio y bien preparado taller. Es ahora, por ejemplo, cuando concluye el mausoleo del Papa Urbano VIII, proyectado veinte años atrás, donde crea un tipo de sepulcro que será ampliamente imitado.
Otra de sus grandes contribuciones en este período son las monumentales fuentes con las que diseña el urbanismo de Roma. Algunas de una gran sencillez, como la Fuente de la Barca, frente a las escaleras de la Plaza de España, iniciada por su padre Pietro Bernini y concluída por él, o la Fuente del Tritón, frente a la Plaza Barberini. Otras, en cambio, son de una gran monumentalidad, como la Fuente de los Cuatro Ríos, en Plaza Navona, frente al palacio Pamphili, que ocupaba la familia del Papa Inocencio X, y que le sirve para mostrar una alegoría donde exalta la grandeza de la Iglesia, del Papado y de la propia familia del pontífice. En esta última, el sentido escenográfico y teatral del Barroco, alcanza las cotas más altas, creando un urbanismo espectacular en el lugar antaño ocupado por el circo de Domiciano.
GIAN LORENZO BERNINI. Éxtasis de Santa Teresa de Jesús (1645-52) Capilla Cornaro, Iglesia de Santa María de la Victoria, Roma.
Hace por estos años también la que probablemente sea su obra cumbre, el Éxtasis de Santa Teresa de Jesús, y una de las obras más importantes de todo el Barroco. Las imágenes, suspendidas en el aire e iluminadas por un transparente, suponen la aplicación al arte religioso del sentido escenográfico y teatral que aplica al urbanismo. Este modelo lo repetirá más tarde, en 1676, en la representación de la Muerte de la Beata Albertoni, de la iglesia de San Francesco a Ripa, de Roma.
En el campo del retrato, lo más destacable que produce en estos años es el Retrato del Duque Francisco I d'Este, en el que envuelve entre ropajes los hombros y el busto cortado, evitando así la brusca interrupción de estos tipos de retratos, que se convertirá en el modelo que seguirán otros escultores y que él mismo culminará con el Retrato de Luis XIV en 1665, y que podemos ver en Versalles.
GIAN LORENZO BERNINI. Habacuc y el ángel (1655-61). Capilla Chigi, Iglesia de Santa María del Popolo, Roma.
A partir de 1654, el estilo de Bernini evoluciona, y los historiadores se refieren a este período como estilo tardío. Su obra gana en expresividad y espiritualidad, las figuras se alargan y los ropajes se retuercen. Un Bernini en plena madurez, capaz de sorprendernos con escorzos ingrávidos y atrevidos como en Habacuc y el ángel. Pertenecen también a esta época los ángeles que le encargaron para el Puente de Sant'Angelo, en Roma, de los que sólo haría dos, que actualmente están, no en el puente, sino en la iglesia romana de Santa Andrea della Fratte; y también el Sepulcro del Papa Alejandro VII, en la basílica de San Pedro de Roma, una de las obras que mejor permite ver la evolución de esta última etapa.
Como síntesis, podríamos decir que las obras de Bernini se proyectan en el espacio, es decir, cuentan con el espectador como partícipe; utilizan el claroscuro como un efecto pictórico que le ayuda a conseguir las calidades; dispone sus esculturas con un sentido escenográfico y teatral, especialmente en lo decorativo, para lo que se ayuda de un modelado de gran aparatosidad a base de curvas y múltiples puntos de vista. Todo ello les proporciona esa gran exuberancia mística que le distingue como escultor.
En la web de la Galería Borghese (en italiano e inglés) podeis encontrar información sobre las obras de Bernini que hay en este museo. En Scultura Italiana (en italiano), podeis acceder a información sobre el escultor y una amplísima galería de fotos con sus obras. También merece la pena la página de Roberto Piperno (en inglés), donde igualmente hay información y fotografías de los trabajos de Bernini. Por último, Historia del Arte (en español) es un buen sitio al que acudir para encontrar imágenes y comentarios sobre la obra escultórica de Bernini.
Para terminar, os dejo aquí una selección de videos que he preparado de youtube. El primero, en español, es un breve recorrido por la obra de Bernini de la mano de artehistoria.com, los otros nueve restantes, en inglés, es una producción de la BBC con unas imágenes fantásticas. Creo que merece la pena.
Me pregunto que le llevó a Winckelmann a escribir eso sobre Bernini,
ResponderEliminar¿Me puede ayudar?
http://www.anarkasis.net/Winckelmann/historia-del-arte-antiguo.htm#447
Para Winckelmann, uno de los padres del Neoclasicismo, el arte clásico había alcanzado la perfección, y los artistas debían limitarse a su imitación. En esta línea de pensamiento, la expresión de las emociones, el arrebato de las pasiones, los movimientos violentos y teatrales,...; la puesta en escena, en definitiva, de las obras de Bernini, no pueden parecerle mas que extravagancias, que alejaban el arte del ideal de armonía clásica, de la expresión serena de la belleza, que sí permanecen en Miguel Ángel, pero no en el barroco. De ahí que entienda que Bernini huye del clasicismo "por querer complacer los sentidos groseros y hacer que todo sea más palpable por expresiones comunes". En esto, como dice Gombrich, "es cuestión de gustos, acerca de la formación de los cuales es inútil discutir".
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