domingo, 12 de abril de 2009

Imaginería barroca en la Semana Santa de Cádiz

JACINTO PIMENTEL. Cristo de la Humildad y Paciencia, Iglesia de San Agustín (Cádiz) (Fotografía de El Pretorio)


Durante los siglos XVII y XVIII Cádiz adquirió una posición fundamental en la monarquía española. Su condición de cabecera de las flotas de Indias fue clave para el crecimiento urbano y la prosperidad económica que la ciudad experimentó durante aquellos siglos, y que nunca más ha vuelto a recuperar desde entonces.

Esa prosperidad económica, unida al desarrollo de la espiritualidad religiosa y auge de las cofradías que se experimentan por la influencia doctrinal del Concilio de Trento, son algunos de los elementos que nos permiten explicar los importantes encargos artísticos que se van a suceder en la ciudad durante esos años, como en otros puntos de Andalucía.

La mayoría de los escultores que trabajan en Cádiz pueden considerarse en el entorno de la escuela sevillana, que junto con Granada constituyen los dos grandes focos del barroco andaluz. De Sevilla se trasladará a Cádiz un buen grupo de escultores, algunos de manera provisional, como Alonso Martínez o José de Arce, y otros de forma definitiva, como Jacinto Pimentel, por ejemplo. Algunas de las imágenes de estos artistas hemos podido verla durante estos días procesionando por las estrechas calles gaditanas, como lo han venido haciendo desde hace siglos. Vamos a hacer un rápido repaso de esas imágenes elaboradas durante los siglos XVII y XVIII.


JACINTO PIMENTEL. Cristo de la Humildad y Paciencia, Iglesia de San Agustín (Cádiz) (imagen tomada de la web de la cofradía)



El primer domingo de la Semana Santa, desde la iglesia de San Agustín, inicia su desfile una de las mejores imágenes de la escultura barroca gaditana, el Cristo de la Humildad y Paciencia (1638), obra de Jacinto Pimentel. Durante un tiempo fue oficial de Francisco de Ocampo, que a su vez lo fue del gran maestro Martínez Montañés. La imagen, bellísima, fue un encargo para la antigua cofradía que integraba a los vizcaínos residentes en Cádiz. Se representa a Cristo sedente, esperando la crucifixión. La cabeza, apoyada en la mano, subraya el abatimiento que le embarga, ayudado por los signos de la pasión. El estudio anatómico, de gran calidad, sitúa a Pimentel a la altura de los mejores imagineros de su tiempo, aunque no disfrute de ese reconocimiento, probablemente porque son pocas las obras suyas que se han conservado. Una de ellas está en Sevilla, el San Juan Bautista de la iglesia de los Capuchinos, pero originariamente lo labró para el mismo templo gaditano de San Agustín. La duquesa de Osuna lo adquirió en un anticuario y lo donó al templo sevillano. Pero, como veremos, todavía tenemos otra más en Cádiz.


GIUSSEPPE PICANO. Cristo de la Vera-Cruz (1733), Iglesia de San Francisco (fotografía tomada de la web de la cofradía)


En el Lunes Santo son dos las imágenes barrocas que procesionan por las calles gaditanas. Una de ellas es la Virgen de las Penas, de la popular y viñera cofradía de La Palma. La imagen se atribuye tradicionalmente al círculo de Pedro de Mena, aunque resulta difícil de determinar, ya que está bastante retocada por la restauración de Francisco Buiza. Esta imagen procede del antiguo Convento de Capuchinos, de donde se trasladó a la Iglesia de La Palma por los años 40 del pasado siglo.

La segunda imagen del día es el Cristo de la Vera-Cruz, que tiene su sede en la Iglesia de San Francisco. Es una imagen del siglo XVIII, donada en 1733 por D. Juan de Figueroa, que la encargó de Nápoles, donde parece que la labró Giusseppe Picano. En esta época, que corresponde ya al reinado de Carlos III, la influencia italiana se intensifica y se percibe en el gusto por la suavidad y el movimiento de las figuras.

También de procedencia italiana es es el Cristo de la Piedad, que desfila el Martes Santo desde la Iglesia de Santiago. Su autor es el genovés Francisco María Maggio, y se fecha en torno a 1754, aunque la policromía original fue retocada muy poco después de su entrega, por artistas igualmente italianos, Francesco Mortola y Pedro Laboria.


