martes, 6 de enero de 2009

Algunas críticas a las primeras exposiciones cubistas

Pablo Picasso. "Las señoritas de la calle Avinyó" (1907) Metropolitan Museum of Art, Nueva York


Este cuadro de Picasso es considerado no sólo como la obra germinal del cubismo, sino que para André Salmon, supuso también el nacimiento de la pintura de vanguardia. A partir de ella, el cubismo se iría definiendo como una de las manifestaciones artísticas más fértiles y revolucionarias del arte del siglo XX. Los pintores cubistas, al abandonar la perspectiva y la composición racional del espacio, inventaron una nueva manera de representar la forma de las cosas, que va más allá de lo que nosotros vemos, porque no pretende mimetizar la realidad, obligándonos a mirar en el interior de los objetos y haciéndonos partícipes, por tanto, del propio proceso de creación. Su impacto sólo es comparable a lo que la pintura experimentó con la introducción de la perspectiva en el siglo XV.

El cubismo, como movimiento artístico, se desarrolla propiamente entre 1907 y 1914, y puede considerarse como un estilo creado conjuntamente por Pablo Picasso y Georges Braque. La estrecha relación y colaboración entre ambos pintores en el desarrollo del movimiento fue descrita por ellos mismos del siguiente modo: " ...para Braque ambos -Picasso y Braque- eran como dos escaladores encordados en una montaña. Picasso, por su parte, recalcó literalmente que Braque "era mi esposa". Ambas metáforas muestran la intimidad de una asociación laboral que incluso les condujo, durante un corto período de tiempo en 1911 y 1912, a borrar sus personalidades individuales en aras de la explotación conjunta de nuevos recursos pictóricos, llevando a cabo pinturas casi idénticas en las que no ponían firma alguna" (DAVID COTTINGTON, Cubismo).

En el origen del movimiento pueden apreciarse las influencias y aportaciones de algunos neoimpresionistas como Seurat y Signac, además de la escultura del África negra. Sin embargo, es unánimemente aceptado que la mayor de las influencias vino dada por el trabajo de Cezanne y sus intentos por plasmar la estructura de la realidad en sus formas esenciales.

El poeta Guillaume Apollinaire, uno de los grandes amigos de Picasso y también uno de los principales divulgadores del movimiento, distinguía cuatro tendencias entre los pintores cubistas, que él llamaba cubismo científico (Pablo Picasso, Georges Braque, Juan Gris, Jean Metzinger, Albert Gleizes y Marie Laurencin), cubismo físico (Le Fauconnier), cubismo órfico (Robert Delaunay, Fernand Leger, Francis Picabia y Marcel Duchamp) y cubismo intuitivo. La historiografía actual, en cambio, prefiere hablar de cubismo analítico y cubismo sintético.


GEORGES BRAQUE. Le Guéridon (1912). Centro Pompidou, París. Fotografía http://pintura.aut.org)


El cubismo analítico afecta a las obras de Picasso y Braque entre 1909 y 1912. Se caracteriza, sobre todo, por la técnica del facetado, que consiste en presentar el espacio por facetas o de un modo fragmentado. Es ahora cuando se produce la desaparición de la perspectiva y la introducción simultánea de varias configuraciones de un objeto que, por ejemplo, puede ser visto de frente y de perfil. Además, emplean en las pinturas una gama de color reducida y apagada, hasta el punto que los entramados lineales que configuran las superficies resultan difíciles de reconocer. Se está caminando hacia la abstracción, aunque como escribe Apollinaire, "todavía no es tan abstracto como querría ser".


JUAN GRIS. Botella de Anís del Mono (1914) Museo Nacional Centro Reina Sofía, Madrid. (Fotografía http://www.museoreinasofia.es)



A partir de 1912, se empieza a gestar el cubismo sintético. En esta fase, el objeto ya no se descompone, sino que se resume o sintetiza en sus aspectos más esenciales, sin ningún tipo de sujeción a las leyes de la imitación de la apariencia. Para ayudarse a formar la visión sintética de los objetos, se valieron de la aplicación del collage (papeles u otros materiales pegados al cuadro). Para algunos historiadores, el collage fue la mayor aportación que hizo el cubismo, ya que sería adoptado por otros muchos artistas y tendencias que vinieron después, llevándolo hasta extremos no imaginables por los cubistas (Lourdes Cirlot, Las claves de las vanguardias artísticas en el siglo XX).

Sin embargo, en aquellos años, cuando se hablaba de los pintores cubistas, no se hablaba de analistas o sintéticos, sino que se hablaba de dos tipos de pintores cubistas, los llamados galeristas y los denominados "cubistas de salón". Los primeros, los galeristas, eran Picasso y Braque que, o bien no expusieron nunca en los salones, como fue el caso del malagueño, o pronto dejaron de hacerlo, como fue el caso del francés. Sus obras sólo podían verse en sus estudios o en la galería de arte de Daniel Henry Kahnweiler, el marchante y galerista que desde 1909 había asumido la venta de prácticamente todos los cuadros que producían ambos. Desde luego, la apuesta le salió redonda, a este joven alemán, del que este mes se cumplirán 30 años de su muerte.


