Reconstrucción del tímpano del Templo de Atenea en Afaia
El estudio de la escultura griega, a pesar de que sabemos mucho sobre ella, sigue presentando diferentes inconvenientes que no siempre son suficientemente conocidos y que debemos tener en consideración.
La primera de ellas es la falta de piezas originales, ya que la mayoría de las esculturas en mármol de los siglos V y IV aC que han llegado hasta nosotros, son copias romanas. Conservamos, eso sí, los relieves que ornamentaban los frisos, tímpanos y metopas de los recintos religiosos.
A esta primera dificultad, se añade una segunda. Hoy estamos acostumbrados a contemplar, por ejemplo, los mármoles del Partenón o las Cariátides del Erecteion con el color crudo de la piedra. Sin embargo no era así como las veían los atenienses que paseaban por la Acrópolis, ni tampoco Fidias y los demás escultores que trabajaron en ellas. Al contrario, buscaban dotarlas de realismo, que parecieran de verdad, y para ello nada mejor que policromarlas, empleando colores que a veces, para el gusto actual, pueden resultar incluso estridentes. Las carnes se cubrían con una suave capa de cera de colores claros, que además favorecía su conservación.
Atenea Lemnia, de Fidias
(reconstrucción)
Las técnicas actuales permiten hacernos una idea de los colores utilizados y rescatar, al menos de una manera virtual, su aspecto original.
En el año 2004 se organizó en los Museos Vaticanos, en Roma, una exposición clarividente, titulada "Mil años de colores en la escultura antigua", y otra similar tuvo lugar en Atenas y otras ciudades europeas durante el año 2007, con el título de "Dioses en color". Ambas se proponían proporcionar una visión más exacta de la escultura griega.
Un tercer problema es el material empleado en la escultura. También aquí tenemos una idea formada sobre la base de las copias romanas en mármol, y también esta es equivocada, ya que el material preferido para las esculturas exentas era el bronce, y apenas si contamos con algunos ejemplares en ese material.
En ellas, el bronce tenía un aspecto dorado y, para ganar en realismo, en los ojos se incrustaban materias vítreas coloreadas y los labios se cubrían con láminas metálicas rojizas. En el año 1972, sumergidas en las aguas del mar Jónico, frente a Riace, aparecieron dos fabulosas esculturas en bronce de época griega, bautizadas como los Guerreros de Riace, atribuidas al escultor Pitágoras de Reggio. Los dos guerreros aportaron, no sólo algún espacio en el vacío de bronces griegos, sino que también pusieron de manifiesto todo lo que nos estamos perdiendo. Al contemplarlos se entiende mejor a aquellos que afirman que contemplar la escultura griega en copias romanas de mármol, es como leer una traducción de un poema a otro idioma.
Guerreros de Riace, Museo Nac. Reggio Calabria
Los guerreros de Riace pueden admirarse actualmente en el Museo Nacional de Reggio Calabria. Ambas figuras se realizaron siguiendo la técnica de la cera perdida, un método que no permite el error, ya que al verter el metal líquido se destruye el original en barro. El método consistía en hacer una primera figura de barro con la forma del objeto, posteriormente ésta se recubría con una capa de cera, que a su vez volvía a recubrirse con otra de barro. A esta última se le practicaban unos orificios por donde luego se vertía el bronce derretido que derretía la cera del interior que se expulsaba por los orificios inferiores. Una vez enfriado el bronce, se completaba el trabajo reparando los pequeños desperfectos, soldando si era necesario y alisando hasta su acabado.
La última de las consideraciones que vamos a hacer se refiere a otra técnica muy apreciada por los griegos e igualmente escasa: la criselefantina. Técnica extraordinariamente rica, se reservaba para la divinidad y para los grandes templos y santuarios. Combina dos materiales de un extraordinario valor: el oro y el marfil, con ellos se cubría una especie de maniquí de madera.
Atenea Pártenos, de Fidias (reconstrucción del Partenón de Nashville, Tennessee)
Así era la extraordinaria Atenea Pártenos de Fidias, hoy perdida, que estaba en el Partenón. "La luz, procedente de la puerta, iluminaría la escultura, que a su vez arrojaría destellos en todas las direcciones, llenando de asombro al visitante, al ver reflejada en el suelo la imagen de la diosa con el pequeño estanque que solía haber delante", escribe J.J. Martín González en el primer volumen de su "Historia del Arte" (Madrid 1978, Ed. Gredos, p. 167).
Es bastante intersante eso de hacer una figura de barro y luego por orificios rellenarla de bronce, una técnica bastante astuta y sublime a la vez, ya que como dijiste no opta a fallos por la fácil ductilidad del barro
ResponderEliminarCuriosos los colores, algo estridentes pero supongo que debía ser de lo más "chic" de la época
Tuve la suerte de ver esta exposición en el museo de Atenas (el problema es que el libro que hablaba sobre el tema sólo estaba en alemán o en griego moderno, y no é lo suficiente...).
ResponderEliminarLa verdad, impacta un poco, pero es muy interesante ver cómo debían ser las esculturas en el mundo clásico mediante estas reproducciones. A veces creo que está bien que veamos estos contrastes, para que dejemos de concebir la Grecia clásica a nuestra manera (vamos, un mundo perfecto y blanco).
Post datam: Gracias otra vez por el artículo sobre ese precioso cuadro.
Gracias a ti Andrea, por invertir un poco de tu tiempo en seguir las incidencias de este blog, y vaya suerte poder ver la exposición.
ResponderEliminarSon muchos quienes aún no han salido de la concepción idealista del neohumanismo alemán... Y con estas fotos se llevarían las manos a la cabeza, pero bien sé que la Grecia que se ha de estudiar no se esconde bajo esa imagen concebida.Me parece, de hecho, interesante tu iniciativa de colgar esto aquí, porque aún medio mundo aún cree que todas las estuatuas que adornaban el mundo clásico eran verde bronce o blanco crudo (de la piedra)... Cuando el mundo clásico era mucho más humano que esas recreaciones llenas de mármol, oro y piedra; y no creo de hecho que el hombre clásico, por muy clásico que sea, nunca dejase de ser ser hombre.
ResponderEliminarbuenas las imagenes, y muy buena la tecnica que usaban para realizar las figuras, yo creo que en la epoca en la que estamos y con los materiales de los que disponemos, el hombre no sería capaz de hacer obras tan monumentales, y había que ver como eran las que no han llegado a nosotros y las que aún pueden estar por llegar.
ResponderEliminarMuy interesante esta entrada sabia ke los griegos pintaban las esculturas estridentemente perono habia tenido ocasion de ver nisikiera una aproximacion es una cultura ke me encanta y hoy he tenido el placer (despues de tres dias oyendo al personal del museo eso de aforo completo) de ver la exposicion de la belleza del cuerpo entre las que se encuentra el discobolo y otras 124 piezas que hasta la mas pequeña hace a una sentirse insignificante pensando en la precision y grandeza de la que te rodeas
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