lunes, 26 de enero de 2009

La luz en el arte gótico

Catedral de León, siglo XIII


El nacimiento de la arquitectura gótica, y su expansión inicial tuvieron lugar en la Île de France, con la construcción de la abadía de Saint Denis en el siglo XII, por el abad Suger, cuyo modelo luego sería ampliamente reproducido en otros lugares de Francia y, más tarde, del resto de Europa.

Los elementos arquitectónicos que configuran las construcciones góticas, principalmente el arco apuntado y la bóveda de crucería o de ojivas, se tomaron del repertorio de la arquitectura románica normanda. Estos dos elementos serán los rasgos constructivos más importantes del nuevo estilo, lo que ha llevado a muchos historiadores a considerarlos como los auténticos definidores del gótico. Sin embargo, los elementos arquitectónicos en este caso no definen el estilo.

Para el historiador alemán Otto von Simson, lo que hace absolutamente distinto al gótico de cualquier otro estilo es, además de una relación original entre la estructura y la apariencia del edficio, la utilización de la luz. Es decir, el arquitecto o constructor gótico no encuentra la luz, sino que conscientemente la busca, y para ello se vale y desarrolla los elementos constructivos que necesita para lograrlo, como son el arco apuntado, el arbotante y la bóveda de crucería, y no al revés. Esa búsqueda consciente está presente desde los mismos orígenes del gótico en Saint Denis, y fue uno de los rasgos que llamó más la atención a sus contemporáneos del nuevo templo.


Santa Capilla, París (siglo XIII)


En el arte románico, el muro se oponía a la luz, impedía su paso, sumiendo el interior de los templos en una atmósfera sombría y de recogimiento. En el gótico ocurre todo lo contrario, la luz penetra al interior de las iglesias, fundiéndose con el muro y transfigurando el interior en espacios claros y diáfanos. Según el mismo autor, la relación entre este concepto de luminosidad y la metafísica medieval es bastante clara. Fue San Agustín quien recordó que a Cristo se le llama Luz Divina propiamente y no en un sentido figurado. Para los siglos XII y XIII, la luz era la fuente de toda belleza visual, así lo entienden, entre otros, pensadores tan distantes y diferentes como Santo Tomás de Aquino y Hugo de San Víctor, que coinciden en afirmar que lo bello participa de dos características, la proporción y la luminosidad. En el resto de la literatura filosófica de la época, se utilizan con frecuencia adjetivos como lúcido, luminoso y claro para describir la belleza visual, y la belleza, conviene recordar, no era considerada como un valor independiente de los demás, sino como el resplandor de la verdad, es decir, de Dios.


Vidriera de la catedral de Chartres, siglo XIII


Podría pensarse, por tanto, que los constructores góticos aspiraban a representar la Jerusalén celestial, descrita en el Apocalipsis como una ciudad que desciende sobre la tierra para convertirse en la morada de Dios entre los hombres, y que allí se dice que era de "oro puro como cristal transparente". En la Santa Capilla de París, alcanza esta idea su máxima expresión, sustituyendo casi por entero el muro en favor de sus espectaculares vidrieras de colores.

Para alcanzar ese logro, la distribución de los paramentos interiores de las catedrales góticas fue evolucionando. En la catedral de Noyon, de la segunda mitad del siglo XII, se distinguen cuatro niveles: naves laterales, tribuna, triforio y claristorio. En la de París, de esa misma época, la supresión del triforio permitió aumentar la superficie del claristorio con unos magníficos rosetones y vidrieras. En Chartres, ya en la primera mitad del siglo XIII, lo que se suprime es la tribuna, conservando el triforio, que al tener menos altura que aquella, permite una mayor expansión de la superficie acristalada, en la que se admiran uno de los más espléndidos conjuntos de vidrieras de todo el gótico.

6 comentarios:

Antonio Martínez dijo...

Las sensaciones que se perciben al entrar en la Sainte Chapelle e París es comparable con muy pocas cosas: tal vez con el Panteón, tal vez con las sensaciones al entrar en una mastaba o en una pirámide ou en Abu-Simbel.
Preciosa entrada.

Duncan de Gross dijo...

...Y se hizo la luz, gran entrada, me sigue ayudando a repasar conocimientos!!...

Gonzalo Durán dijo...

Es curioso Antonio, pero cuando estuve en el Panteón pensé también en la Santa Capilla. Curioso.

clariana dijo...

He entrado a curiosear por tu blog y me he encontrado con este magnífico comentario de las vidrieras de las catedrales góticas, me gusta mucho lo que explicas sobre la luz y el recogimiento. Hace tiempo pude ver la Sainte Chapelle en París y me causó enorme emoción. Es muy agradable sentir el silencio y los diáfanos colores de los vitrales, estando en oración.

Anónimo dijo...

solo quería añadir qe las vidrieras más antiguas que se encuentran en Santa Maria del Mar de Barcelona no son las de la rosassa si no las que se encuentran ahora en la cripta, desplazadas, obra de un maestro anónimo del siglo XIV. los dos plafones representan el Lavatori dels peus de Cristo y una IMAGEN DE LA vIRGEN.

Gonzalo Durán dijo...

Pues añadido queda. Saludos.

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