La fragua de Vulcano (Museo del Prado, Madrid) es una de las obras que han debido comentar los alumnos de Historia del Arte, de Andalucía, en el último examen de Selectividad. El cuadro fue pintado por Velázquez en 1630, durante su primer viaje a Italia, y la mayoría de los expertos lo consideran pareja de La túnica de José, pintada por las mismas fechas.
Velázquez se inspira en las Metamorfosis de Ovidio, para narrar el momento en que Apolo descubre a Vulcano la infidelidad de Venus, su esposa. Ironías del destino, parece que es para Marte, su amante, para quien posiblemente fuese destinada la armadura que están forjando el dios y los trabajadores del taller. La sorpresa, tanto del dios como del resto de figuras, ante la inesperada revelación, es magníficamente recogida por el pintor sevillano, en una espléndida galería de retratos individuales. Este episodio burlesco de marido cornudo, es muy propio de la postura antimitológica de los autores españoles del Siglo de Oro español, y opuesta a la tradición europea, como escribe Julián Gállego en el Catálogo de la Exposición de Velázquez del Museo del Prado de 1990.
En 1628, Velázquez conoció a Rubens, que se encontraba de paso por Madrid. El pintor flamenco se encontraba por entonces, en la cima de su prestigio y creatividad, y seguramente Velázquez quedaría fuertemente impresionado por aquel encuentro. Sin duda, el contacto con Rubens, y la mutua admiración de ambos por Tiziano, debió hacerle ver con claridad, las carencias de su formación y el camino para superarlas: Italia, donde se encaminaría un año después, en el que sería su último período de formación.
En la obra se ponen de manifiesto los cambios que está experimentando la pintura de Velázquez, que todavía deja ver los rasgos naturalistas de sus primeras obras, en detalles como el bodegón sobre la chimenea y los rostros de algunos personajes; al tiempo que van desapareciendo los tonos negruzcos, la pincelada se va haciendo más ligera, se interesa por el desnudo y, sobre todo, el color empieza a adquirir su auténtica personalidad, apareciendo los grises, verdes y malvas, que le acompañarían durante el resto de su pintura.
Buenas Gonzalo, te escribe aquí un ex-alumno y ahora estudiante de medio ambiente, camarero en verano y músico en ratos libres jejeje, si, soy Iván y quería comentarte que llevo bastante tiempo siguiendo tu blog, me parece muy bueno, me quedo enganchado mas de un día leyendo todos los temas que expones en el, y la verdad, se agradece bastante leer algo así, después de tanto escuchar, oxidación del metano, fitoreductores, azul de metilo, etc...Que para que me voy a engañar, hecho mucho de menos esto.
ResponderEliminarTambién te escribía por que me gustaría que me aconsejaras alguna novela para leerla estas navidades, sobre Velazquez, Rubens y demás pintores de la época.
Eso es todo, un fuerte abrazo, y seguiré por aquí leyendo, escribiendo y como no, aprendiendo
Iván Saborido
Hola Iván, me alegro mucho de tener noticias tuyas, que sigas interesándote por el arte y de tenerte como seguidor del blog. Es reconfortante.
ResponderEliminarPara estas Navidades sobre Velázquez aquí tienes tres títulos, aunque yo no he leído ninguno de ellos y no sé qué tal estarán:
Lourdes Ortiz (la más conocida de los tres autores) escribió hace unos años una novela que se titula "Las manos de Velázquez"; Francisco Galán, ha publicado este año una novela titulada "Memorias del guerrillero con dos cabezas", donde une a Velázquez y Goya; y Aurelia Mª Romero tiene también una novela sobre Velázquez, "Velázquez, la magia del espejo".
En cuanto a Rubens, sólo conozco un relato breve que escribió el siglo pasado Pedro Antonio de Alarcón e incluyó en "Novelas cortas" que se llama "Las Dos Glorias" y que puedes leer en internet.
Ya me contarás qué tal están.
Espero que nos veamos pronto, si no, ya sabes, como siempre en verano, nos tomaremos unas caballitas y sardinitas asadas que vosotros preparais mejor que nadie en Cádiz.
Un abrazo, y ánimo con los fitoreductores, metanos y similares.