ALBERT GLEIZES. Retrato de Jacques Nayral (1911). Tate Modern, Londres. Formó parte del Salón de Otoño de 1911. (Fotografía: http://www.tate.org.uk)


En cuanto a los segundos, se les denominó cubistas de salón, porque siguiendo el camino abierto por los impresionistas, exponían en los salones que reunían en París anualmente a los pintores no oficialistas. Sin duda, la presencia de pinturas cubistas ayudó a dar a conocer el estilo, pero lo que más contribuyó no fue la presencia en sí misma, sino algún ruidoso escándalo producido por ellas, como veremos.

El primero en explorar ese camino fue Braque, que participó en el Salón de los Independientes de 1908. En 1910 lo hicieron Jean Metzinger, Robert Delaunay, Marie Laurencin y Le Fauconnier, aunque de manera individual. La prole de seguidores que iba sumando el movimiento, hizo que un año después, en 1911, se hiciera la primera exposición colectiva cubista, resérvandosele íntegramente para ellos la Sala 41 en el Salón de los Independientes de aquel año. Además de los que ya lo habían hecho el año anterior, ahora también colgaron sus cuadros Fernand Leger y Albert Gleizes. Y aquel mismo año, se celebró la primera exposición cubista fuera de Francia. Se celebró en Bruselas, y fue entonces cuando Apollinaire, en el catálogo de la exposición y en nombre de los artistas, aceptó como válido el término cubista, que hasta entonces había sido rechazado por ellos.

Sobre el origen del término se dice que fue empleado por primera vez en 1908 por el crítico Louis Vauxcelles (el mismo que acuñó el de fauvismo), quien al ver un cuadro de Braque en la galería de Kahnweiler, se refirió a él como cubisme o bizarre cubes. Sin embargo, Apollinaire se lo atribuye a Matisse con estas palabras: "La moderna escuela de pintura lleva el nombre de cubismo. Le fue dado despectivamente en el otoño de 1908 por Henri Matisse, que acababa de ver un cuadro con casas, cuya apariencia cúbica le habría impresionado fuertemente".


JEAN METZINGER. "La gouter" (1911). Museo de Arte de Filadelfia. Expuesta en el Salón de Otoño de 1911.

Sin embargo, el gran espaldarazo del cubismo se lo proporcionó el Salón de Otoño, que venía celebrándose desde 1903. En la edición de 1911, participaron Gleizes, Metzinger, Leger, a los que se unieron Marcel Duchamp y su hermano, el escultor Raymond Duchamp-Villon. Digo el gran espaldarazo, porque las críticas fueron tan feroces, despiadadas y ácidas, que se formó un auténtico escándalo, y si alguno no sabía quiénes eran o qué era el cubismo, terminó por enterarse. Para muestra, aquí van algunas de ellas.

Arsene Alexandre, columnista de "Le Figaro" definió al nuevo estilo como "una simple locura, sin principios serios y sin alcances; [...] para diversión de los papanatas en los residuos de las escuelas".

Edouard Sarradin, en "Journal des Debats", empieza por quejarse de la debilidad y acomplejamiento del jurado por haber permitido la inclusión de lo que califica como fealdades inconcebibles, realizadas por unos jóvenes muy bien vestidos pero que tratan a Rembrandt y Rafael de asquerosos y que cuando "se les pide que expliquen su religión se limitan a contestar misteriosamente señalando sus cubos".


Catálogo del Salón de Otoño de París de 1911
(Fotografía tomada de http:www.salon-automne-paris.com)


Más racional es el análisis que realiza Georges Lecomte para "Le Matin", ya que procura no dejarse llevar por las emociones y trata de indagar en los propósitos de los cubistas, aunque no los comparta ni los entienda. Empieza por cuestionar el propio talento de los jóvenes pintores, no sólo de los cubistas, sino en general, criticando su falta de esfuerzo, interés y deficiente formación, creyendo que cualquiera puede empezar a pintar y considerarse un genio. Es eso lo que les lleva a elaborar obras "feas y arbitrarias, sin enlace con la vida, donde no halla nuestra sensibilidad ninguna emoción de humanidad o de naturaleza. Es por ello que les dejaremos con sus pueriles y fastidiosas geometrías a los señores cubistas, quienes sólo aciertan a ver, en los seres humanos, triángulos, cuadrados, cubos, paralelipípedos, etc.; [...] No discutimos su sinceridad. Pero su empresa deformadora es demasiado opuesta a todas las nociones de lo bello" y resulta incomprensible.

En la misma línea de este último, y en el mismo periódico, apareció otra crítica que se burlaba abiertamente del cubismo y los cubistas: "El Salón de Otoño consagró ayer, definitivamente una nueva escuela de pintura que va a trastocar el mundo. Es el cubismo. El cubismo no consiste como pudiera suponerse, en pintar exclusivamente el cubo. El cubista conoce también el trapecio y toca agradablemente el triángulo. El polígono, el exágono y el rectángulo le son familiares", y continúa en el mismo tono de mofa el resto del artículo. No podía imaginar aquel columnista lo acertado que estaba en sus premoniciones sobre la fuerza transformadora del cubismo, aunque no en la dirección que él apuntaba.