JOSÉ MONTES DE OCA. Ecce-Homo (1730) Iglesia de San Pablo (fotografía tomada de la web de la cofradía)


En la iglesia de San Pablo, se guarda la figura del Ecce-Homo, que procesiona también el Martes. Se considera como una obra segura del escultor José Montes de Oca, hacia 1730, y guarda un gran parecido con otras obras del autor, como el Cristo yacente de la hermandad servita de Sevilla. Aunque también hay quien considera que pudiera ser obra de Francisco de Ocampo, uno de los discípulos de Montañés que trabajó en Cádiz, dadas las similitudes que mantiene con obras suyas.

Ese mismo día igualmente, desfila en procesión el Cristo de la Columna, desde la iglesia de San Antonio. Durante algún tiempo se le atribuyó a Alonso Martínez, pero hoy se sabe con certeza, tras la restauración llevada a cabo en 1996, que es de Jacinto Pimentel, ya que se encontraron su firma y unos documentos en el interior de la figura. Al igual que había hecho en el Cristo de la Humildad y Paciencia, Pimentel vuelve a dotar de un gran sentido del realismo en el sufrimiento de la Pasión. Posteriormente, en el siglo XVIII, se le añadieron ojos de cristal.

Para la cofradía de las Cigarreras, esculpió el toledano Francisco de Villegas en el segundo cuarto del XVII, una imagen de candelero de Nuestro Padre Jesús de la Salud, que procesiona el Miércoles Santo desde el Convento de Santo Domingo. En ella vemos otra vez un Cristo sedente, coronado de espinas y con la caña entre las manos. De este mismo autor es el Cristo del Santo Entierro, que sale de la Iglesia de Santa Cruz o Catedral Vieja, la noche del Viernes Santo. La figura fue un encargo del fundador de la hermandad, Hernando de Pareja, y en el contrato de 1624 se fijó un precio de 1.400 reales por la imagen. En 1865 se le incorporó la urna de plata y cristal con la que actualmente hace su recorrido.

FRANCISCO DE VILLEGAS. Cristo del Santo Entierro (1624) Iglesia de Santa Cruz (fotografía tomada del blog La Manigueta)


Una de las cofradías más austeras de toda la Semana Santa es la de la Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, más conocida como el Caminito. El grupo escultórico que toma su salida el Miércoles Santo, representa a Jesús en brazos de María después de bajarlo de la cruz. Realizado a mediados del XVIII, se atribuye al círculo de la familia Roldán, quizá Pedro Roldán, su hijo Marcelino o Diego Roldán y Serrallonga, según la fuente que se consulte.


ANDRÉS DE CASTILLEJOS. Nazareno de Santa María (1596-1602) Iglesia de Santa María (fotografía tomada de la web de la cofradía)



Pocas cofradías despiertan en Cádiz la misma pasión que el Nazareno de Santa María, como prueba la enorme penitencia que lleva y la afluencia de público que se congrega a su paso, especialmente en la salida y recogida en la iglesia de Santa María, el Jueves Santo, en el barrio del mismo nombre. Su autor se descubrió durante una restauración de 1996, y es el casi desconocido Andrés de Castillejos, que debió realizarla entre 1596 y 1602. Una de las características más destacadas de esta imagen de vestir es el pelo natural que se le puso como postizo.

El mismo día que la anterior hace su desfile la hermandad de los Afligidos, desde la parroquia de San Lorenzo. La imagen del Cristo de los Afligidos y de la Virgen de los Desconsuelos, componen uno de los pasos de mayor tamaño de todas cuantas salen y son del artista de origen flamenco Pedro Sterling, y se fechan entre 1726 y 1730. Se trató de un encargo del obispo don Lorenzo de Armengual de la Mota. El misterio representa la cuarta estación del vía crucis, cuando Jesús se encuentra a María en la calle de la Amargura.


ESCUELA GENOVESA o PEDRO STERLING. Virgen de los Dolores, Iglesia de San Lorenzo

A este mismo escultor, atribuyen J. Bernales Ballesteros y F. García de la Concha, la talla de la Virgen de los Dolores, de la misma parroquia que la anterior, perteneciente a la Orden Tercera de Servitas. Otros autores en cambio, hablan de una obra anónima de la escuela genovesa. Esta imagen desfila el Viernes Santo.