Gabriel Mourey, en "Le Journal", no creía ni en el porvenir del cubismo ni de Picasso ya que "el cubismo ha dicho su última palabra: es el canto del cisne de la impotencia presuntuosa y de la ignorancia satisfecha". No parece que tuviera mucho futuro como adivino.

En el "Excelsior" simplemente se decía que las pinturas de la sala de los cubistas causaba risa: "En la sala de los cubistas, la más franca de las risas resonó hasta las cinco de la tarde. Si esos señores no sucumben bajo el peso de su éxito bufo, es que tienen la epidermis muy dura".

Despiada fue también la crítica de Louix Vauxcelles en "Le Gil Blas", no ahorrando calificativos: llamó a las obras cubistas "infames embadurnaduras"; "La gouter" de Metzinger era "La Joconda à la cuiller", de pechos romboédricos"; la pintura de Marcel Duchamp una tortilla rocosa y patatas crudas; las mujeres de Lafresnaye, dibujos deformados de Matisse; Leger "practica el tubo y no el cubo. Él enchufa tubos de canalización. Esto no es pintura sino trabajo de plomero"; y concluía llamando a los cubistas "bípedos del paralelípedo". Desde luego no puede negársele ingenio, otra cosa es compartir sus criterios.



FERNAND LÉGER. Nus dans la forêt (1909-10) Rijksmuseum Kröller-Müller, Otterlo
Una de las obras expuestas en el Salón de los Independientes de 1911 (Fotografía http://pintura.aut.org/)


Todas estas críticas están tomadas de La Vanguardia del jueves 5 de octubre de 1911. El crítico del periódico hace la suya propia, igualmente negativa, y considera al cubismo como una excentricidad más de las que se producen en París, y escribe: "Esa descomposición de la figura humana y de la naturaleza en sólidos geométricos, colocando la pintura al nivel de los rompecabezas, es un entretenimiento como otro cualquiera, que sólo tiene de malo el daño que puede inferir á esos jóvenes que, impotentes para hacer lo que los artistas bien dotados hacen, se figuran que con seguir el último figurín pictórico, están al cabo de la calle para ser proclamados unos genios". Lo novedoso de su crónica es que no se limita a repartir leña a los artistas, sino también a todos aquellos que se declaran admiradores del cubismo, a los que considera "bodoques, que reconociéndose tontos de capirote, buscaban qué poseían de excepcional tales producciones, que a ellos se le escapaba en su corta comprensión".

Cuando leemos, especialmente los libros de texto, puede parecer muchas veces que el desarrollo, reconocimiento y aceptación de las vanguardias artísticas y del arte moderno en general, se produjo casi de una manera natural. A la vista de comentarios como los que recogemos aquí, podemos ver que no fue exactamente así.

Para profundizar algo más en algunos de los aspectos tratados en el artículo, podeis leer el Manifiesto Cubista de Apollinaire y visitar la página oficial del Salón de Otoño de París (en francés). Para tener una visión general del movimiento, hay muchas páginas en internet, un buen resumen lo podeis leer en wikipedia y otro en masdearte.com que además incluye enlaces a aspectos particulares.

También en youtube hay diferentes videos sobre el cubismo. Este que os dejo aquí es uno de ellos.


4 comentarios:

Duncan de Gross dijo...

A pesar de que los trabajos de Braque y Picasso eran paralelos, y cierto es que al parecer juntos contemplaron a Cezanne, y "Jugadores de Cartas" les llamó mucho la atención a los dos...Braque, quizás resentido por no haber evolucionado años después, comentaría a sus allegados que Picasso le "robaba ideas, pensamientos"...Cosas de pintores...Igual que el Vlamick que creo que llegó a denunciarlo ante los nazis durante la ocupación, y escribió en contra de Picasso, al cual culpabilizaba con haber envenenado la pintura francesa: Uff, tela... Gran entrada, muy interesante y completa!!, un saludete!!.

Javier Ridruejo dijo...

Sólo responder a tu amable comentario en mi blog. En cuanto pueda haré un coemntario a tu entrada. Gracias por tus amables palabras.

Yaiza dijo...

Hola Gonzalo, soy Yaiza !
Bueno nada decirte que me he estado pasando estos ultimos dias por tu blog para poder leer hacerca de algunos artistas y algunas corrientes que ahora estoy estudiando, y no dude en que en linea serpentinata encontraría información como mínimo interesante y útil para mi trabajo.
Un saludo !

Gonzalo Durán dijo...

Hola Yaiza, ¡qué alegría "verte" por aquí otra vez!. Espero que haya podido servirte de ayuda el blog para tus estudios y no te olvides de este rincón. Un saludo, Gonzalo.

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