Y hemos dejado para el final la que sin duda alguna es la mejor obra de todas cuantas desfilan por las calles de Cádiz en la Semana Santa, el Cristo de la Buena Muerte, de la iglesia de San Agustín. Este crucificado es una de las mejores tallas del barroco andaluz y fue un encargo de los agustinos, de cuya iglesia sale el Viernes Santo. Su destino previsto era presidir la cripta de la iglesia.

Sobre la autoría de la imagen se han barajado diferentes hipótesis como Alonso Cano, Martínez Montañés, José de Arce y Alonso Martínez sin que hasta el momento haya podido determinarse, por lo que hemos de seguir considerándola como obra de autor desconocido, aunque en la web de la cofradía se atribuye al último de los mencionados.


¿ALONSO MARTÍNEZ?. Cristo de la Buena Muerte. Iglesia de San Agustín (fotografía tomada del blog La Manigueta)


La talla, un Cristo de tres clavos, con la cabeza inclinada sobre el hombro derecho y la barba hundida sobre el pecho, resulta de una emotividad sobrecogedora, con la voluminosa corona de espinas clavada sobre la frente y una mirada llena de dolor humano. El paño de pureza, anudado sobre la cintura, permite apreciar un modelado de una calidad excepcional. Pero si impresiona en el interior del templo, su paso por las calles gaditanas supone un momento único en toda la Semana Santa. Las calles totalmente a oscuras, los penitentes de riguroso negro, y el público en un riguroso y estremecedor silencio, sólo roto por el sonido fúnebre de los fagots que acompañan los golpes de horquilla de los cargadores, nos devuelven por un instante a la esencia escenográfica y teatral de la Semana Santa barroca.

La figura del Cristo va acompañada en su desfile de una imagen de la Virgen del Mayor Dolor que, como la mayoría de las de Cádiz, es una imagen de candelero para vestir. También hay dudas sobre el autor de esta talla, fechada en 1761, y encargo del fraile de la comunidad, fray Juan de Ochoa. Para unos se trata de una obra que hay que relacionar con la escuela genovesa, y se han apuntado los nombres de Anton Maria Maragliano y Domenico Giscardi; otros, en cambio, lo relacionan con la escuela levantina, apuntándose en este caso los nombres de los valencianos Ignacio Vergara y Blas Morner.


GANDULFO / J. VACCARO. Calvario, Oratorio de la Santa Cueva (fotografía tomada de Guaykiki)

Para terminar con este repaso, citaremos un grupo escultórico de carácter procesional pero que no desfila en la Semana Santa, el Calvario de la cámara baja del Oratorio de la Santa Cueva, compuesto por una Dolorosa, Crucificado, San Juan Bautista y las dos Marías. Su composición se realiza con diferentes maestros de origen genovés, como Gandulfo y Jácome Vaccaro, a quienes Lorenzo de la Sierra atribuye respectivamente el crucificado y las Marías.

Como habeis tenido ocasión de comprobar, la mayoría de las cofradías disponen de su propia web, en ellas podreis encontrar información sobre las imágenes y otros muchos aspectos relacionados con la Semana Santa gaditana. Además disponeis de varios portales dedicados por entero al mundo de las cofradías, algunos con fotografías e informaciones muy valiosas sobre los aspectos artísticos de las tallas, como el caso de Cádiz Cofrade, La Voz Cofrade o CádizPasión.

1 comentario:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=j3EyoA5ytok

    Ay,ay,ay,ay...
    No soy,
    no soy de esta tierra,
    ni conozco a nadie.
    El que lo haga.
    Quien lo hiciera bien para mi niño.
    que Dios se lo pague.

    .......................................

    Padre, Padre mi Jesús
    el de Santa María,
    que estas duquelas,
    que estas fatigas,
    que mi cuerpo revela ay,ay,ay
    se me vuelvan alegrías.

    .......................................

    A la iglesia mayor fui
    a pedirle al Nazareno
    que me salvara a mi padre.
    Me contestó que no,
    que me dejaba a mi madre.
    Ay,ay,ay. (x2)
    DIOS MIO COMO SE PUEDE CANTAR ESTO??

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